Cultura

Gloria Lomana: “No hay ninguna persona en este país que haya resistido 13 años en un puesto como el mío”

Tiene más de cuarenta años de carrera periodística, trece de ellos como directora de informativos de Antena 3, cargo que ocupó hasta 2016. Ese tiempo de su biografía dedicado al

Tiene más de cuarenta años de carrera periodística, trece de ellos como directora de informativos de Antena 3, cargo que ocupó hasta 2016. Ese tiempo de su biografía dedicado al oficio se nota, y mucho. Nada más llegar al lugar acordado para esta entrevista, Gloria Lomana mira a su alrededor. Busca cuál es el lugar más propicio. La luz. El ruido. Esta silla no, que tiene listones y da efecto con la americana. Mejor aquella. El micrófono corbatero recoge el sonido ambiente, advierte. Qué plano vas a usar, pregunta... Lomana examina todo, lo mide todo. Le puede el acto reflejo del perfeccionismo.

Nada más llegar al lugar acordado para esta entrevista, Gloria Lomana mira a su alrededor. Lo mide todo. Lo examina todo. Le puede el acto reflejo del perfeccionismo

Tras cerrar su ciclo en televisión, Lomana recibió una propuesta: escribir una novela. Nunca había escrito una, tampoco se lo había planteado. Ella aceptó y se dedicó, contrarreloj, a terminarla. Se trata de Juegos de poder (La Esfera de los libros), un thriller que ella describe como un House of cards a la española. La historia comienza con un funeral. De ahí en adelante, las cosas se ponen serias. Mejor dicho, oscuras. Periodistas, policías y políticos que entran y salen de la trastienda mediática. 

En el centro, un personaje tira del hilo: Marcelo Russo, un hombre que quiere el poder y será capaz de cualquier cosa para conseguirlo. Comprar, amenazar, extorsionar. Una herramienta le resulta  más útil que cualquier otra para conseguirlo: la información. Russo utiliza noticias falsas,  bulos y medias verdades. Las introduce en las redes. En las portadas,  las tertulias e informativos. Con ellas pretende medrar las instituciones, quebrarlas, para entrar en ellas.

Tras cerrar su ciclo en televisión, Lomana recibió una propuesta: escribir una novela. Nunca había escrito una, tampoco se lo había planteado. Ella aceptó

Todo en Juegos de poder es ficción, dice Lomana. Sin embargo, los políticos, partidos e instituciones aludidas no pueden ser más reconocibles. ¿Vendetta de algún tipo? En absoluto, responde Gloria Lomana, sin entrar demasiado en detalles. En sus años de profesión ha visto muchas cosas. Ella se ha limitado a utilizar una parte de esa bitácora personal para construir este libro. No quiere Lomana entrar a hablar demasiado de la actualidad, tampoco de su salida del Grupo Atresmedia. Está en otra etapa, asegura. Han sido muchos años sin bajarse de "la montaña rusa de la actualidad". Así que ella, de momento, a lo suyo. Escribir le ha gustado, y mucho. Y aunque no descarta comenzar a pintar, prefiere centrarse. Ella ha venido aquí a hablar de su libro. 

¿Se puede usar la ficción para decir unas cuantas verdades?

La ficción es un género maravilloso, la novela en especial, porque llega a muchísima gente, sobre todo si usamos un lenguaje sencillo y periodístico,  y si te inspiras en vivencias, conocimientos y experiencias. Con eso combinas elementos suficientes para hacer una novela con personajes ficcionados pero que circulan por una etapa de la historia reciente española y donde hay unos episodios económicos y políticos que sí que pueden llegar a resultar reconocibles –Lomana responde con frases largas en las que inserta varias veces la misma idea, como quienes hablan con la certeza de que será editados–.

"Se usa a los periodistas, se intenta captar información, manipular y desvirtuar para obtener el poder"

A través de este oscuro personaje, Marcelo Russo, condensa 25 años de la historia de España. Usted vivió ese tiempo en un lugar significativo. ¿Hay más sombras que luces en ese repaso que hace en estas páginas?

