El matrimonio formado por la diputada socialista (y más tarde presidenta del Congreso) Meritxell Batet y el también parlamentario José María Lassalle (secretario de Estado de Cultura con el PP durante el mandato de Mariano Rajoy) se convirtió en la pareja más original del Congreso de los Diputados tras su boda en 2005. Sentados en bancadas opuestas, ambos lograron lo que no siempre se alcanza en los pactos políticos: un consenso (sentimental, eso sí) entre miembros de dos partidos que parecen condenados a no entenderse jamás.
Con unos mimbres parecidos a los de esta historia llega ahora a los cines la comedia española Políticamente incorrectos, una apuesta para la semana de resaca electoral muy necesaria tras las elecciones de Galicia en las que el PP ha resultado ganador, que trata de quitar solemnidad y gravedad a la crispación y la polarización que emerge casi a diario de las sesiones plenarias.
Su directora es Arantxa Echevarría, cineasta que debutó en el largometraje con la premiada Carmen y Lola (2018), ha competido recientemente en los Goya con la película Chinas y ha sabido combinar el cine más autoral con las comedias dirigidas a un público más amplio, como es este caso y el de La familia perfecta (2021). Actualmente, se encuentra rodando Infiltrada, película en la que aborda la historia real de una joven policía que se infiltra en ETA.
Políticamente incorrectos presenta en escena a dos partidos con ideologías irreconciliables: Nueva Izquierda y España Liberal. Durante la inauguración de un pantano, Laura (Adriana Torrebejano), una perro-flauta responsable de las redes sociales del partido progresista, y Pablo (Juanlu González, un pijo que busca protagonismo en el partido de derechas del que forma parte, son abandonados en este paraje alejado y, tras ser encontrados con vida, se convierten en las nuevas promesas de sus respectivos partidos. De la noche a la mañana, se sienten obligados a ser enemigos cuando han estado a punto de ser más que amigos.
Para Torrevejano, que interpreta a la joven política de Nueva Izquierda, lo más inspirador de los políticos para interpretar su papel ha sido "la lucha absurda por faltarse al respeto", que a su juicio "roza el ridículo". "Deberían ser unos referentes para nosotros. A veces el parlamento es un plató de televisión", ha lamentado la actriz en declaraciones a Vozpópuli durante la jornada de entrevistas del equipo de la película, que se estrena este viernes en los cines.
Por su parte, el actor Gonzalo de Castro, que interpreta al líder del partido de izquierda en esta película, hace referencia a la "impostación", a esa capacidad para "crear un personaje duro que hay que aguantar y soportar todos los días", mientras que María Hervás (jefa de prensa del líder de izquierda) alude a esa capacidad para tomarse "tan en serio", mientras que los ciudadanos les ven "todo el tiempo las grietas". "¿Se han creído tanto su personaje que realmente no las ven o cuando llegan a casa piensan en lo absurdo que son?", se pregunta.
Políticamente incorrectos y la "esperanza" del partido
En el caso de la derecha, el partido España Liberal está compuesto por tres personajes capitaneados por una líder con rasgos y características reconocibles por el espectador, a quien el personaje de Raúl Cimas (que da vida aleje de prensa de derechas) se refiere en esta película como la "esperanza" del partido. Sin embargo, más allá del peinado y de algún guiño concreto, la actriz que lo encarna, Elena Irureta, asegura que no fue el "referente" para rodar Políticamente incorrectos. "Vimos que me parecía a ella y nos hizo gracia, pero no estaba pensado ni se pretende hacer burla. Le hará gracia porque nos parecemos, pero no me he inspirado en ella", asegura.
"Su obsesión es no cometer un error. Acertar ni se lo plantean"Raúl Cimas, actor
Cimas, por su parte, cuenta que para el rodaje de Políticamente incorrectos ha rescatado al personaje que interpretaba en la comedia Museo Coconut, "un tipo bastante desagradable en sus formas y en su manera de ver la vida, muy altivo", al tiempo que ha tenido como inspiración a "un vecino, Miguel Ángel García", que, según asegura, "no tiene que ver con nadie de la política ni es asesor de nadie".
"Los políticos pocas veces se muestran como personas, ellos mismos son personajes", señala Cimas, quien considera que los representantes públicos tienen "una pose" mayor que los actores. "Su obsesión es no cometer un error. Acertar ni se lo plantean", agrega el cómico, que pone de relieve la "lucha" que escenifican y que trasladan al ciudadano, que "sufre por eso".
"Le viene bien a la política un poco de frivolidad, no tomárselos tan en serio en todos los momentos. Hay muchos palos sosteniendo esto, porque también está el debate en televisión, que genera mucho, y si no hay un debate grande habrá que crear alguno. A veces hay un asunto importante pero otras se ha visto a gente enfrascada en auténticas chorradas. El móvil, el peinado o unos despachos. La gente tiene otros problemas", critica el actor.
"Cuando sobre el humor baja el drama", comenta Juanlu González sobre el propósito de Políticamente incorrectos, convencido de que "cuando se quita importancia a las cosas y se es capaz de hacer un chiste sobre ellas es cuanto nos podemos relajar, a darle naturalidad y a profundizar en los problemas." "Esta película se ríe de todo y le quita hierro a toda esta polarización política de la que tanto hablamos", sostiene.
Sin_Perdon
Apuesto un salario a que no, que "Políticamente incorrectos" no es nada políticamente incorrecta. ¿Habla de las vacunas, las mascarillas, la corrupción política, la viogen, el aborto, la inmigración, la degeneración de los servicios públicos, el aumento de la delincuencia, el separatismo, los altos impuestos, la degradación política y social, el adoctrinamiento escolar, los medios vendidos,...?. ¿Cuantos de estos temas "políticamente incorrectos" son tratados? ¿Cero o ninguno?. Claro, falta otro, las subvenciones públicas al cine español. No conviene morder la mano que te da de comer. Mientras, hacen como que nos entretienen.