Mijaíl Gorbachov (1931) fue el último presidente de la Unión Soviética. Llegó al poder con el propósito de reformarla y modernizarla y terminó por darle sepultura. Fue el rostro de la Perestroika y la glásnot. Apoyó la reunificación de las dos Alemania dentro de la OTAN y cambió el panorama político de un mundo hasta entonces en Guerra Fría. Para unos fue uno de los mejores líderes de la historia del siglo XX, para otros un traidor. ¿Todo cuanto consiguió fue el fruto de una convicción o el resultado de circunstancias que él no controlaba del todo?
En las páginas de la biografía Gorvachov. Vida y Obra, publicada ahora en español por el sello Debate, William Taubman se propone una investigación que aspira reunir la mayor cantidad de puntos de vista del hombre que hizo añicos el edificio soviético. Taubman, profesor en el Amherst College en Massachusetts, que ganó un premio Pulitzer por su biografía de Khrushchev, en 2003, ha utilizado sus entrevistas con Gorbachov, así como las transcripciones y documentos de los archivos rusos, conversaciones tanto con miembros del Kremlin como con sus enemigos más destacados.
¿Cómo un reformista encubierto fue elegido por lo más conservadores para dirigir la URSS? ¿Era sólo coraje o falta de plan?
Este libro no pretende responder a esa única pregunta sino a las muchas otras que permanecen aún respuesta, asegura su autor. ¿Fue Gorvachov un líder excepcional o un personaje aplastado por sus propias carencias? ¿De qué forma el líder que precipita la caída del Muro de Berlín termina aplastado por el Golpe de Estado en su contra? ¿Cómo un reformista encubierto fue elegido por lo más conservadores para dirigir la URSS? ¿Era sólo coraje o falta de plan? ¿Por qué no tuvo capacidad de prever la explosión de los nacionalismos que desembocaron en el desmembramiento de la Unión Soviética? ¿Gestionó un escenario global en detrimento de un polvorín interno?
William Taubman procura un retrato de conjunto para ilustrar cómo del joven hijo de campesinos se convertiría en el artífice del desmantelamiento del sistema soviético, cómo ascendería a la cumbre de un régimen diseñado controlar a sostener un territorio común con el presidente Ronald Reagan, y cómo permitiría que la URSS se cayera a trozos. A lo largo de estas páginas, Taubman se propone aportar intuiciones d un personaje, a su juicio, de difícil comprensión.
Quién traicionó a quién, se pregunta el biógrafo. La mayor contribución de Gorbachov fue proporcionar a los rusos la libertad de expresión y una democracia multipartidista, explica Taubman. Sin embargo, puertas adentro, permitió que las cosas acabaran de la peor forma posible: crisis sucesivas de poder territorial, el aislamiento y práctica necrosis de Europa del Este. ¿Por qué, tras la caída del Muro de Berlín, no convocó al politburó y en cambio sí propició acercamientos y fotos de grupo con George Bush, Margaret Thatcher y François Mitterrand?
El libro releva algunas contradicciones ideológicas de Gorvachov en a través de los diarios del consejero de Estado e historiador Anatoly Chernyaev, quien acusa al líder de intentar reformar errores de bases que ni él mismo conocía ni llegaba a comprender y que terminaron estallándola en las sucesivas crisis económicas, que ignoró y desatendió al tiempo que su popularidad internacional aumentaba. Sobre la guerra en Afganistán, que llevaba en marcha más de cinco años cuando se convirtió en líder del Partido, la biografía señala posiciones contradictorias: la insistencia en una retirada, un propósito que convivió con las escaramuzas más dramáticas así como el aumento de las tropas soviéticas, que de 1985 hasta 1986 pasaron de 100.000 a 120.000.
“No era su guerra, pero al no poderle fin la estaba convirtiendo en suya”, asegura el antiguo embajador norteamericano en Moscú Jack Matlock Jr. Algunos rasgos de los reveses de política interna apuntan algunos claros sobre las enormes contradicciones: el apoyo de la KGB y del propio ejército a distintas facciones dentro del Partido Comunista afgano, para sembrar la rivalidad. La política doméstica no es, pues, un desencadenante de su hundimiento, sino un rasgo del comportamiento de Gorvachov. Una biografía cuya vocación de exhaustividad ha sido señalada por algunos críticos como insuficiente en escenarios bélicos y domésticos, al mismo tiempo que dibuja la transformación a la que aspiraba un líder no del todo lo suficientemente dotado para llevar a cabo un proyecto cuyas inconsistencia propician las más enconadas contradicciones de la Rusia actual.