El extrarradio está de moda y reivindicarlo también, ya sea en el cine, en la música o en la moda. Sin embargo, existe una fina línea entre la mirada fascinada y condescendiente que cae en estereotipos y la visión más realista y honesta de quienes huyen del estigma para alcanzar la intimidad más pura. Ese es el caso del colectivo BRBR que, tras haber realizado videoclips para artistas como C.Tangana, pone el foco en la periferia para contar la historia de una amistad entre jóvenes: La mala familia.
Nacho A. Villar y Luis Rojo debutan en la dirección de largometraje con una cinta que documenta el reencuentro de un grupo de amigos en pleno verano, que se reúne a orillas de un lago con la excusa del permiso penitenciario de uno de ellos. En este contexto estival, tendrán que abordar un problema que incumbe a varios de ellos y que pone a prueba la fuerte relación que les une.
"En el cine llevamos años viendo un estereotipo y un cliché a la hora de retratar a las clases trabajadores de las periferias de las grandes ciudades, y aquí se da la situación de que la mayoría de nosotros venimos de ese contexto", cuenta Villar a Vozpópuli en videoconferencia desde Buenos Aires, donde la cinta participa en el festival de cine independiente BAFICI. La película, que participó en el Festival de Cine Europeo de Sevilla y que ha participado en el Festival de Róterdam, se estrena este viernes en los cines españoles.
La historia que cuenta La mala familia es de sobra conocida por sus directores y es real en un "95%" de lo que muestra. Villar fue compañero de piso de Andrés, "Andresito", uno de los amigos del grupo, que cumple pena de cárcel y que participó en este documental en un permiso penitenciario. Desde un principio, el resto de amigos iniciaron una búsqueda de abogados y fondos para ayudar a quienes se habían metido en un lío judicial a raíz de una pelea ocurrida años antes y dos de ellos, que habían iniciado estudios de cine, decidieron "documentar los hitos".
Me parece preocupante esta mirada de ciertas clases sociales hacia la miseria con cierta fascinación, que piensan en lo interesante que les resulta la faena que están viviendo estas personas", señala el director
"Me parece preocupante esta mirada de ciertas clases sociales hacia la miseria con cierta fascinación, que piensan en lo interesante que les resulta la faena que están viviendo estas personas. Esto es peligroso porque, tanto la cultura y el cine como el acto de vivir en sociedad tiene más que ver con la convivencia y la empatía entre los diferentes estratos de la sociedad, más que con el posicionarse en un lugar frente al otro", afirma el codirector de La mala familia.
Villar pone como ejemplo una de las próximas películas que van a producir, dirigida por Iván Blanco, hijo de un padre taxista y una madre que limpia oficinas y casas. "Una película de cine social europeo al uso, seguramente contaría la vida de esta pobre mujer que tiene que limpiar oficinas, cuando, sin embargo, su madre es feliz, el trabajo no es lo que la realiza. Trabaja limpiando y con eso le ha pagado la universidad a su hijo, que gracias a eso ahora es director de cine", apunta.
La mala familia y el desafío al cine convencional
En su opinión, la diferencia radica en aquello en lo que se pone "el foco como directores" y la perspectiva que se comparte con el resto de la sociedad, motivo por el que La mala familia desafía de alguna manera la mirada privilegiada de quienes intentan transmitir una realidad sin aproximarse a la intimidad de los protagonistas. En este sentido, para Villar es importante "no victimizar siempre a la clase trabajadora". "¿Es que para tener éxito en la vida hay que ser jefe de una empresa, un emprendedor de gran éxito? Dependerá de las metas que tengas. Igual de válido es que el trabajo te realice, o que lo haga tu vida cotidiana y tengas un trabajo monetario", agrega.
Es que para tener éxito en la vida hay que ser jefe de una empresa, un emprendedor de gran éxito? Dependerá de las metas que tengas", señala Villar
Ese es el caso de los protagonistas de esta película, "pintores, albañiles o pladuristas a quienes lo que les realiza es tener un grupo de amigos tan bueno y bonito como el que tienen". "Hacer que el trabajo siempre sea la meta que haya que conseguir es peligroso", opina Villar, que siente la responsabilidad como cineasta de "mostrar nuevos paradigmas y referentes, tanto para quienes viven en clases sociales más elevadas como para la gene del barrio".
"En todos los barrios de clase trabajadora hay delincuencia, pero es que también lo hay en todos barrios de clase alta, quizás otro tipo de delincuencia. Igual que no se pone el foco ahí, no lo pongamos nosotros. Lo que tiene que sacar es lo importante de la amistad, porque también son personas con valores positivos", defiende.
Esta película, que propone un acercamiento a la intimidad de una amistad, no contó con diálogos, sino solo escenas que estructurasen este encuentro, en un lugar -el pantano- alejado de su contexto habitual para huir del cliché, aunque el modo de hablar o sus caras delatan su "realidad" y el "bloque en el que viven", según reconoce.
La cinta arranca con un juicio real, en el que varios de estos amigos de La mala familia, como se hacen conocer desde hace casi 15 años en su barrio, asumen el pago de una compensación que tendrán que pagar durante años, y en el que el espectador puede oír a la jueza, el fiscal y los abogados. "Estamos acostumbrados desde el estereotipo a verlos como dese Hollywood o juicio de Barcenas donde todo es elocuente o respetuoso, pero en un juicio menor se ve cómo se habla con total impunidad", cuenta.
Tal y como cuenta Villar, el colectivo BRBR nació de un grupo de amigos que se conoció a través de la música urbana, con artistas hoy conocidos a otro nivel y con los que en su día hacían "todo de la mano". "Ellos rapeaban y nosotros grabábamos", comenta. En la actualidad, se encuentran entre los talentos europeos emergentes más valorados y han sido incluidos en la prestigiosa lista Saatchi&Saatchi New Creators Showcase.
Jvallve
Agradecer a la articulista el esfuerzo de hacer una pieza bien estructurada y redactada. A esto hemos llegado. A que ver un trabajo dignamente hecho en el periodismo, nos sorprenda.