Michel Franco sigue dando vueltas en sus películas a algunos de los temas que más le obsesionan, como la desigualdad, la empatía o la violencia que azota su país cada vez con más virulencia y sin descanso. Si bien en su anterior filme, Nuevo orden, presentó un puñetazo radical a la desigualdad entre los privilegiados y los más desfavorecidos con una película radical y extrema, en esta ocasión se detiene en una huida lenta y llena de suspense de un personaje que se mueve en un paisaje tan idílico como violento: Acapulco.
El cineasta, que presentó esta película en la pasada edición del Festival de Venecia, ha visitado Madrid con motivo del estreno en España de este filme, protagonizado por Tim Roth, con quien ya trabajó anteriormente en Chronic (2015), y Charlotte Gainsbourg. En Vozpópuli hemos hablado con el cineasta sobre esta película, sus veranos en la costa mexicana y el imparable crecimiento de la violencia en el mundo.
Pregunta: La película que estrena tiene un punto de humor. ¿Era intencionado?
Respuesta: The Guardian dijo que Sundown era la película más divertida del festival. Son ingleses, reaccionaron a los actores británicos. Pensé que por fin alguien la había entendido, que no hay que tomársela tan en serio pero a la vez sí, es trágico y cómico.
P: El personaje de Tim Roth refleja esta perfección y bienestar que, sin embargo, no da la felicidad.
R: Lo central es que comprueba que nadie es libre, que al tratar de ejercer su libertad y al no hacer nada complica todo. No le dejan en paz ni siquiera cuando no está pidiendo nada, y así funciona nuestra sociedad, a nadie se le deja en paz, y entonces el bienestar, ¿dónde puede caber ahí?
Se ha normalizado la violencia en el mundo y México es el mejor ejemplo", lamenta el cineasta
P: Es un retrato bastante real de la rutina mexicana, donde la violencia está a la vuelta de la esquina.
R: Decía José Alfredo que 'la vida no vale nada' y ahora se vive con una máxima de una canción en México, cuando tenía que ser solo eso. Se ha normalizado la violencia en el mundo y México es el mejor ejemplo. Ahora, por ejemplo, se escandalizó el mundo por la guerra y ahora se acostumbró. De chico, se televisaba la guerra de Sarajevo y la gente se acostumbró a ver en vivo todos los días a los francotiradores acosando y matando a la gente. México es así, hay feminicidios y matan gente todos los días con motivo o sin motivo y lo aceptamos porque no hacemos nada para cambiarlo. Lo que planteo en la película sucede en Acapulco, no pasa un mes sin que alguien sea acribillado en la playa, y el día sigue, nada nos va a echar a perder nuestro día de sol.
P: En la película ese momento no causa demasiado estupor entre quienes lo presencian. ¿Es esto lo que más miedo da?
R: Es lo que más escandaliza, que lo aceptemos. Me interesó contarlo desde el punto de vista del extranjero, de Tim Roth, que tampoco reacciona, y más tarde entendemos por qué hasta terminar de ver la película.
P: ¿Qué papel juega el sol en esta historia y cómo se relaciona con los personajes?
R: El sol, el mar, la naturaleza son vid ay muerte a la vez, y en el placer está también el final. Por eso esos planos de los peces al principio de la película, de las almejas y del sol. La película es muy transparente, pero depende del espectador interpretar o juzgar a los personajes de una manera distinta a la que se plantea. La relación familiar se establece con claridad y a la vez el espectador quiere pensar que son pareja y son los niños, me interesa jugar con eso. Decidimos no ver todo lo que nos incomoda y cuando el cine nos lo muestra es una bofetada.
P: Es una película transparente y hay en ella una violencia lenta, a diferencia de su anterior filme, Nuevo orden.
R: Es una violencia que no se disfruta, que confronta y que está con la mayor objetividad posible, sin filtros. Es la única manera en la que el cine puede ayudarnos a cuestionarnos y entender qué estamos viviendo todos los días.
