El escritor argentino Patricio Pron practica desde hace tiempo esa "religión laica" que es la literatura y desea poder contribuir con sus libros al cambio radical de mentalidades que necesita la sociedad para salir de la crisis, pero es poco optimista y cree que "nunca saldremos" de ella. "La crisis es tan solo el nombre que le damos a una cierta forma de gobernar que se extiende en Europa, cuyas democracias están maniatadas debido a que los partidos no pueden gobernar sin perjudicar a una parte de su electorado, por lo que es necesario recurrir a la llamada crisis para legitimar acciones impopulares pero justificadas en este contexto".
"Es improbable que esta forma de gobierno vaya a cambiar salvo que haya un auténtico cambio de mentalidades", afirma Pron (Rosario, 1975) en la entrevista que ha concedido con motivo de la publicación de su nuevo libro, La vida de interior de las plantas de interior, publicado por Mondadori. Se trata de un conjunto de relatos originales, desconcertantes, irreverentes y perturbadores, llenos de humor a veces, con los que este autor vuelve a demostrar que es uno de los escritores en lengua española más importantes de su generación.
Ya lo demostró también en 2011 con su anterior obra, El espíritu de mis padres sigue subiendo en la lluvia, una novela autobiográfica que será publicada este año en varios lenguas y con la que Pron quiso enriquecer el debate sobre la dictadura argentina. Y una novela en la que se desnudó tanto y se sometió a "una exposición pública" tan grande que llegó a plantearse si no era "el momento de dejar la literatura". Pero, "afortunadamente", Pron sigue escribiendo y ya le da vueltas a una nueva obra.
El título de su nuevo libro, original sin duda, es "producto de un error, como casi todas las cosas relevantes en literatura". De adolescente Pron escuchó un disco de Stevie Wonder que él creía que se llamaba "La vida interior de las plantas", y le pareció sugerente para el libro de relatos que andaba escribiendo. Luego descubrió que en realidad se trataba de "La vida secreta de las plantas", pero le gustó el equívoco y siguió adelante. Varios de los relatos de La vida interior de las plantas de interior tienen que ver con el oficio de Pron, que se siente "orgulloso de pertenecer a una especie de orden mendicante que es la de los escritores", y de haber creado algunos textos que "a ciertos lectores le han producido los efectos" que le causaron a él las obras de los escritores que admira.
Así, el lector conocerá en el libro a un jurado de concursos literarios de provincias y a un futuro escritor que suplanta en internet la personalidad de su autor favorito; verá también cómo los lectores creen a veces que los personajes de ficción son reales y les escriben cartas, y se enterará de lo que supone llegar a Buenos Aires con la pretensión de ser novelista e ir a parar al mismo edificio que el "gran escritor argentino vivo".
Pron nunca ha sido "de los que se propone matar al padre", aunque es consciente de que hay "muchos escritores argentinos que han puesto el listón muy alto", algo que considera "estimulante" para los que se dedican a la literatura. "Afortunadamente para nosotros, el mundo no tiene un dios argentino que decida qué debe haber y qué no. Estamos a salvo de un dios cruel que decida, por ejemplo, despojarnos de Borges. Eso no va a suceder", dice con humor Pron, que reside en España desde hace cuatro años, tras haber pasado ocho en Alemania.
A este escritor le sorprende "descubrir vínculos temáticos entre unos relatos y otros, y ver que los personajes están a veces en un momento en el que tienen que tratar de poner fin a su soledad o deben decidir cómo continuar viviendo tras un monumental error". Y eso sucede en su nuevo libro, en el que también hay un relato protagonizado por el perro que aparece en 54 pinturas de Picasso, otro por una mujer que llora al ver una revista de decoración en un supermercado, otro por un albatros que vive en la gran mancha de basura del Atlántico y otro por un actor porno que huye de sí mismo. A la hora de escribir, acude a "formas alternativas a las que se ofrecen estos días en el periodismo", que tienden a abordar "historias personales" o a basarse en estadísticas. "Así se está haciendo con la crisis económica", y ambas formas de narrar le parecen "ineficaces para contar la situación actual", asegura Pron.
"Deberíamos comprender que el relato de la crisis no es exclusivo sino inclusivo. Aunque hay responsables muy claros, la crisis somos todos. Todos aquellos que en un momento u otro hemos creído en determinadas cosas que nos han conducido a la situación actual, como el exceso de consumo, la creencia de que existe una clase política o la idea de que podíamos delegar nuestra soberanía en políticos profesionales". Todo esto "permite augurar que la crisis se prolongará en tanto en cuanto esas formas de pensar no se pongan en entredicho. Posiblemente esa sea la tarea de la ficción, que tiene una vocación política toda ella", concluye Pron.