Todos envejecen y eso es un hecho incontestable que pasa de la broma al pavor cuando uno se acerca o sobrepasa la barrera de los 40 años, una edad a partir de la cual la juventud eterna parece tocar su fin. Las separaciones matrimoniales empiezan a aflorar, las ambiciones profesionales insatisfechas se acumulan en un cuello de botella insoportable y la sensación de situarse en el lugar que uno siempre había deseado se convierte en una quimera.
Sobre todos estos temores habla Fleishman está en apuros, la miniserie de 8 capítulos que ha atrapado a una parte de la audiencia, esa que se encuentra entre la generación X y los primeros millenials, y que sin generar mucho ruido y en una fina línea entre el drama y el humor ácido acumula los mejores elogios entre la crítica y los espectadores. Esta producción está basada en el libro homónimo de Taffy Brodesser Akner, autora también del guion.
El protagonista de esta serie es Toby Fleishman (Jesse Eissenberg), de 41 años, un hepatólogo de un reputado hospital de Nueva York, recién divorciado y con dos hijos, de 11 y 9 años. Su exmujer, Rachel (Claire Danes), la ambiciosa fundadora de una agencia de representación teatral en la gran manzana, desaparece de un día para otro sin avisar a su exmarido, que se ve obligado a compatibilizar su trabajo y sus citas de Tinder con el cuidado de los menores al tiempo que trata de averiguar los motivos de su madre para huir y el paradero en el que se encuentra.
El protagonista es una suerte de Woody Allen un tanto apesadumbrado de más que se pasa la serie formulando una pregunta: "¿Cómo he acabado así?"
En esta situación, recupera el contacto con dos viejos amigos, Libby y Seth, cómplices del drama de una vida que, por muy cómoda que sea, no permite a nadie instalarse en la felicidad absoluta y definida, sino en una insatisfacción y un conformismo creciente, como bien retrataron los españoles Pantomima Full hace poco en un vídeo que generó más columnas y reflexiones en las redes de las que probablemente esperaban.
El personaje principal de esta trama, una suerte de Woody Allen un tanto apesadumbrado de más, se pasa la serie formulando una pregunta: "¿Cómo he acabado así?". Por ello, vuelve al punto de partida, al momento que cambió las cosas de manera irremediable en su vida: la fiesta en la que conoció a su exmujer, la madre de sus hijos y la persona a la que busca infatigablemente por la ciudad desde hace días. Y suena Tonight, tonight, de los Smashing Pumpinks, así que no queda un centímetro cuadrado de espacio para sumar melancolía al momento.
Fleishman y las frustraciones de la vida
"¿En qué estaba pensando?", repite sin parar de evocar el pasado, como si quedara un resquicio para cambiar las cosas. "¿Cómo es tener un matrimonio normal?", se pregunta también mientras contempla escenas idílicas ajenas de parejas a las que admira. Lidiar con las pequeñas y las grandes frustraciones de la vida es una de las prioridades hoy en día para los profesionales de la educación y justo esta educación emocional y afectiva es la principal laguna del protagonista, que busca sin descanso respuestas sobre su relación y sobre sí mismo.
El catálogo de anécdotas que se enmarcan en la famosa crisis de los 40 es casi inabarcable y se convierte en un drama, a pesar de las vidas acomodadas de los protagonistas de Fleishman está en apuros. En esta ficción la vida se le queda grande a casi todos los personajes y las responsabilidades se multiplican de tal manera que uno termina siendo justo lo que detestó en el pasado o, como poco, pasa las tardes en rincones que nunca antes habría deseado. A esto se suman cuestiones de salud mental como la archiconocida ansiedad, las dificultades asociadas a la maternidad o el abandono.
Hay espacio en esta serie también para reflexionar sobre el individualismo y sobre la vía de escape en la que se ha convertido la falta de compromiso
Hay espacio en esta serie también para reflexionar sobre el individualismo y sobre la vía de escape en la que se ha convertido la falta de compromiso. "No te encariñes, la vida de decepcionará igualmente", comenta uno de los amigos de Toby en un momento de la serie, que demuestra, por otro lado, la inevitable tarea de asumir las ausencias y convivir con ellas, al tiempo que se lidia con la tarea de cuidar de los hijos, de los amigos de toda la vida, perseguir las ambiciones profesionales y personales y, todo ello, sin dejar que la nostalgia pinche el globo.