P: ¿Se puede entender esa violencia silenciosa que hay en esa dinámica familiar como alegoría de la degradación que está viviendo México?
R: En México la desigualdad social y la corrupción han llevado al país a un punto en el que parece no haber solución al problema de la violencia. No hay empatía, ese es el problema. Nadie ve porque el otro viva mejor, se quiere mantener el statu quo y eso es insostenible. Pasa lo mismo en todo el mundo, pero en Latinoamérica es más evidente.
P: Hay quien dice que no hay esperanza en tus películas. ¿Lo ve así?
R: Creo que sí hay esperanza y que el ejercicio de ver una película como esta, discutir y reflexionar, lleva a la esperanza. Lo que no hay son respuestas fáciles, porque eso se convertiría en una falta de respeto al espectador y sería simplista.
P: ¿Cómo ha trabajado Con Tim Roth este personaje?
R: Somos muy amigos, nos escribimos constantemente, así que cuando tengo una idea que creo que vale la pena se lo cuento y él me responde. Escribí este guion muy rápido, se lo mandé a las pocas semanas y me sugirió ideas. Me gusta trabajar con los actores de manera muy estrecha, íntima y en profundizar. No me gusta usarlos y decirles qué hacer. Casi no les dirijo, me gusta crear con ellos.
La única manera en que el mundo puede funcionar es siendo un poco más igualitario", afirma Franco
P: El personaje de Tim Roth se concentra en vivir el momento, signo de lo que ocurre en el mundo entero.
R: Ojalá fuera así. Si estuviéramos viviendo el instante tal vez sería menos grave la situación del mundo. Creo que es más calculado lo que se vive ahora y que casi siempre es desde el egoísmo: tener más a costa del otro para estar mejor, sin entender que eso es lo que nos va a hundir. La única manera en que el mundo puede funcionar es siendo un poco más igualitario.
P: Por su parte, el personaje de Charlotte Gainsbourg refleja a un personaje incapaz de desconectar de sus dispositivos electrónicos y de conectar con su familia.
R: Está siempre trabajando y reacciona a la muerte de la madre de una manera diferente a la de Tim. Son personalidades opuestas. Se quieren mucho y ahí está lo trágico: en la falta de comunicación. Esa es la constante en todas mis películas, mostrar cómo gente que se quiere y que desea lo mejor para el otro termina haciéndose tanto daño.
P: Veraneabas de pequeño en Acapulco. ¿Cómo ha sido mirar a través de la cámara un lugar tan especial y ver que se ha degradado tanto?
R: 'Sundowns' es una carta de amor a Acapulco muy sangrienta, de amor doloroso, pero creo que ese es el amor real, el que no cierra los ojos y el que se atreve a ver las partes menos buenas también. En Acapulco siempre hay buen clima o, dicho de otro modo, ese sol que pega sin clemencia, y de niño iba unas diez veces, porque es la playa que nos quedaba más cerca. Tengo puros momentos buenos, igual que de este rodaje, pero Acapulco ya es sinónimo de otras cosas que tienen que ver con el narcotráfico y con la violencia en la que está sumida el país. Insertar a un personaje, este extranjero, que está en una etapa tan especial de su vida, en ese contexto, me pareció una buena combinación.
P: ¿Has vivido algo desagradable estando allí?
R: Cuando volví hace unos cuatro años tuve una experiencia amarga, un enfrentamiento con policías federales. Iba con una novia extranjera y nos apuntaron con armas largas, nos intimidaron y nos trataron de extorsionar. No pasó a mayores pero para ella fue muy traumático. Como mexicano estás muy acostumbrado, pero eso no significa que no me afecta. Esto sucedió un año antes de que yo cayera en una crisis personal, todo hizo click en mi cabeza y escribí esta película, que sin duda tiene que ver con este incidente.