A sus 82 años, el escritor chileno Jorge Edwards, actual embajador de Chile en Francia, ha puesto el espejo retrovisor para escribir sus memorias y para ello ha recordado su infancia burguesa, su juventud, el inicio en la literatura o su experiencia como víctima de abuso sexual por parte de un sacerdote. Todo un mundo literario de forma y fondo reunido en Los círculos morados, el volumen que acaba de editar en español Lumen, el primer tomo de los tres de que consta todo el proyecto memorialístico del premio Cervantes, quien asegura que la literatura le ha ahorrado el psiquiatra.
"Es una mirada al pasado pero sin rencor, porque yo no soy un tipo rencoroso, ni siquiera en este capítulo que todos han destacado -se refiere el escritor a las páginas donde cuenta cómo un sacerdote de un colegio religioso de prestigio, el padre Cádiz, abusó sexualmente de él cuando tenía once años- y que lo cuento porque tengo derecho a contarlo, aunque sea brevemente y sin explotarlo", subraya Edwards.
Los círculos morados, un título que evoca las manchas de vino sobre el mantel en muchas noches de bohemia, cuando el escritor chileno vivía mas de noche que de día en los años cuarenta y coqueteaba con el surrealismo de Vicente Huidobro o descubría a Kafka con Alejandro Jodorowsky y conocía a Pablo Neruda, alguien fundamental y que tendrá más peso en el segundo volumen, según explica el autor. "El segundo tomo será más difícil -reconoce-, porque aparecen ya muchos nombres de esa etapa de mi vida, cuando conocía a Vargas Llosa o Julio Cortázar, mi amistad con Neruda o con escritores franceses o españoles, como Jaime Gil de Biedma, o editores como Carlos Barral".
"Y para este segundo tomo -añade- tengo que volver a releer muchas obras y volver sobre muchos hechos para los que tengo que tener tiempo, y eso ahora no lo tengo. Estoy escribiendo una novela y, cuando acabe, me pondré de lleno con el segundo tomo. Hoy quito tiempo a la noche o la madrugada, antes de ir a la oficina, pero ya me queda poco, porque creo que en menos dos años dejo la Embajada". Los círculos morados es una historia generacional, un libro de formación, de cómo se forja un adolescente. "Es una especie de retrato del artista adolescente, como el de Joyce, a quien leí muchísimo cuando estaba en los jesuitas", precisa el autor.
El libro es pura literatura, un ejercicio literario construido con la propia materia del autor. Una mirada hacia el interior de Edwards basada en la verdad y en cómo en todo texto literario se cuela la ficción. "La ficción es un mecanismo de la memoria, porque la memoria no reproduce las cosas sino que las selecciona, escoge y organiza. El arte de la memoria es el arte de la invención. Existe una memoria inventiva", recalca. Una perspectiva muy larga sobre el pasado en el que Edwards dibuja, como con un tiralíneas, un mundo que hoy ya no existe.
En opinión del autor, "todo ha cambiado mucho, la vida, la ciudad, la sociedad y yo. Lo que intento es recuperar las cosas desaparecidas, las costumbres o maneras de ser del Santiago de mi infancia y de mi juventud, que, por cierto, estaba lleno de personajes excéntricos, de personas locas". "Recuerdo -explica Edwards- que Neruda me decía: 'Qué pena que estos personajes hayan desaparecido. Habría que haberlos mantenido en formol', y es verdad. Hoy ya no hay tiempo para perder en ver y observar a estos personajes". Recuerdos y añoranzas que pasan por estas páginas, aunque el autor de Persona non grata o La casa de Dostoievsky recalca, con énfasis, que él no es una persona nostálgica. "Sufro de optimismo, soy una persona que mira hacia adelante", concluye.