En Juegos de poder claramente hay más luces que sombras. La editorial me encarga hacer una novela lo más parecida a un House of cards en España y donde los personajes, de unas características semejantes a la serie, ambicionan poder y dinero, utilizando la información para hacer favores unas veces y para extorsionar en otras. Salen desde luego muchas sombras en la novela. Se usa a los periodistas, se intenta captar información, manipular y desvirtuar para con eso obtener el poder que el personaje quiere y de esa manera hacerse con otros poderes y por tanto controlar todo. Conquista todos los poderes, incluyendo las redes: introduce bulos, lanza verdades a medias, para genera portadas, tertulias en radio y de ahí, influir en la vida política y llegar al parlamento.

Muchos editores con poder en España, no tanto como Russo claro, han sido escarmentados por su propia ambición o  la dinámica del mercado. Algunos han desaparecido, a otros los han sacado de sus puestos, otros se han dado de bruces con sus propias empresas

Yo creo que los editores, como los periodistas, nos hemos ido adaptando a los cambios tecnológicos. Aquí estamos hablando de otra cosa. No hablamos de un editor que haya tenido que adaptarse. Esta es una ficción y tampoco se puede pensar que los medios actúan todos de esa manera, porque estaríamos algo terrible. Estaríamos hablando, en ese caso, si un editor utiliza y fabrica la información en su propio beneficio…

¿Pero qué editores no han publicado información que repercuta en su propio beneficio?

(Gloria Lomana sigue de largo ante la pregunta y continúa)… creando una opinión púbica  a su medida, desinformada, manipulada en su beneficio.  El resultado de eso es un daño real a la democracia. Esa es una de las reflexiones que deja el libro.

"Una empresa tiene una línea editorial y es maravilloso que la tenga, porque así da pluralidad a la sociedad y además da trabajo a periodistas"

¿Cuántos editores no han hecho eso? El beneficio puede ser una causa personal, empresarial, de ego... El beneficio puede ser de todo tipo.

Las causas empresariales siempre son nobles si no tienen los comportamientos que estamos describiendo en Juegos de poder. Una empresa tiene una línea editorial y es maravilloso que la tenga, porque así da pluralidad a la sociedad y además da trabajo a periodistas, y si hablamos de una televisión imagínate: a realizadores, a grafistas, iluminadores. Las empresas si tienen hábitos, saludables, si trabajan para hacer periodismo y para informar sobre hechos y la verdad, y a partir la línea editorial de cada cual. Otra cosa es que alguien quiera servirse de los medios de comunicación en su propio beneficio, utilizando la empresa como canal para aprovecharse, a los periodistas para manipular, inventar y hacer esos alternativos, y a partir de ahí unas veces vender favores y en otras hacer extorsiones. Claro que la información es poder, incluso cuando se utiliza bien, de eso no cabe ninguna duda, pero si se utiliza mal, eso es terriblemente nocivo y perverso, con un daño real que impacta en la sociedad y la democracia. Y es que el riesgo está además en los países occidentales. Lo vemos ahora. En los últimos años hablamos de la post verdad, que es un eufemismo de las 'fake news'. Hemos pasado en nada, en un suspiro, de la postverdad  a la cyber basura. Es la misma manipulación pero impactando con una potencia exponencialmente superior. Ese es el riesgo que tengamos a alguien como se describe en Juegos de poder, un ciudadano Kane, trabajando en su propio beneficio.

"Si me pedían un House of cards en España quería partir de supuestos absolutamente serios"

¿Por qué elige una novela para plantear esto y no un ensayo?

Lo hice porque me lo propuso la editorial. No me había planteado escribir una novela antes. Estaba en un momento dulce de recuperar mi tiempo, no sólo familiar, sino personal: para poder viajar, hacer tus hobbies,  para pensar incluso. Eso sin dejar el periodismo, porque soy periodista y lo seré toda mi vida, pero necesitaba bajarme de esa montaña rusa  de intensidad que había vivido. Cuando me lo propusieron, no tuve miedo a la página en blanco. Hice un guion para ver cómo lo plantearía.  Si me pedían un House of cards en España quería partir de supuestos absolutamente serios, me inspiré en La verdad de Martin Baron. También en  otros personajes de la historia, ahí está Fouché, por ejemplo. Me pareció un género maravilloso tras estudiarlo y asumí el reto.  

