"He cometido errores y he pagado por ellos, pero a pesar de ello, no les vale. Sé que nunca conseguiré compensarlo". La vida de Elizabeth Taylor siempre estuvo expuesta al ojo público y sus decisiones siempre fueron objeto de crítica. Ahora, salen a la luz más de 40 horas de grabaciones de entrevistas y otros materiales inéditos en un documental que permite conocer en profundidad la versión de la actriz y su respuesta al escrutinio público de una vida que pasó ante las cámaras -de cine y de los paparazzi- desde su infancia.
Elizabeth Taylor: las cintas perdidas es el título de esta película de alrededor de 90 minutos de duración que la plataforma HBO acaba de estrenar, dirigida por Nanette Burstein y que tuvo su estreno mundial en el Festival de Cannes 2024. En ella, se da voz a la protagonista de películas como Cleopatra o La gata sobre el tejado de zinc, de quien no solo trascendieron los detalles de una carrera cinematográfica que arrancó cuando apenas tenía 10 años, sino también una turbulenta vida sentimental en la que sumó ocho matrimonios, lo que despertó la curiosidad de muchos y también las antipatías de algunos.
En declaraciones al periodista Richard Meryman en una entrevista realizada en 1964, Elizabeth Taylor responde acerca de la persona que cree que es a ojos de los demás. "Una mujer que no es de fiar, completamente superficial, no muy guapa por dentro, en general", señala en unas declaraciones que sirven como punto de partida para un documental en el que la propia actriz defiende que no es "ilícita" ni tampoco "inmoral", al tiempo que destaca que las aspiraciones de la estrella de cine en la que se convirtió no siempre se plasmaron en los papeles que interpretó, muchas veces alejados del camino que quería transitar como artista.
La actriz nació en Londres pero se crio en Los Ángeles y allí entró en contacto pronto con los estudios. Tras dejar deslumbrados a los productores y sin pasar un casting previo, rodó su primera película, There's One Born Every Minute (1942). Años después llegó la leyenda: las joyas, sus matrimonios, los escándalos y los falsos ojos violeta, porque ella asegura que se trata de una invención de la prensa y que, en realidad, son de color azul oscuro, así como otros detalles superficiales que matiza en estas grabaciones.
Algunos de los detalles desconocidos que revela Elizabeth Taylor en estas grabaciones hacen alusión, por ejemplo, a alguno de los momentos más delicados que vivió junto a su primer marido, Nick Hilton, cuya primera noche de bodas la aterrorizó, según confiesa, y cuya violencia le causó un aborto. También lamenta que en Hollywood solo se la considerase una "cara bonita" y que, por tanto, tuviera que interpretar algunos papeles que detestaba.
Entre los momentos más duros de su vida, recuerda la muerte de James Dean cuando ni siquiera se había estrenado Gigante (1956), el fallecimiento de Mike Todd, el único marido del que no se divorció, o la ocasión en la que casi muere a causa de una sobredosis de barbitúricos. También recuerda lo cansada que estuvo toda su vida de ser considerada un símbolo sexual y de ser preguntada por ello constantemente, o las críticas que recibió por parte del Vaticano en relación a su vida sentimental cuando se encontraba rodando Cleopatra en Roma.
En cualquier caso, esta película no solo muestra la faceta más íntima y desconocida de la actriz, sino que permite explorar una industria en la que sus protagonistas estuvieron expuestos ante los focos, pero no siempre con su versión real, como fue el caso de Montgomery Clift, Rock Hudson o Roddy McDowall, grandes amigos de la actriz, que se convirtieron en "un santuario para ella". Alguno de ellos fueron verdaderos protagonistas de la cosmética publicitaria para ocultar la homosexualidad a través de una vida sentimental opaca o de matrimonios falsos.
La maquinaria de Hollywood para fabricar estrellas impecables ante la opinión pública, sin embargo, se detuvo cuando el sida sacó a la luz la verdadera vida de algunos los artistas, que se atrevieron -como fue el caso de Rock Hudson- a admitir lo que no todos fueron capaces de confesar. Como relata la propia actriz, ella se convirtió en activista para defender los derechos y la dignidad de sus compañeros y amigos y dar así una buena utilidad a la fama, frente a quienes fomentaban el estigma.