Desde muy pronto en la mañana, al número 98 de la madrileña calle Lagasca no paran de llegar periodistas y fotógrafos. Durante la guerra Civil, este edificio construido en los años veinte fue la sede del Ayuntamiento de Madrid y hoy, en uno de sus salones, el escritor galés Ken Follet se prepara para hablar de El invierno del mundo (Plaza&Janés, 2012) la segunda parte de la trilogía The century, un ambicioso proyecto literario que cuenta la historia del siglo XX a través de los ojos de cinco familias, y que Follet emprendió porque, "los escritores debemos darle a la gente algo interesante", dice.
El autor de Los pilares de la tierra, uno de los libros más vendidos en España, ha explicado que en su nuevo libro emprende un recorrido por la historia de Europa desde el ascenso del partido Nazi al poder en 1933 hasta el inicio de la Guerra Fría, en 1949. Sin embargo, puntualiza que con este relato no pretende dar lecciones. "Quiero que el lector vea conmigo este relato. Yo le enseñaré lo que es estar en Berlín en 1940", indicó.
Un episodio de la historia de España también ocupa una parte central de la trama. Billy Williams, uno de los personajes de la novela, se alista en las Brigadas Internacionales durante la Guerra Civil. Combate, del lado de los republicanos, en la batalla de Belchite –ciudad que Follet conoció antes del comienzo del libro– como parte de la ofensiva de Zaragoza. “Afortunadamente hay suficiente literatura sobre este tema en inglés”, indicó. Sin embargo, Follet viajó a este pueblo mientras escribía la novela. "La población quedó arruinada y no se reparó totalmente. Me permitió comprender bien cómo fue esa batalla", dijo.
Preguntado por la crisis económica actual, Follet manifestó: "Hay un paralelismo claro entre el decenio de 1930 y el periodo actual. En tiempos de presión económica, la gente se gira hacia partidos de posturas extremas. Pero hoy en día se da una diferencia, y es que los europeos de ahora confían mucho más en la democracia. No necesitamos eliminar nuestras instituciones políticas, soy optimista y creo que las cosas se van a resolver”.
A pesar de sus ventas, su ambición por conseguir más adeptos a sus letras no parece tener fin, ya que el propio autor ha confesado que, aunque está "contento", quiere "más". Por ello, tampoco quiere jubilarse, una idea que descarta y que se aleja de lo que más le gusta hacer en el mundo: escribir. "Forma parte de mi naturaleza, me gusta que la gente lo pase bien con mis historias", afirma el escritor, quien asegura que no deja de pensar en si el lector "seguirá pasando las páginas".
La clave para conseguir la atención del público no es fijarse en el mercado, según señala el escritor. No importa si las ventas están lideradas "por magos o vampiros", porque Follet siempre trata de reunir en sus novelas los temas esenciales que sabe que atraen a todo el mundo. "Ha de haber una respuesta emocional, conseguir que el ritmo cardíaco se acelere, y si el libro lo consigue tendrá éxito", explica.
Tampoco se siente perjudicado por la transición tecnológica y afirma que, como todo cambio, "siempre genera problemas". Al contrario, lo observa como una oportunidad para ampliar el mercado. "Para mí es lo mismo. Yo lo que quiero es que compren mi historia y no la de J.K. Rowling", añade.