Moncloa y sus terminales han tratado de condicionar la fiesta de todos los madrileños a golpe de epatar: la manera más obscena, mediante la autorización de una protesta de los afectados por las obras del metro de San Fernando de Henares justo en la puerta del Sol

Esta ley abandona a los más débiles para defender a los más fuertes, los que entran pegando una patada en la puerta en lo que debería considerarse más sagrado: la casa ajena