Bisnieto, nieto, hijo, sobrino, hermano y tío de artistas. Emilio Gutiérrez Caba pertenece a una de las dinastías de actores más importantes y longevas del país y todo apunta a que la tradición familiar seguirá perpetuándose. A esta profesión se dedicaron su bisabuelo Pascual Alba, experto en el género chico; su abuela Irene Alba; sus padres, Emilio Gutiérrez e Irene Caba; su tía, Julia Caba; sus hermanas, Irene y Julia; y su sobrina-nieta, Irene Escolar, una de las actrices imprescindibles del teatro y del cine contemporáneos.
Ahora, Gutiérrez Caba (Valladolid, 1942) repasa una trayectoria cinematográfica que este año cumple seis décadas con unas memorias que publica la editorial Cátedra en las que contempla su trayectoria como un "espectador", tal y como él mismo señala en el prólogo, y en las que también cuenta algunos secretos y anécdotas desconocidas en las que no se muerde la lengua.
Así, dedica un capítulo a la mayor parte de películas que componen su filmografía, en la que ha trabajado con nombres capitales del cine patrio como Carlos Saura, Mario Camus, Eloy de la Iglesia, José María Forqué, Jaime Chávarri, Pedro Almodóvar, Álex de la Iglesia o Pedro Almodóvar, y deja al descubierto algunos de los acontecimientos más divertidos del cine, tal y como recoge Vozpópuli.
La suerte en el cine le llegó un mes de julio de 1963, cuando hacía la mili en la sede de la Región Aérea Central, en la calle Quintana de Madrid, y vivía en la calle Mayor de la capital junto a su padre, sus dos hermanas y el marido de uno de ellas.
El cabo primero le dio permiso para rodar en agosto Como dos gotas de agua, protagonizada por las hermanas gemelas Pilar y Milagros Bayona, conocidas popularmente como "Pili y Mili", que "siempre iban acompañadas por su madre". Tras poner fin a esta primera experiencia, la primera de muchas, el actor experimentó una sensación que se repitió a menudo: la nostalgia y el "sentimiento de pérdida" cuando se termina un trabajo.
Cuenta el actor que durante el rodaje de El misterioso señor Van Eyck, uno de sus compañeros, el "inefable" Espartaco Santoni, empezó a "remolonear" cuando tuvieron que memorizar un texto complicado de una de las secuencias y, ante la cámara, en lugar de responder con las líneas del diálogo que aparecían en el guion, contestó con frases del padrenuestro
A continuación llegó Tengo 17 años, de José María Forqué, película en la que conoció a Rocío Dúrcal, de quien recuerda cómo "alegraba las mañanas y las tardes con su sonrisa y su eterno buen humor", y fue el rodaje de El misterioso señor Van Eyck el que le permitió volar por primera vez, en un avión que lo llevó a Mallorca. Sin embargo, volar fue la menor de sus sorpresas, puesto que en este proyecto ("un filme para recordar lo menos posible") descubrió "la incapacidad de actuación de muchos pretendidos actores".
Cuenta el actor que durante el rodaje de esta película, uno de sus compañeros, el "inefable" Espartaco Santoni, empezó a "remolonear" cuando tuvieron que memorizar un texto un tanto complicado de una de las secuencias. Ante la cámara, en un momento, el actor se bloqueó y, cuando consiguió hablar de nuevo, en lugar de responder con las líneas del diálogo que aparecían en el guion, contestó con frases del padrenuestro. "Agustín, no te preocupes, que esto se arregla en el doblaje", le respondió el artista venezolano al director de la cinta, Agustín Navarro.
También hay en este libro espacio para las experiencias más incómodas. Uno de los momentos más embarazosos para Gutiérrez Caba ocurrió ante la cámara con el rodaje de La llamada (1965), de Javier Setó, en la que compartió protagonismo con Dianik Zarakowska, "una actriz de nacionalidad incierta", y en sus palabras, muy atractiva, con quien se tuvo que tumbar en una cama. Él, sin ropa; ella, apenas con una "braguita blanca con puntillitas". "Uno de sus senos me rozó el hombro y constaté que mi situación era alarmante", confiesa el actor que, según señala, pudo controlar la situación.
Gutiérrez Caba y el "polémico Médem"
En 2017, Julio Médem inició el rodaje de El árbol de la sangre y contó con Gutiérrez Caba y María Luisa Gavasa para dar vida a un matrimonio "terrible, convencional y gris". Aquella película recibió una acogida "poco entusiasta" entre los críticos, y aunque al actor le gustaba su desarrollo y su final, no le convenció del todo el reparto, que "sufría desigualdades en la calidad".
"Esto de las redes sociales está haciendo mucho daño a la hora de elegir protagonistas; algunos directores y directoras de reparto se dejan seducir por los cantos de sirena de Twitter", lamenta. ¿Se refiere, quizás, a Úrsula Córbero, o a Álvaro Cervantes, ambos protagonistas de la cinta? En cualquier caso, el director lamenta que esta película haya sido "arrinconada", "silenciada y casi olvidada".
Sobre su experiencia con Pedro Almodóvar, Gutiérrez Caba cuenta que, si bien ¿Qué he hecho yo para merecer esto? (1984) fue un éxito entre la mayor parte de la crítica, a su juicio, la historia de su personaje, Pedro, así como de su hermano y de su cuñada en la ficción, a quienes dieron vida Gonzalo Suárez y Amparo Leal, "era una de las más flojas de la cinta" y estaba "encajada" de manera "poco creíble". Además, aprovecha el recuerdo de esta película para rememorar la "España de los recién estrenados años 80" en la que fue rodada, en la que el primer gobierno socialista auguró unos cambios que "nunca llegaron a producirse", según lamenta en estas páginas.
Vergilius
Actor mediocre donde los haya a rebufo del apellido de la familia.
Sevilla
Toda su vida de actor progre de 2ª.
Stephen Dedalus
¿Y a quién le importa lo que cuente un sectario socialcomunista cuya familia tiene tantísimo que agradecer al gobierno de Franco?
Bilbao
Dudo mucho que un cabo primero pudiera dar un permiso a un soldado para largarse todo el mes de agosto a trabajar en el cine, ni antes ni ahora...