Si el corazón pudiera pensar, se pararía. Esta frase de Pessoa abre las páginas de Lo peor de todo. Memorias de amor (Ariel), un libro en el que Fernando Savater elabora un duelo al tiempo que rinde un homenaje a Sara Torres Marrero, la mujer con la que compartió 35 años hasta que un tumor cerebral se la arrebató. Han transcurrido cuatro años desde su muerte y sólo ahora Savater habla de lo ocurrido.
Se conocieron en la universidad. Ella se presentó y le hizo saber que había ido a una de sus clases. Le pareció un desastre. Pelo Cohete la llamaban, por su peinado punki y rompedor. Una mujer que estuvo en las proximidades de ETA y pasó luego a ejercer la crítica más feroz en contra de la organización criminal. Ella, junto con Savater, impulsó el movimiento Basta Ya y marcó una posición muy dura contra el nacionalismo.
Torres Marrero era una mujer inquieta y de carácter decidido. Así la describe Savater: colaboró en la fundación de la revista de cine Nosferatu y la Semana de Cine Fantástico y de Terror de San Sebastián. Impartió clases de Estética en la Universidad de Zorroaga, en euskera, y se significó públicamente contra el terrorismo. El elogio que hace Savater de la figura de su mujer convierte este libro en un homenaje y una celebración.
En Lo peor de todo. Memorias de amor (Ariel) Savater habla de sí mismo, se sincera sobre su actitud ante la enfermedad de su mujer y recuerda los años más difíciles en el País Vasco, y lo hace a través de la historia de aquella persona con la que lo compartió todo. Por eso, asegura, ha llegado el momento de recoger velas. No escribirá más libros. Qué sentido tiene hacerlos ya, si no está ella. Perder las ganas de vivir no significa tener más ganas de morir que de costumbre, escribe Savater, y por eso este libro celebra lo vivido junto a ella.
Anda lejos Fernando Savater de las posiciones extremas y pesimistas. Nunca las ha tenido, mucho menos ahora. Humanista a contrarreloj -se reparte entre las columnas de prensa, el ensayo y la docencia-, Fernando Savater ha intentado rescatar tanto en sus libros como intervenciones públicas el sentido original de la palabra ciudadanía. Conocido por sus duras críticas contra el nacionalismo vasco y su compromiso con determinadas causas públicas -formó parte de UPyD y apoyó a Ciudadanos- Savater tiene una obra de más de 40 libros de los cuales este, sin duda, es el más personal y humano. Y puede que el último.
Este libro es un homenaje a su mujer, pero eso lo involucra a usted. ¿Cómo aborda la dimensión personal de la pérdida?
No es un libro sobre el dolor. Habla de eso porque es el motivo por el cual escribí este libro. Habla sobre la pérdida de mi mujer. Sin embargo, el libro trata sobre su figura, sobre la actividad que llevamos juntos. Es más acerca de ella que una meditación sobre su muerte.
Cita a Prevert en el libro: “Reconocí la alegría por el ruido que hizo al marcharse”. ¿En usted hasta la pérdida es vitalista?
Dentro de la vida está la muerte, no es un invento mío, ni algo que uno pueda esquivar. Cuando recuerdo a Sara, la recuerdo viva. No es un lamento de su ausencia, al contrario, por mucho que la muerte me haya quitado una riqueza enorme, no me puede quitar lo que pasamos juntos.
¿Cómo y de qué forma se puede pensar la muerte de alguien que, como usted, se comprometió con sus ideas?
Esa lucha y esa batalla que hemos tenido en el País Vasco la llevamos juntos mientras pudimos. Y acaso ahora con menos fuerzas me toca llevarla solo. No se trata de contar una vida idílica, sino de contar también un periodo muy peligroso que vivimos juntos.
¿Qué percepción podemos tener hoy de la situación política en el País Vasco? ¿Frivolizamos acaso?
Se frivolizaba también entonces. Siempre había esa necesidad de disminuir el problema y hoy sigue existiendo. Sigue existiendo el separatismo y los herederos de la violencia que están cobrando el rédito de eso. Por eso es importante denunciar esa frivolización. Hubiese sido más fácil callarnos, pero habría sido mucho peor haber tenido que vivir sometidos. Arriesgarse siempre tiene una contrapartida.
¿Hasta qué punto el cáncer pudo ser una reacción emocional al hecho de ser apartada de la universidad? No podían garantizar su seguridad.
Íntimamente sigo pensando que fue un golpe duro cuando la apartaron a ella de la universidad. Tenía una vocación muy profunda. Siendo joven, aquello fue un golpe. Siendo una persona tan sana, y alguien que seguía todas las normas, porque ni bebía ni fumaba, y que un tumor tan devastador la alcanzara, pienso que tenía un componente emocional. Cuando se lo comenté a los médicos, me dijeron que no había ninguna relación, que no dijera tonterías, pero yo lo creo.
Ha dicho que no volverá a escribir después de este libro. ¿Por qué?
He dicho que no escribiré más libros, pero entregaré mi artículo todas las semanas, pero el libro exige una preparación, implica leer una serie de obras y eso no voy a volver a hacerlo. No tengo ningún estímulo. No escribiré un libro mejor que este. Para escribir otros peores que los demás, no lo haré.
De Cataluña no llegan las mejores noticias. ¿Podría la situación empeorar o equipararse a lo que ocurrió en el País Vasco?
En el País Vasco era más explícita, pero lo que pasa en Cataluña es mucho más grave que lo del País Vasco.
¿En qué sentido?
Porque el País Vasco tiene un peso reducido en España y Cataluña es prácticamente un tercio del país, pero, además, estos brotes violentos que ya existen tienen un recorrido que ha sido documentado. Pero entonces nadie hizo caso. Ahora cuando los han cogido con explosivos, parece que la gente al fin se ha dado cuenta. Además de ser políticamente mucho más grave, podría tener una deriva violenta.
Se repetirán elecciones, ¿qué espera de ellas?
Yo he sido partidario siempre de una unión de fuerzas constitucionales. Lo propusimos y lo hicimos en el País Vasco en un momento clave y me parece que juntar a las fuerzas constitucionales contra el separatismo y contra la violencia es importante. Es muy deseable que los líderes políticos tengan una visión de conjunto en lugar de que cada uno tire para su lado. Sea antes o después de las elecciones, pero la visión de conjunto es imprescindible, porque los problemas son de todos.