Verano 1993 dominó la quinta edición de los premios Feroz, los reconocimientos que entregan los periodistas españoles agrupados en la Asociación de Informadores Cinematográficos de España (AICE) a las mejores series y películas de la industria española.
Aunque compartía la mayor cantidad de nominaciones con El autor, se impuso Verano 1993 con Mejor película y Mejor dirección, película dirigida por Carla Simón. La llamada, otra de las favoritas con seis nominaciones, recibió el Premio a la Mejor Comedia. En cuanto al premio a la Mejor actriz protagonista de una película se impuso Natalie Poza por No sé decir adiós y la categoría a Mejor Actor protagonista a Javier Gutiérrez por El autor.
Ha sido, según sus organizadores, la gala más reivindicativa de los premios Feroz, que en esta ocasión ha previsto que la mayoría de las 19 categorías fuesen anunciadas y entregadas sólo mujeres, gesto que las propias convocadas señalaron con ironía. Ellas son las entregadoras, el papel al que se les relega en la industria, dijeron algunas. Aunque la quinta edición de los reconocimientos que entregan los periodistas españoles agrupados en la Asociación de Informadores Cinematográficos de España (AICE) a las películas y series del año ha decidido recoger el guante de los Globos de Oro y enmarcarse en el movimiento que reivindica el papel de las mujeres en el mundo del cine, lo ha conseguido... a medias. O el manos no sin una buena dosis de tensión.
A la gala, celebrada este 22 de enero en el Complejo Magariños de Madrid y emitida en directo por #0 de Movistar+, no le faltaron momentos ásperos. El guión de la ceremonia propició cierta incomodidad gracias a los no pocos comentarios que tocaron a todos por igual: desde el acre monólogo inicial a cargo de Julián López. En su intervención de apertura, el presentador aseguró que estos premios eran el secreto mejor guardado del cine español, tanto “como los nombres de los productores” del cine español que, como Harvey Weinstein, han incurrido en delitos de acoso sexual y a quienes no se ha señalado todavía. Ni siquiera los chistes sobre Cataluña y el proceso de secesión consiguió pulverizar la nube de concreto que se formó en las pantallas de los telespectadores y que retumbaba del sonido ambiente de la sala.