No se siente español y la bandera "le da igual". "La única que me gusta es la gitana", afirmó en una entrevista con EFE el bailarín Nacho Duato, en ocasión del estreno que protagonizará en el Teatro Real en septiembre al frente de la Staatsoper de Berlín. "Quiero que vean que no me he quedado colgado", dice.
Tuvo que romper con la Compañía Nacional de Danza (CND), de la que se ocupó durante 20 años, para que le sucedieran cosas "tan buenas" como ser el director artístico del Mijailovsky de San Petersburgo -2011 a 2014- y luego de la Staatsoper de Berlín -desde 2014-, con la que debutará en España en septiembre.
"Hubo un tiempo en que creí que me retiraría con la CND. Después de tantos éxitos pensé que querrían más pero... Lo cierto es que jamás se me pasó por la cabeza irme de España", revela sobre su conflicto con Cultura, que convocó un concurso para cubrir su plaza, en cumplimiento del Código de Buenas Prácticas, al que él se negó a concurrir y que supuso su salida de la compañía.
A raíz de su desencuentro público con Cultura y el INAEM, de la que depende directamente la CND, Duato (Valencia, 1957) se negó, y sigue haciéndolo, a que la que fue su "criatura" baile sus coreografías. "No se qué hace la CND. Yo sé que, como Jano, miro al pasado y al futuro, a la paz y a la guerra, pero teniendo el presente en el foco. Rusia fue maravillosa. He trabajado con los mejores bailarines del mundo y me he reconciliado con el ballet clásico", recalca.
Precisamente su falta de sintonía con esa disciplina fue uno de los argumentos de Cultura para buscar un perfil alternativo al de Duato para sustituirle. "El clásico está en mi ADN. Yo he hecho siempre contemporáneo pero estudié clásico, pero el clásico había perdido la voz; el que creó Petipá es de hace 150 años, y eso tiene poco que ver con lo que vemos hoy", detalla.
En Rusia ha vivido "un poco de todo". Es un país, asegura, "muy misógino y homófobo", inmerso en "el capitalismo puro, igual que antes lo estuvo en el comunismo, pero Putin fue tres veces al teatro a verles: "Hay una pasión por la cultura inimaginable en España", compara. Al valenciano, que colgó las zapatillas hace dos años, con 56, no le interesa "lo más mínimo" si España está orgullosa o no de él.
"Uno no hace lo que hace por eso. Lo que sí noto es que se me quiere y que la gente aprecia el trabajo que hice, mis 113 coreografías para la CND, una compañía por la que nadie daba un duro y que estuvo en todos los grandes teatros del mundo". De lo que sí siente orgulloso es de trabajar en Alemania. "Hemos pasado del 'vente pa'Alemania, Pepe' a ser intendente de un emblema como la Staatsoper. Quiero y admiro a este país", reivindica.
Sostiene que "no hay democracia sin cultura" y que la española "es débil, muy lejos de la alemana, la francesa o la inglesa". "No me siento español. Me siento, si acaso, mediterráneo, y de eso me siento orgulloso. Tengo sangre judía, griega... Me emociono con el Cariñena y con el Ouzo, pero no, no se qué significa ser español".
"Yo veo la bandera española -continúa- y me da igual; me da igual incluso la gay, que ya me parece que hay demasiado rollo con ella. La que me gusta de verdad es la gitana, azul y verde, como el cielo y la tierra. Siempre oigo detrás de 'español' una castañuela. Llevo desde los quince años dando vueltas, ¿qué más da dónde has nacido?".
Preferiría no hablar de política pero asegura que aunque él no votaría a Podemos, "al menos sí hablan de carrerilla". "Mi político preferido -acaba desvelando- es Alberto Garzón. Es gente joven preparada".
En la Staatsoper cuenta con un presupuesto de 11 millones de euros, 100 bailarines y tres teatros donde bailar -la Staatsoper, la Deutsche Oper y la Kommische Oper- y una planificación a largo plazo en un país que tiene 72 compañías de danza, por eso, dice, "no hay "absolutamente nada" que pudiera atraerle profesionalmente en España, aunque le gustaría volver cuando deje de dirigir.
"No me interesa nada. Si quieren que retome relaciones con el ministerio, la pelota está en su tejado. He resistido a nueve ministros, cambios de Gobierno y leyes. Son ellos los que tienen que acercarse a mí", determina.A pesar de todo, espera "mucho" de su vuelta a España: "Estoy muy ilusionado, muy contento. Quiero que sepan que no me he quedado colgado y, si todo va bien, dentro de un par de años volveremos con el 'Cascanueces'", adelanta.