No estaba entre los primeros tres puestos de las quinielas, y lo sabía. Por eso, dice, le pilló por sopresa. La escritora canadiense Alice Munro, reconocida este jueves con el Premio Nobel de Literatura 2013, declaró que se trataba, sin duda, de algo "maravilloso", aunque también dijo que es "atroz" que solamente 13 mujeres hayan recibido el galardón. "¿Puede ser posible. Realmente? Es atroz", dijo la escritora durante una entrevista con la televisión pública canadiense CBC pocos minutos después de que se anunciase el ganador del galardón.
Munro, de 82 años, también reveló que fue su hija quien la llamó -a las cuatro de la madrugada en Victoria, la localidad donde reside - para comunicarle la noticia y que la Academia de los Nobel le dejó un mensaje en su contestador porque no se levantó para coger el teléfono. "Es tan sorprendente y maravilloso. No tenía ni idea. Creo que hasta ayer ni supe que estaba en la lista. Estoy aturdida", reveló.
Conocida como "la Chéjov canadiense" -un apodo que ella, insiste, no le gusta nada-, Munro obtuvo el galardón después de varias ediciones en las listas de candidatos. Nacida en Ontario el 10 de julio de 1931, en el seno de una familia prebisteriana de granjeros, ha destacado por una obra cimentada, sobre todo, en sus relatos, cargados de una potencia psicológica que se desarrolla en la vida cotidiana.
"Munro ha alcanzado en su obra, de una manera muy sobria, grandes cotas de hondura y de emotividad. Sus cuentos son emocionantes. Si algún escritor vivo merecía el Nobel por encima de cualquier otro era ella. Es una escritora excepcional", dijo Javier Marías sobre una autora a la que, en un principio, la crítica se refería como "una ama de casa".
"Si algún escritor vivo merecía el Nobel por encima de cualquier otro era ella", comentó Javier Marías.
Hija de una profesora y un granjero, comenzó a estudiar periodismo y filología inglesa en la Universidad de Western Ontario, pero la abandonó al casarse en 1951. Con su primer esposo montó una librería y comenzó a publicar en diversas revistas, pero no editó su primer libro de cuentos hasta 1968, Dance of the Happy Shades. Tres años después, en 1971, publicó una exitosa colección de historias titulada Lives of Girls and Women. Empezó creando cuentos con la idea de ser novelista cuando sus hijos crecieran y le dejaran más tiempo libre que el de la siesta, pero finalmente se encontró más cómoda en un género que ha llevado a otra dimensión gracias a la complejidad moral de sus personajes, mujeres en su mayoría. "Durante años y años pensé que las historias eran la práctica antes de escribir una novela", dijo a The New Yorker en 2012, en una de las pocas entrevistas que ha concendido a la prensa. "Luego me di cuenta de que eran lo único que podía hacer, y a lo que me enfrentaba".
La autora, madre de tres hijas, ha reconocido en algunas ocasiones la importancia de su madre y del universo femenino de su vida para construir su gran territorio literario. Sin embargo, sobre ese tema, hay matices. Cuando en 1961, con treinta años y tras publicar algunos de sus cuentos en revistas, The Vancouver Sun le dedicó un reportaje, lo tituló "Ama de casa encuentra tiempo para escribir relatos" y la fotografió junto a sus dos niñas. Décadas después, la propia Munro explicó que cuando escribía no pensaba en su familia sino en ella misma, buscando un espacio propio más allá del de mujer y madre, y apuntó que sus hijas quizá habrían sido más felices si les hubiese dedicado más tiempo. "Era la sociedad la que consideraba a las mujeres negligentes por hacer algo tan extravagante como escribir, aunque encontré a muchas amigas que leían en secreto y nos lo pasábamos muy bien", ha dicho.
Munro ha explicado que cuando escribía no pensaba en su familia sino en ella misma, buscando un espacio propio más allá del de mujer y madre
Su obra, vinculada al realismo psicológico, está conformada, entre otros, por 13 títulos: Las lunas de Júpiter (1982), Progreso del amor (1986), Amistad de juventud (1990), Secretos a voces (1994), El amor de una mujer generosa (1998), Odio, amistad, noviazgo, amor, matrimonio (2001), Escapada (2004), La vista desde Castle Rock (2008) y Demasiada felicidad, editada en 2009. "Maestra del relato corto contemporáneo" y aclamada por su "armonioso estilo de relatar", según destacaron los académicos suecos en su fallo, recibe el galardón cuatro años después de la rumanoalemana Herta Müller, que lo logró en 2009. De 110 premios concedidos por la Academia Sueca en este renglón, ella es -apenas- la mujer número 13 de ese total que recibe tal distinción.
Una historia...¿masculina? de a literatura universal
La primera en abrir la representación femenina en los Nobel de Literatura fue, en 1909, la novelista sueca Selman Lagerloff, autora de "La leyenda de Gosta Berling". Hubo que esperar hasta 1926 para que Grazia Deledda, hija de aldeanos sardos, lograra el galardón, con lo que se convirtió en la primera y única italiana, hasta ahora, en recibir un Nobel de Literatura.
La noruega Sigrid Undset lo recibió en 1928, un año antes de que publicara Gymnadenia, sobre la crisis existencial que la llevó al misticismo. La siguiente mujer merecedora de un Nobel de Literatura fue, en 1938, la estadounidense Pearl S. Buck, hija de pastores protestantes y que pasó su juventud en China, cuya sociedad retrató en su obra La buena tierra. En lengua hispana, solo una mujer, la chilena Gabriela Mistral, logró el Nobel de Literatura y lo hizo en 1945.
Hubo que esperar 28 años para que, en 1966, la poeta y dramaturga de origen judío Nelly Sachs consiguiera el máximo reconocimiento de las letras, que compartió con un escritor, el también judío Samuel José Agnon. El Nobel de Literatura no volvió a recaer en una mujer hasta 1991, cuando fue otorgado a la sudafricana de origen judío Nadine Gordimer, defensora de la abolición del "apartheid". Toni Morrison fue la segunda estadounidense en lograr el Nobel de las letras, en 1993, tras haber recibido en 1988 el Pulitzer con la novela Beloved.
En 1996, la poetisa polaca Wislawa Szymborska se convirtió en la novena mujer en obtener el Premio, a la que siguieron, la austríaca Elfriede Jelinek (2004), la británica Doris Lessing (2007) y la rumanoalemana Herta Müller (2009).