Cuando la nao Victoria arribó en septiembre de 1522 a las costas españolas, los cadavéricos marinos que habían completado la primera circunnavegación llevaban tres años sin pisar su tierra natal. Al frente de una veintena de famélicas almas, Juan Sebastián Elcano se aseguraba su memoria en mármol, después de un angustioso viaje que le hizo haber “descubierto e redondeado toda la redondeza del mundo”, como él mismo escribió al rey Carlos V.
Este viernes, se estrena ‘Sin límites’, una miniserie de seis capítulos producida por Primer Vídeo y RTVE, y protagonizada por Álvaro Morte y Rodrigo Santoro que relata la expedición de Magallanes y Elcano. La que acabó culminando la primera vuelta al mundo, en realidad buscaba una nueva vía comercial con las islas de las especias. En las islas Molucas, en la actual Indonesia, se cultivaban especias como la pimienta, la canela, el jengibre, la nuez moscada o el clavo, algunos de los productos más valiosos y codiciados de la Europa del XVI. Sus intensos sabores fascinaban a los paladares europeos, y la alta demanda, sumada al dificultoso acceso a estas remotas islas, dispararon el precio de estos productos. Sirva de ejemplo que cuando la nao Victoria llegó a la Península cargada de clavo fue suficiente para que la expedición resultara rentable, a pesar de haber perdido las otras cuatro naves.
El problema al que se enfrentaban los comerciantes españoles era que las rutas que bordeaban África estaban controladas por los portugueses y, desde el tratado de Tordesillas, se encontraban en la zona asignada a la Corona lusa. La propuesta que el portugués Fernando de Magallanes hizo a un jovencísimo Carlos V fue descubrir una ruta comercial viajando hacia el oeste bordeando América para tratar de encontrar alguna isla del Moluco situada dentro de la demarcación española asignada en Tordesillas.
Cinco barcos y más de 200 hombres
El 10 de agosto de 1519, la expedición de cinco barcos capitaneada por Magallanes parte de Sevilla y, tras un paso por Canarias, llegan a Río de Janeiro el 13 de diciembre. Las cinco naos Trinidad, San Antonio, Concepción, Victoria y Santiago siguen descendiendo y pasan cinco meses en los que se produce un motín por el que Magallanes perdió el control de tres de las cinco naves. En una astuta maniobra, el portugués recuperó los mandos de la compañía y castigó severamente a algunos de los instigadores.
Desde hacía meses, la expedición que bordeaba la actual Argentina estaba descendiendo por terreno inexplorado y varias desembocaduras de ríos les hicieron creer que se encontraban ante el ansiado paso entre el Atlántico y el Pacífico. Para ser conscientes de la dificultad de la tarea hay que tener siempre en mente que se trataba de los primeros europeos que se adentraban tan al sur del continente americano. El proceso de exploración consistía en que una o más naves inpeccionaban algún caudal, comprobaban si el camino era viable y retrocedían en busca de las demás.
En octubre de 1520, ya sin una de las naves tras el hundimiento de la nao Santiago, llegan al paso, donde Magallanes consultó a sus capitanes sobre la siguientes fases del viaje. Alguno de ellos se mostró favorable de regresar a Castilla y atravesar al estrecho meses después con las fuerzas recargadas. Magallanes se mantuvo firme y decidió continuar, pero Esteban Gómez, piloto de la San Antonio, desobedeció al capitán y regresó con la nave a España.
La travesía por el laberíntico estrecho es extremadamente complicada y las tres naves restantes no llegan hasta el mar del Sur (océano Pacífico) hasta el 27 de diciembre de 1520. El capitán portugués no se demora y asciende por el litoral chileno para virar al oeste y adentrarse en un oceáno que parece desierto. Desde la entrada al Pacífico hasta encontrar una isla habitada, la de Guam, pasarán tres meses y 20 días descritos por el cronista del viaje Antonio Pigafetta como un calvario de hambre y escorbuto.
Muerte de Magallanes
En marzo de 1521 descubren Filipinas, un archipiélago que será español durante más de tres siglos y medio, y en el que Magallanes encontrará la muerte tras un enfrentamiento con los locales el 27 de abril de 1521. Las tres naves restantes huyen de la zona después de que el rey de Cebú, principal aliado de los españoles, les traicionara. En la isla de Bohol, la falta de marineros para dirigir las tres naves les obliga a sacrificar el buque más viejo, y La Concepción es incendiada.
Por fin, el 8 de noviembre llegan a Tidore, una de las islas Molucas. Cargan canela, pimienta, nuez moscada, jengibre, azafrán, pero sobre todo, clavo. Una avería en la Trinidad demora la partida de la expedición y sabedores de que los portugueses les acechan deciden dividir sus fuerzas. La nao Victoria, con Juan Sebastián Elcano al frente, continúa viajando al oeste, mientras que La Trinidad intentará llegar hasta la costa oeste de Panamá, pero fracasa y regresa a las Molucas donde es apresada por los portugueses.
En febrero de 1522, la Victoria abandona Timor y se embarca nuevamente en otro agotador viaje en el que evitan al máximo las paradas en tierra para no ser apresados por los portugueses. Para ello, rechazan la carrera de la India (la ruta que enlazaba las Molucas con India y el sur de África), y deciden descender a latitudes cercanas a los 40º sur, trazando un recorrido casi en línea recta desde la altura de Australia (todavía no descubierta por los europeos) hasta el cabo de Buena Esperanza en la actual Sudáfrica donde llegan el 6 de mayo.
Agotados, famélicos y con un continuo goteo de muertes, Elcano enfila camino al norte, pero la falta de alimentos les obliga a detenerse en el archipiélago de Cabo Verde en el mes de julio. Allí, mienten a los portugueses, asegurándoles que vienen de América por la ruta atlántica. Pero las sospechas de los lusos obligan a la expedición a partir apresuradamente dejando a una docena de hombres.
Los 18 hombres que parten de Cabo Verde pasarán casi dos meses hasta avistar la Península. Llegan enfermos y destrozados por las tareas de un barco que hacía aguas y en el que era necesario trabajar con las bombas de achique día y noche. El 6 de septiembre de 1522 fondean en el puerto de Sanlúcar. Elcano relata en una carta al rey Carlos la circunnavegación:“...lo que en más avemos de estimar y tener es que hemos descubierto e redondeado toda la redondeza del m[u]ndo”.
