Ahora, más de cuarenta años después, vuelve a recuperar un puñado de aquellas viejas melodías, que sin embargo mantienen la emoción tan nítida como entonces. Acaba de ponerse a la venta Wrote a song for everyone, revisión de algunos clásicos acompañado de un puñado de artistas de renombre. Son duetos que pretenden la reinterpretación de 12 canciones que realmente no necesitarían ninguna vuelta de tuerca, pero que no están de más si el objetivo es atraer a nuevos oídos o calmar la nostalgia de los clásicos.
Recuperar “Fortunate son” junto a Foo Fighters, Wrote a song for everyone con Miranda Lambert, Bad moon rising con Zac Brown, Long as I can see the light con My Morning Jacket, Born on the bayou con Kid Rock, Who’ll stop the rain con Bob Seger o Proud Mary con Jennifer Hudson, por citar unas cuantas, no deja de ser un experimento endogámico y con aires a producto de marketing, pero a la vez no exento del riesgo propio de la comparación.
En cualquier caso, el resultado es más que aceptable, y permite el disfrute de dos nuevas canciones, el rock americano de matices clásicos de “Mystic Highway” y los aires de blues sureño de “Train of fools”, que demuestran el valor actual de una voz que sigue siendo inolvidable.
Creedence Clearwater Revival, historia de una generación bajo problemas legales
Sea como fuere, John Fogerty siempre estará en su derecho a hacer lo que quiera con su propio legado. Y más tras pasar tantos años sin poder siquiera interpretarlo en vivo por problemas legales. Creedence Clearwater Revival se convirtieron en la voz de una juventud americana que comenzaba a retirar de sus ojos las legañas del verano del amor y que tenía en la guerra del Vietnam su muro insalvable.
Con raíces blues y country, fabricaron un rock pantanoso lleno de imperecederas melodías. El patrón de Fantasy Records, la compañía con la que editaron sus discos, Saul Zaentz, no solo se quedó con la propiedad de todas sus canciones, sino que impedía el desarrollo de la carrera en solitario de Fogerty con la peregrina disculpa de que su voz y forma de tocar la guitarra recordaba a su antiguo grupo. Años de disputas legales y un alejamiento del negocio que alguna vez casi pareció definitivo.
Resueltos ya aquellos entuertos hace tiempo, no parece que haya argumentos de peso para negar a Fogerty el desarrollo de su propia herencia tal y como considere oportuno.