Esta novela coincide con el fin de capítulo como directora de informativos  de Antena 3, queda la tentación de pensar que lo ha escrito como una Vendetta.

No conozco  nadie que piense que podría tener una razón, ni siquiera yo –responde Gloria Lomana sin repetir la frase o la palabra vendetta, como protegiéndose de un entrecomillado-. Y, sobre todo: termino una etapa porque tengo derecho a bajarme de esa  montaña rusa de intensidad. No hay ninguna persona en este país que haya resistido 13 años, 24 horas al día, en un puesto como el mío. Tuve que hacer muchas renuncias familiares y personales. Cuando comienzo otra etapa que ofrecen algo que es el sueño de cualquier periodistas. Yo nací periodista y siento la pasión de escribir. Me pregunté en ese momento si sería capaz de hacerlo. Tuve que sentarme a escribir ese guion para comprobarlo. Ha sido un gran reto.

"No hay ninguna persona en este país que haya resistido 13 años, 24 horas al día, en un puesto como el mío"

¿Qué es más difícil de controlar una novela… o un informativo?

Yo no hablaría de dificultad, sino de responsabilidad. Cuando haces un informativo estás dirigiéndote a millones de espectadores. Es un trabajo en equipo, no lo puedes hacer solo. Es muy bonito, un trabajo en equipo donde las jerarquías se respetan. De los informativos de Antena 3 no tengo más que maravillosas palabras porque ha sido la mejor culminación de una carrera profesional de casi 40 años. La novela es otra cosa, es una introspección. Es una marcha hacia tu propio desierto e implica mucho trabajo. Por eso lo disfruté. Esa es mi manera de trabajar.

Este año hemos vivido episodios trágicos: desde las oscuras muertes de Barberá o Blesa hasta Cataluña. ¿España está en un proceso catártico? ¿O es una tragedia sin catarsis?

Estamos saliendo del problema más grave que ha vivido la democracia española en los últimos 40 años. Creo que estamos recuperando la convivencia, la ley, la constitución, el Estatuto, el voto y sobre todo el diálogo. A partir de este tema, todo lo demás me parece que lo podemos colocar en otra dimensión. En España han ocurrido cosas buenas. Hemos hecho una transición ejemplar en la monarquía. Tenemos unos reyes que están a la altura de lo que España necesita. Tenemos que quedarnos con esa catarsis, analizando los problemas pero también pensando que los españoles no lo hacemos todo mal. Este es un complejo al que ya deberíamos poner fin. La leyenda negra es una mochila muy pesada que llevamos en la espalda. Hay que ver las cosas que se hacen mal y corregirlas lo antes posible, pero también tenemos que aprender a hacer las lecturas de lo positivo que tenemos. Estamos saliendo de la crisis, estamos en una situación económica un poco más favorable, tenemos que crear empleo y pensar en las necesidades reales de las personas.

"La leyenda negra es una mochila muy pesada que llevamos en la espalda. Hay que aprender a hacer las lecturas de lo positivo que tenemos"

El periodismo y el thriller combinan, usted ha escrito uno. SI pudiésemos asignar un género literario a la España de hoy, ¿cuál sería… una comedia, un thriller, una tragedia?

El dibujo que yo hago en Juegos de poder se puede adaptar a una parte de la realidad que uno haya podido conocer, y otra parte de ficción que son ingredientes para ese thriller. Pero es muy difícil catalogar situaciones de tanta complejidad como las que vivimos y reducirla a un género literario. Depende, si miramos Cataluña podemos ver una tragedia, un día; un comedia, otro; saltar a la farsa.

¿Qué opina del papel de Soraya Sáenz de Santa María y su relación con los medios?

En este momento estoy hablando de este libro. Cuando termine el libro, me dedicaré a otras tareas y el periodismo de esa manera. Ahora no estoy en ese análisis político

¿Hay alguien que se haya sentido aludido por sus personajes en el libro que le haya dicho algo?

No. Y tampoco creo que nadie se reconozca en un personaje como éste. En eso estoy muy tranquila.

¿Se puede defender una verdad con la ficción?

Con la ficción y con cualquier género. La verdad es una posición ética de la persona más allá del periodista, del escritor, del artista.  La verdad es una obligación ética y que hace que el periodismo tenga razón de ser.

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