Adolf Hitler se despierta, aturdido, en un descampado de la Alemania de 2011. Viste uniforme militar y avanza, atónito, al ver de pie la ciudad que se empeñó en destruir para que no fuera “profanada por el enemigo”. Tiene 56 años y no sabe qué ha pasado, pero de algo está seguro: ha venido a salvar al pueblo alemán, a plantarse de nuevo como el hombre que alguna vez fue: el Führer. Y a su manera lo consigue. Envuelto en la simpatía –o la estupefacción- de quienes le creen un comediante, Hitler salta a la televisión y se convierte -¿otra vez?-en un fenómeno de masas. Diez millones de visitas en Youtube, portadas en la prensa, autógrafos para niños y ancianas, saludos con el brazo alzado y la palma abierta de maquilladoras y secretarias… Adolf Hitler Ha vuelto, y lo hace de la mano del escritor y periodista alemán Timur Vermes, quien no sólo ha logrado vender miles de ejemplares –cuyo precio es de 19,33, por cierto- sino también conseguir que nos preguntemos… ¿Está bien reírse con Hitler?
Como hizo en la década de 1920 adueñándose de un partido, Hitler lo hace esta vez con un show que le vale el premio más importante de la televisión alemana. Y mientras el público bromea y sus agentes, asistentes y productores se soban las manos pensando en los índices de audiencia, el Führer pasea campante refiriéndose a Ángela Merkel “como una señora fondona capaz de transmitir tanto entusiasmo como un sauce” o a Internet como la herramienta perfecta con la que habría ganado a los aliados. Y si ya esto parece tan desternillante como aterrador, la cosa se pone todavía peor al darnos cuenta de que esta historia narrada en primera persona, la escribe Hitler desde un hospital, convaleciente de una paliza que le ha propinadoun grupo de neonazis a quien él mismo acusó de ser demasiado blandos.
Sí, Hitler Ha vuelto (Seix, Barral, 2013), una historia escrita por Vermes, reportero del Abendzeuting y el Express de Colonia, un individuo tan directo como poco pretencioso que, con esta primera novela, ha conseguido no sólo una resurrección, sino un fenómeno editorial tan provocador como lúcido, tan sospechoso como bien ejecutado, que nos señala, nos pone en evidencia... Nos apunta con el dedo: ¿usted también se reiría?
-En Ha vuelto no se sabe qué es más surrealista: si la reaparición del líder nazi o la reacción que genera. Confundido con un comediante, Adolf Hitler se convierte en una estrella.
-No puedo imaginármelo de otra forma. Todos sabemos que no es posible viajar en el tiempo; porque lo sabemos. Lo que perturba es que la gente ve a alguien parecido a Hitler, que habla como él, luce y viste como él, que es él… y en lugar de escuchar lo que dice, de analizar sus ideas, de desentrañar lo que está diciendo, ven su aspecto y lo consideran un chiste.
Vermes ha vendido miles de ejemplares de un libro que, curiosamente, cuesta 19,33
-Ese enfoque deja en evidencia a la Alemania actual y la propia Europa. ¿Estamos para risas?
-En Alemania hemos desarrollado un razonamiento de lo que ocurrió con Hitler que no deja lugar a las dudas, que es hasta cierto punto insuficiente. No queremos cometer los mismos errores, en eso estamos claros, y justamente por eso intentamos evitar el tema nazi. Está mal visto, lo rechazamos pero, como la señora Bellini -cerebro mediático que catapulta al 'Führer'-, no nos hacemos las preguntas correctas, tampoco sabemos cómo reaccionar ante ellas… En Alemania ya hay Hitlers graciosos. Lo que ocurre es que nos sentimos a salvo, creemos que nada podría pasarnos y que si un nuevo Hitler aparece, sabríamos reaccionar.
-Pero en el fondo, usted está diciendo: puede ocurrir de nuevo.
-Toda esta historia se hace digerible por el humor, de lo contrario, la dejarías en la página diez, pero en verdad te está seduciendo, te atrapa. Y en algunos momentos te das cuenta de que el asunto va muy lejos, mucho más de lo que podrías soportar. Este Hitler carismático, no completamente monstruoso, que lo es, te atrapa.
"Este libro no plantea respuestas, sólo preguntas... No sabríamos cómo responder hoy ante alguien como Hitler"
-Centrémonos ¿Qué es este libro? ¿Qué intenta hacer: humor, crítica, parodia, advertencia?
-Este libro no plantea respuestas, sólo preguntas. En el peor de los casos … puede llegar el punto en que después de 400 páginas simpatices con este Hitler -y tengas que hacértelo mirar (risas)- o incluso, que llegues a pensar que un libro así haría a los nazis mejores personas, pero ya hay muchos libros intentado hacer eso. La mayoría de la gente en Alemania no entiende cómo se pudo elegir a alguien como él: alguien que grita; que no habla, da órdenes; que quiere matar judíos. ¡Pero le eligieron! Y ahí está el punto.
-Pero el mundo es otro. Su Hitler se convierte en tal porque los medios ven en él espectáculo, alguien que piensa que si sus diez millones de visitas en Youtube fueran soldados, no habría perdido la guerra.
-Sí, pero así es la realidad. Hitler era un lunático, pero no peor que cualquier otro. ¿Qué es lo grave? Que lo que hizo de su presencia algo siniestro fue la cantidad de gente que le siguió. Lo que genera el efecto monstruoso de Hitler no es él en sí mismo, sino la cantidad de gente que le apoyó. La parte interesante es: ¿cómo esto pudo ocurrir?… Pues con su discurso: respuestas simples, llenas de determinación, con ideas polémicas sobre la democracia, con un discurso plano pero efectivo.
