Ha sido una despedida larga que toca su fin. Este lunes Gabriel García Márquez, fallecido el jueves, recibirá un homenaje abierto a todos sus admiradores. El adiós al Premio Nobel de Literatura 1982 se hará entre compases de Bartók y vallenatos, así como las flores amarillas a las que era aficionado el escritor colombiano, por aquello de la buena suerte, según decía a su amigo Plinio Apuleyo Mendoza. Se celebrará otro el martes, en Bogotá, en la catedral Primada.
Los presidentes de Colombia, Juan Manuel Santos, y de México, Enrique Peña Nieto, estarán presentes en el acto que se desarrollará en el Palacio de Bellas Artes, en Ciudad de México, a partir de las 16.00 hora local (21.00 GMT). Ubicado en el centro histórico de Ciudad de México, este edificio ha servido de escenario para despedir a diferentes personalidades de las artes, nacidas aquí o que eligieron México para radicarse: el Premio Nobel de Literatura Octavio Paz, cuando murió en 1998; Carlos Fuentes; el actor Mario Moreno "Cantinflas" y también la cantante Chavela Vargas, costarricense de origen y que vivió ocho décadas en México, hasta su muerte en 2012.
Las cenizas del escritor, quien fue incinerado en la más estricta intimidad, serán depositadas en el vestíbulo del palacio a primera hora de la tarde, y estarán allí durante tres horas. Según informan las agencias de noticias, no está totalmente confirmado qué pasará con las cenizas de Gabriel García Márquez. El pasado viernes, el embajador de Colombia en México, José Gabriel Ortiz, dijo que la intención era dividirlas entre los dos países. Sin embargo, según su viuda, Mercedes Barcha, será la familia la que finalmente decidirá cómo y dónde descansarán los restos.
García Márquez nunca perdió su nacionalidad colombiana, a pesar de los ofrecimientos que siempre se le hizo en México para que se naturalizara, dado que vivía en el país desde 1961. Sobre la familia también recaerá le decisión sobre cuál será el destino editorial de En agosto nos vemos, obra que estaba escribiendo García Márquez durante los últimos años de su vida. Random House no dio detalles exactos, sin embargo, de cuándo o cómo podría publicarse; tampoco qué tan avanzado se encontraba el manuscrito.