Cultura

'Gladiator 2', simios dopados y tiburones en el Coliseo en una cinta más violenta y sangrienta que la primera

Paul Mescal y Pedro Pascal protagonizan la secuela del thriller histórico que en el año 2000 protagonizó Russell Crowe, y que llega el viernes a los cines

  • Fotograma de 'Gladiator 2' -

Hace un año se hizo viral una pregunta que algunas mujeres hicieron a sus parejas, padres o amigos: "¿Con qué frecuencia piensas en el imperio romano?". A esta cuestión, la mayoría de los varones respondieron que aquel asunto rondaba sus cabezas todas las semanas e incluso todos los días. "Estoy segura de que todos creen que son emperadores, pero trata de imaginar que eres un esclavo. Se ve un poco diferente desde ese punto de vista", afirmó la historiadora británica Mary Beard durante su conferencia en la Fundación Juan March en octubre de 2023 en referencia a aquella tendencia y su relación con el poder y la masculinidad. En aquella charla, confesó también ser amante de la película Gladiator y estar "encantada" con la secuela en camino. "No puedo esperar", dijo. Ahora, un año después, llega a los cines la deseada segunda parte, con la que Ridley Scott está dispuesto a calmar las ansias de todos, especialmente de quienes buscan satisfacer sus "fantasías masculinas", en palabras de Beard, pero también de quienes, como ella, solo buscan un retrato más reciente en la escasa filmografía sobre la civilización romana. 

Antes de empezar a hablar de las claves de Gladiator 2, que se estrena en los cines de todo el mundo este viernes, 15 de noviembre, conviene destacar un detalle importante: Ridley Scott, responsable de hitos del cine como Alien o Blade Runner, cumplirá 86 años a finales de este mes, pero eso no le ha restado ganas ni fuerzas en su empeño por conseguir la experiencia más extrema que uno pueda imaginar en el anfiteatro romano, una continuación de su película estrenada en el año 2000, en la que las batallas y los encuentros cuerpo a cuerpo parecen ahora despertar todos los sentidos del espectador más allá de la vista y del oído. "Sujétame el té", le habrá dicho el director británico a quienes piensan que la edad está reñida con la capacidad para recrear en el cine las imágenes más salvajes y brutales sin perder algo de aquello por lo que ha recibido tantos honores. Precisamente, ese ímpetu puede haberle llevado a pasarse de frenada en su nueva película.

La acción de Gladiator 2 transcurre 15 años después del momento en el que Máximo muere en la arena, a la vista del pequeño Lucio. Aquel niño ahora adulto regresa forzado al Coliseo, donde su sed de venganza y su voluntad por devolver justicia, paz y gloria al pueblo romano le otorgan la fuerza suficiente para luchar con furia. Paul Mescal se mete en la piel de este temible gladiador, mientras que Pedro Pascal es Marco Acacio, un general leal al imperio y a su esposa, Lucila, que interpreta Connie Nielsen. Por su parte, los emperadores gemelos Geta y Caracalla, narcisistas, caprichosos, arbitrarios y despiadados, están interpretados por Joseph Quinn y Fred Hechinger, mientras que Denzel Washington da vida a Macrino, un hombre de negocios con una ambición ilimitada y el personaje más juguetón, capaz de manipular al espectador. El elenco es inmejorable y consigue levantar la película en todo momento. 

Violencia, lenguaje universal

"La violencia es el único lenguaje universal", señala uno de los personajes de este filme. Ridley Scott traslada de nuevo al espectador a la antigua Roma sin perder de vista los debates políticos que permanecen inalterables en el tiempo y, a la vez, reproduce combates sangrientos, funciona también en algunos momentos como alegato antibelicista y en defensa del pueblo, en contra del poder tirano y abusivo. El problema puede llegar para muchos cuando la credibilidad se pierde desde el comienzo mismo de la película y, ya sea por el exceso de efectos especiales como por el recurso de elementos anacrónicos, la historia hace aguas y el músculo que se exhibe en los combates se convierte en una mera acumulación de testosterona mal encauzada. 

Los efectos, las exageraciones y el desmadre histórico está al servicio del espectáculo en esta ocasión, una pena si se tiene en cuenta la fantástica ambientación que consigue a través del vestuario, los decorados o las maquetas

Ni las batallas navales ni mucho menos las fieras, unos simios ultradopados más propios del género fantástico que del thriller histórico, parecen apropiadas en Gladiator 2, un filme que, además, ha recibido las críticas de historiadores por llevar tiburones al Coliseo o representar a los romanos bebiendo café y leyendo prensa. Ya en su visita a Madrid en noviembre de 2023 para presentar Napoleón, Ridley Scott señaló a esta redactora de Vozpópuli que su intención era resultar "divertido" y "no exacto" en torno a la figura de un personaje sobre el que se había escrito tanto. Está claro que las exageraciones y el desmadre histórico están al servicio del espectáculo en esta ocasión, una pena si se tiene en cuenta la fantástica ambientación que consigue a través del vestuario, los decorados o las maquetas, así como la recreación de calles durante el rodaje que tuvo lugar en Malta y Marruecos, aunque es cierto que el cine cuenta con la ventaja, precisamente, de permitirse esas licencias. En cualquier caso, en el equilibrio entre la realidad y la ficción, lo que realmente expulsa al espectador de la película no es tanto la verosimilitud, sino el apego de Scott por los efectos visuales más allá de lo estrictamente necesario, donde nadie lo pidió y, sobre todo, donde nadie lo habría echado en falta. 

No obstante, es difícil entender una segunda parte de Gladiator comedida y discreta, algo que Ridley Scott se toma muy en serio en la puesta en escena de esta película, que resulta salvaje, violenta, sangrienta, más aterradora y visceral que la primera, más épica y grandiosa pero también sucia y excesiva en la perspectiva que propone, con demasiado foco en la violencia, símbolo y destino último del filme. El resultado, pese a llevarse un cuarto de siglo de distancia respecto a su predecesora, parece vivir a la sombra más de la cuenta de aquella primera parte, que recaudó 465 millones de euros en los cines. Aquí se reviven varios pasajes de aquel filme del año 2000, con la presencia de Russell Crowe, y se produce un guiño al espectador más fanático con las melodías de la banda sonora de Hans Zimmer. Pese a todo lo malo que se puede decir, y lo bueno que se puede destacar del filme, está claro que Gladiator 2 tiene suficientes ingredientes para entretener y convertirse en el taquillazo de la temporada. 

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