"Hitler era un lunático, pero no peor que cualquier otro. ¿Qué es lo grave...? Que lo apoyaron millones de personas"
-El capítulo en el que Hitler habla de la política europea del 2011, nos dice cosas que forman parte del más elemental sentido común: la democracia es imperfecta. Pero que él lo diga, chirría.
-Cuando habla de democracia, de manera polémica, lo que hace es mostrar las debilidades que no nos gustan y que nos acercan a lo que piensa. Todos conocemos las debilidades de la democracia pero no tenemos las respuestas que necesitamos para entenderla. Y entonces viene este personaje y nos desarma. ¿Por qué? Porque no estamos preparados para ataques como este. Y de eso habla el libro y por eso nos coge desprevenidos.
-Espere un momento. Aprovechándose del humor, usted deja muy mal paradas a las ideologías. Hace cosas como que... ¡Hitler simpatice con los verdes!
-Claro, pero … ¿cómo imaginamos a Hitler? Nunca nos lo platearíamos como un verde, por supuesto. Siempre lo hemos visto como ‘el mal’… Pero mira –saca una página de la prensa alemana con la fotografía de una mujer elegante-. Mira a esta mujer. Mírala –blande la página-, es una de las representantes de la derecha más extrema en Alemania. Está en su casa, se ve normal, amable, no lleva uniforme, no nos grita… pero dice que prefiere la comida orgánica… ¿No es lo mismo?
"En este libro Hitler nos muestra más habilidades de las que estamos acostumbrados a percibir en él"
-Creo que no. Pero volvamos a su libro. ‘En los años veinte, conquisté un partido… ahora conquisto un programa de televisión’, dice su Hitler cuando logra conseguir su propio show como cómico. Nos reímos, pero es tremendo.
-Claro: por la simplificación. Hitler era un hombre muy práctico. Al leerlo piensas: es aterrador. Pero también es cierto que nos muestra más habilidades de las que estamos acostumbrados a percibir en él. En Alemania no nos planteamos las habilidades que tuvo Hitler para arrastrar a la gente. Por ejemplo: el capítulo del libro en el que Hitler habla de la política, se parece mucho al apartado de Mi lucha. No hay una discusión, hay una puesta en escena.
-Voy a insistir, ¿en qué estaba pensando usted al escribir este libro? ¿qué está intentando hacer?
-Lo primero: divertirme con un personaje aparentemente sencillo, de pensamiento cerrado, pero también quise darle la vuelta. Mientras escribía el libro me di cuenta de que había más opciones. El hecho de que estuviese narrado en primera persona permite estar más cerca, meterse dentro de su cabeza. Si hay una contradicción viene del propio Hitler.
"En la era de tuiter Hitler encontraría la manera de capitalizar esperanzas"
-Vamos, pero no deja usted de plantear que Hitler sería un líder de masas en la era de tuiter y Youtube.
-Encontraría la manera de capitalizar las esperanzas de otros y de mostrarse atractivo, que es lo que hace en el libro. Esto muestra que ese potencial de atracción está ahí. Si surgiera alguien que no luciera como Hitler y encontrara la forma de presentarse cercano a la gente, ¡ocurriría!, ¡y ocurre! Lo que trato de mostrar en este libro es que no aprendimos de la segunda guerra mundial; o al menos no tanto como creíamos. Nos contentamos con ver a Hitler como alguien malo . Nuestro enfoque ha sido demasiado simple, se basa en la rutina de nuestros propios rechazos. Sin pensarlo.
-Este es el primer libro que usa la voz de Hitler desde Mi lucha…
-En 2015 se podrá leer Mi lucha en Alemania. La idea que tuve cuando escribí el libro no era sólo imitarlo, sino hacerle entender a la gente cómo era Mi lucha. Muy poca gente la ha leído. La gente sabe lo que Hitler hizo pero no sabe por qué.
"En 2015 ya se podrá leer Mi lucha en Alemania. La gente sabe lo que hizo Hitler pero no por qué lo hizo".
-Voy a insistir, aunque sea la única pregunta de esta conversación porque no me convencen sus respuestas… ¿Qué estaba pensando usted cuando escribió esto?
-En hacer preguntas. Después de leerlo, ¿tienes alguna respuesta?
-Por supuesto que no.
-Esa es la idea. Hay que buscarlas.
-¿Qué esta tratando de hacer? ¿Ficción, novela… sólo humor?
-¿A qué se refiere con ‘sólo humor’?
-No es un menosprecio al género, en absoluto…
-Lo que digo es que el humor es lo que te permite estar dentro del libro y tragar lo que se plantea. Al terminarlo, te has dado cuenta de que has leído, e incluso disfrutado, algo que rechazarías en un comienzo. Y ese mismo humor te platea: qué habrías hecho, cómo habrías reaccionado. Te advierte de que es posible llegar a estar de acuerdo con él, incluso bajo la amenaza de que podría volver a hacer todo lo que hizo. Pero ahí estás, leyéndolo, y hasta podrías llegar a pensar que es un tipo agradable. Y eso fue lo que pasó en 1933. ¿Acaso nadie vio al monstruo? No. Vieron la parte afable, empática, de este hombre. Y quizás por eso hicieron lo que hicieron: todos eran parte del delito, lo aceptaron como una consecuencia lógica. Eso te muestra cómo tanta gente también participó en este crimen.
-¿Cómo fue recibido este libro por el lector alemán?
-No estoy muy seguro. Sé que lo compraron por su propia voluntad. Nadie los obligó… No es sólo Alemania, todos estamos a merced. Si surge alguien con las habilidades empáticas como este Hitler, no sabríamos qué hacer. Y ahí está el asunto: no sabríamos qué hacer.