Trescientas sesenta y una casetas y cerca de cinco mil firmas en 17 días. Así pintan los números de la 78º edición de la Feria del libro de Madrid, que comienza este viernes 31 de mayo en el paseo de coches del Parque El Retito y con República Dominicana como país invitado. Cuando falta menos de un día para subir la persiana, Manuel Gil, director de la feria, explica a Vozpópuli cuáles son sus expectativas para este año: 550.000 ejemplares vendidos y una facturación total de diez millones de euros. Hasta el 16 de junio tendrán ocasión de conseguirlo los libreros, editores y autores que, como año tras año, se darán cita.
“El año pasado asistieron 2,2 millones de personas y, por la fidelidad del público a su feria, pensamos que este año se mantendrá la cifra. Esperamos un aumento en las ventas, porque, tal y como indican las cifras oficiales, el consumo cultural ha mejorado. Hablamos de que cada español destina 25 euros a la compra de libros que no son no de texto. Eso plantea un mayor consumo, por lo que puede que este año alcancemos cerca de 10 millones de euros de facturación”, explica Gil, quien este 2019 cumple tres años al frente de una de las citas culturales más importantes de la ciudad.
"Esperamos un aumento en las ventas. Puede que este año alcancemos cerca de 10 millones de euros de facturación"
La llegada de Manuel Gil a la dirección de la Feria en el año 2016 introdujo algunos cambios en la concepción del evento: una marcada vocación ecológica para asegurar el equilibrio del parque el Retiro; una mayor vocación internacional y una dinamización en el programa de actividades, que este año alcanza las 5.000 firmas de autores. Conocedor del sector, Manuel Gil fue librero y trabajó en la compleja estructura editorial. Este año, tanto Gil como la Feria del Libro de Madrid se enfrentan a no pocos retos. Marcada por el sambenito del tiempo, que se cebó con los expositores durante la edición pasada –ocho días de temporal y el cierre del parque la víspera de la inauguración por las fuertes rachas de viento- , la FLM tiene que mejorar el descenso en ventas (7% menos) de 2018.
La Feria del Libro de Madrid, como Sant Jordi, es un momento fundamental para editores y libreros, que se juegan sus cifras anuales en esas ventas. Sin embargo, y además del elemento financiero, la FLM quiere consolidarse en su peso internacional, de ahí que acoja eventos como 'Iberoamérica Lee 2019', del 11 y 12 de junio, o la primera edición del Encuentro Iberoamericano de Librerías al que concurrirán representantes de cadenas de librerías independientes y responsables de librerías de las Cámaras del Libro de Argentina, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, México y Perú. “Hemos invertido 14% de nuestro presupuesto en actividades orientadas al área internacional. Tenemos eventos como Leer Iberoamérica, a la que asisten los 26 grandes especialistas del castellano en planes de lectura. Los vamos a traer a Madrid porque queríamos reflexionar sobre los planes de desarrollo de la lectura”, explica Gil.
No es la primera vez que la Feria del Libro de Madrid se desarrolla entre polémicas, la más sonada de ellas, el lugar: el parque El Retiro
No es la primera vez que la Feria del Libro de Madrid se desarrolla entre polémicas, la más sonada de ellas, el lugar donde se celebra: el parque El Retiro. Tal y como ocurrió el año pasado, en esta ocasión proliferaron los rumores acerca de la continuidad en ese espacio, incluso entonces -año 2018- fue necesaria una aclaratoria de la alcaldesa Manuela Carmena de que se mantendría el tradicional encuentro entre lectores y escritores. Ella misma aseguraó que tal cosa sería posible.
Este año fue la delegada de Medio Ambiente y Movilidad del Ayuntamiento de Madrid, Inés Sabanés, la encargada de aclararlo, una vez más: "gobierne quien gobierne" la Feria del Libro de Madrid seguirá celebrándose en el parque del Retiro, aseguró a la prensa. El motivo por el cual continaría adelante el acuerdo entre se sustentaba, según informó, en un nuevo protocolo mediomabiental suscrito con sus organizadores.
Es justo ahí donde está la clave: en las trabas que coloca el Ayuntamiento en esa materia medioambiental, aunque el director de la feria procura matizar el asunto. “A mí ninguna autoridad municipal me ha dicho que quiere la feria fuera del Retiro –zanja Manuel Gil-. Otro problema es que exista mucha presión en Medio Ambiente y Parques por la presencia de la feria en el que se considera un pulmón verde de la ciudad. Por un lado una actitud de entender lo que el evento representa para la ciudad, porque es el evento cultural más importante de Madrid, y por otro una vocación de colaboración y consenso para encontrar puntos de acuerdo”.
“A mí ninguna autoridad municipal me ha dicho que quiere la feria fuera del Retiro –zanja Manuel Gil-. Otro problema es que exista mucha presión"
Otro de los asuntos que genera inquietud es el tamaño de la feria. Desde la extensión total de cada caseta –este año más pequeñas aún que el anterior- hasta la dimensión total. La edición pasada tanto editores como libreros se quejaron por la reubicación y reducción de los espacios. Este año vuelve a darse una situación similar: se reduce el número de casetas, aunque Manuel Gil insiste en que no es así. "Son las mismas que el año pasado, pero al tener menos metros, hemos incrementado el número de las casetas más pequeñas: cerca de 207 casetas de tres metros. Eso es un problema porque esta es una feria nacional. Está representada la edición de toda España. Hay que abrir unas vías de negociación con las nuevas autoridades para recuperar una suma de metros razonable”.
Manuel Gil insistel: hay una contradicción entre el espacio total disponible –que depende de las autoridades municipales- y la resonancia que da la feria a Madrid –se calcula un impacto directo de 40 millones de euros-. “Hemos trabajado mucho en la que proyección internacional de la feria y por eso necesitamos más espacio. No podemos estar tan comprimidos. Sea quien sea el que ocupe la alcaldía tiene que entender que hablamos de la feria del libro de Madrid: 16% de público que viene, se desplaza de todas las comunidades autónomas de España, eso sin hablar de su perfil internacional. Cualquier poder público que tuviera una feria así, daría saltos. Es necesaria una recuperación de metros para descongestionar la feria. El tema fundamental es ese”.