Hay clásicos que nunca se olvidan como La Dolce Vita o Cinema Paradiso, pero no solo de ellos viven las instituciones que se encargan de promocionar la cultura de su país más allá del Coliseo. Desde este miércoles y hasta el próximo 1 de diciembre, Madrid vuelve a acoger el Festival de Cine impulsado por el Instituto Italiano de Cultura, que promueve títulos contemporáneos de la cartelera italiana que han sido presentados en Venecia, Roma, Cannes y Toronto. Este año celebra su novena edición y, entre otras actividades, otorgará el premio 'Toda una vida' al compositor Nicola Piovani, que en 1998 ganó el Óscar a la 'Mejor banda sonora original dramática' para La vida es bella, del director Roberto Benigni, y que visitará la capital al igual que otros reconocidos cineastas. Al igual que en las pasadas versiones, las entradas se pueden recoger gratis en la taquilla de los Cines Renoir Princesa a partir de las 16 horas, donde se proyectarán hasta 36 títulos en versión original subtitulada al español. La directora del Instituto, Laura Pugno, habla con Vozpópuli sobre la evolución de este encuentro en la capital. "Antes para el publico en el extranjero el cine italiano era solo el neorrealismo y la comedia a la italiana pero hemos ido demostrando que hay más notas que tocar", señala.
"El Instituto Italiano de Cultura siempre ha tenido una gran tradición cinematográfica, ya en la época franquista ha sido considerado por los españoles un espacio de libertad donde se podían ver películas prohibidas por el Régimen", cuenta Pugno. En el año 2000, el centro lanzó 'La noche italiana', una iniciativa que traía dos películas contemporáneas al mes que aún no se habían estrenado en España. "La respuesta del público y de los profesionales fue un éxito y nos animó a crear un verdadero Festival de los Festivales como cierre de nuestra promoción cinematográfica anual", dice esta escritora y poetisa romana. Con el apoyo de Italia Cinema y de Enel Endesa, el centro logró sacar adelante la primera edición del Festival de Cine Italiano de Madrid en 2008 con proyecciones en 35 mm. subtituladas en español y con los premios al mejor cortometraje y al mejor documental.
Los festivales tienen que adaptarse al paso del tiempo, ya no son simples escaparates"
Licenciada en Letras y Filosofía en La Sapienza de Roma y en Ciencias Políticas en la Universidad LUISS de Roma, Pugno dirige la institución desde 2015 tras una amplia trayectoria como crítica y redactora sobre el Séptimo Arte italiano; guionista y promotora de la cultura de su país. "Decir cuál es mi película preferida sería reductivo, amo todo el cine italiano", reconoce. Desde su llegada, ha trabajado para que el Festival se convirtiera en un lugar "de encuentro e intercambio" que sirviera de apoyo a los jóvenes cineastas que están desarrollando sus proyectos. "Los festivales tienen que adaptarse al paso del tiempo, ya no son simples escaparates", considera. Por eso, este año cuentan con más colaboraciones y secciones que nunca para presentar Italia en todas sus facetas a través de su cine.
Gran tradición
"El ambiente siempre ha sido el de un público que quería conocer nuestro cine contemporáneo. Los profesionales del sector siempre han podido ver la respuesta del público en sala y así decidirse a comprar. Hemos presentado excelentes títulos pensando también en la acogida del público español, como por ejemplo La meglio gioventù, de Marco Tullio Giordana, que luego estuvo en cartelera española durante muchos meses", explica Pugno. "El cine italiano tiene una gran tradición, ha superado el momento de crisis de los años 80 y, a partir de los 90, han ido surgiendo nuevos cineastas que se han visto obligados a superar el peso de tener que emular a los clásicos para no defraudar", celebra. Un ejemplo es Piero Messina, que fue premiado al 'Mejor cortometraje' en el Festival y el pasado mes de septiembre estrenó su primera película: L’attesa (La Espera). La pasada edición, esta cita otoñal con el cine italiano atrajo a 9.000 asistentes, pero pese a estar cada vez más consolidado, el festival sigue sin cobrar las entradas a las salas. "Sigue siendo gratuita porque nuestra misión es promover la cultura, para que sea accesible a todos. Si recorremos la historia del festival podemos decir que hemos trazado una línea de lectura de nuestro cine", responde. "Todos nuestros invitados responden a nuestro esfuerzo y pasión con auténtico cariño y disponibilidad, pero es el público que acude a las proyecciones el que nos reta a mejorar", asegura Pugno.