Cultura

¿Era gay Alejandro Magno? La polémica por el documental de Netflix llega al parlamento griego

El líder de la extrema derecha griega ha calificado a la serie como una producción “deplorable, inaceptable y ahistórica”

Uno de los asuntos que se han debatido esta semana en el parlamento griego ha sido el rigor histórico de Alejandro Magno: La creación de un dios, un docudrama de la plataforma Netflix, y que levantó polémica en el país heleno y en redes sociales de todo el mundo por plasmar relaciones homosexuales del conquistador macedonio. Dimitris Natsiou líder del Movimiento Patriótico Democrático, conocido como Niki (Victoria), un partido de extrema derecha, ultranacionalista y con fuertes vínculos con la iglesia ortodoxa griega calificó la serie de “deplorable, inaceptable y ahistórica” y dijo que su objetivo era “transmitir subliminalmente la noción de que la homosexualidad era aceptable en la antigüedad, un elemento que no tiene ninguna base histórica”. Una afirmación que como veremos en este texto es una falsedad en toda regla, las relaciones homosexuales eran una realidad aceptada socialmente en la Grecia clásica, sabemos que Alejandro tuvo relaciones sexuales con hombres, también tuvo varias mujeres, pero no sería del todo preciso encasillarlo en etiquetas actuales como “gay” o “bisexual”.

El líder del partido ultra, muy contrario con las políticas LGTB, llegó a preguntar al Gobierno del partido conservador Nueva Democracia, si tomaría medidas contra Netflix, recibiendo una negativa por respuesta: "El Ministerio de Cultura no ejerce censura, no lleva a cabo acciones que resulten en persecución o prohibición, no manipula, no limita, no controla la difusión de información e ideas ni preventiva ni represivamente", señaló la ministra de Cultura Lina Mendoni, que dijo del documental ser una “ficción de extremadamente mala calidad” y “bajo contenido, plagado de imprecisiones históricas”.

“Me ha sorprendido que, con lo mala que es la serie en general, el debate se haya centrado sobre la homosexualidad, porque es un tema bien sabido, pero yo creo que, como es lo que más morbo ofrece, es donde ha ido toda la opinión pública”, señala Mario Agudo Villanueva, experto en el reino de Macedonia, editor de Karanos. Bulletin of Macedonian Studies, y autor de varios libros sobre este periodo como Macedonia. La cuna de Alejandro, o el recientemente publicado por la editorial Desperta Ferro, Filipo de Macedonia, una detallada biografía sobre el padre de Alejandro.

El historiador señala que no hay ninguna duda sobre que Alejandro Magno tuvo relaciones sexuales con otros hombres: “Sabemos que Alejandro tuvo amantes, como por ejemplo Eusenipo o por ejemplo Bagoas, que era un eunuco de Darío, que cuando Alejandro se proclama rey de Persia, una vez que muere Darío, entra a formar parte de la corte y mantiene relaciones con él. Lo que no tengo yo tan claro es que tuviera relaciones con Hefestión, porque esa relación entre Alejandro y Hefestión está muy contaminada por el mito de Aquiles y Patroclo. Aquiles se supone que es un antecedente mítico de Alejandro, y desde el punto de vista propagandístico, le interesa presentarse como un nuevo Aquiles. Lo que pasa es que en la relación entre Alejandro y Hefestión hay algo que chirría desde el punto de vista de ese tipo de relaciones, que es que son de la misma edad. Entonces, no cuadra con el canon habitual de relaciones que había homoerétricas en el mundo griego”, señala Agudo en una entrevista con Vozpópuli.

Uno de los puntos esenciales que debemos tener en cuenta es que los griegos de hace 2.300 años no contemplaban las relaciones desde las categorías actuales con nuestras divisiones hetero, homosexual, bisexual, etc. En aquel periodo y no siempre de una forma uniforme porque podía cambiar de una polis a otra, estaban totalmente aceptadas y eran comunes las relaciones entre hombres, pero dentro de un esquema de relación de poder entre un adulto y un joven. “En el mundo griego, tanto en Macedonia como en el resto de la Hélade, había relaciones homoeróticas habituales. Es decir, había muchas parejas formadas por lo que se llamaba el erastés, que era el amante, y el erómenos, que era el amado. Normalmente, el amante era un adulto y el erómenos era un joven, un joven o niño. Es decir, que eran relaciones homoeróticas de corte pedófilo”, indica Agudo.

Preguntado por otras inexactitudes de la serie, Agudo se muestra muy crítico con el producto de Netflix, por sus graves errores a la hora de representar el armamento, indumentarias, formaciones y tácticas de combate, por el "brutal orientalismo": “Seguimos viendo una representación muy acentuada de un mundo exótico, desordenado, entregado al lujo, tiránico, que poco tiene que ver con lo que pudo ser realmente el mundo persa”.

Además destaca afirmaciones muy controvertidas por parte de especialistas como que Filipo, padre de Alejandro, se casó con Cleopatra porque venía de la crisis de los 40; o el uso de nombres abreviados de los principales personajes (Alex, Ptol o Hef) en las dramatizaciones. "Aparecen especialistas y eso le da una verosimilitud bastante importante, porque las personas que no son especialistas en la materia, cualquier persona normal y corriente que ve la serie, ve a un especialista decir una cosa y lo da por bueno. Si fuera una película, como por ejemplo la de Oliver Stone, pues es una película. Es un relato, el director ha optado por un relato y no por otro y ya está. Es una creación y ya está. Pero cuando tú revistes eso de documental con aportaciones de especialista, le estás dando otra dimensión, se pretende que sea riguroso, pero este documental no lo es", concluye Agudo.

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