Cultura

El esperpento de la Nochevieja televisiva: Los Morancos, Pedroche, José Mota...

Los 48 millones de españoles no tuvieron contenidos a la mínima altura exigible en la recta final de 2022

  • Morancos, Chicote y Pedroche en una de las ofertas más mediocres de la Nochevieja televisiva. -

El fallecido Javier Marías era poco conocido por su sentido del humor, pero reivindicaba siempre que podía el talento cómico de Martes y Trece en su época de apogeo. Para muchos este aserto podría ser aventurado, instigado por un “pollavieja”, pero nada más fácil de probar para el espectador que el cambio de un canal a otro el pasado 31 de diciembre. Es decir, la primera cadena presentaba un melodramático especial de un digital espantoso que abanderaba la abuela manchega Venancia de José Mota mientras que la segunda ofrecía los mejores sketch de Josema Yuste y Millán Salcedo en su espacio Cachitos.

Apenas un botón del mando separaba un formato viejo, aburrido, de chistes resobados -la anciana llega a decir la frase “bien callao que se lo ha merendao”, propia del peor Milikito- con el ingenio endiablado de “Paca de Carmona”; una de las piezas maestras del dúo Martes y Trece. Este último sketch, sátira de Lauren Postigo y la Niña de la Puebla, mostraba a Paca confundiendo un metro con un abanico en un gag visual excepcional, digno de los Monty Python, y Lauren "Castigo” coronando el encuentro con aquella cita que todavía se usa con sorna entre el “artisteo” patrio: “Tú haces una gira en Soria y te forras”.

¿Cualquier tiempo pasado fue mejor? No, simplemente la renovación del humor, los cambios sucedidos con los tipos surreales de Joaquín Reyes e incluso el humor de minorías que abandera el perverso polimorfo Bob Pop, no han podido actuar de inefable champú anticaspa en un Mota que vive en el bucle melancólico de 1997. No hay nuevos públicos, ni siquiera riesgo en su sátira, y la aparición de Carlos de Inglaterra con Camila Parker Bowles sólo tiene una frase hecha que abochorna como “Si viene con Camila, yo me lo camelo”.

Miguel Mihura, padre y maestro mágico del humor surreal celtíbero, se habría arrancado los ojos con este especial lleno de retruécanos catetos y que le recordaría al nefasto “humor de paletos” que abanderó para mal su díscolo hijo Alvaro de Laiglesia en La Codorniz. Pero estas disquisiciones, con todo, resultan baladíes: con un 40% de audiencia en pasadas ediciones José Mota como imitador para todo, héroe de casinos provinciales, tiene asegurada una audiencia para esta covid catódica destinada a ser sátira en alguna sesión beoda de modernos en Madrid.

Nochevieja lamentable

Como demostración aristotélica de lo dicho, cada sketch de Mota estaba inundado de risas enlatadas conscientes los realizadores que a falta de torrijas bien valen colines. Este ardid había inspirado ya aquella cita aguda de Woody Allen en la película Annie Hall sobre los programas de la pequeña pantalla en la costa oeste: “En Los Ángeles no tiran la basura, la emiten en la televisión”. Apenas una pieza ingeniosa, la cena de navidad radiada como un combate de boxeo (que, como el lector sabrá, es una adaptación torpe del “sketch” de la cama en Bananas del citado Allen), es el Ferrero Rocher sin caducar de un paquete de bombones envenenado que podría haber enviado como regalo una maliciosa Preysler a Vargas Llosa como metáfora certera para su pichula triste.

Se podía ver a Ana Obregón en éxtasis perpetuo mientras a su vera Los Morancos ejercían de Arévalos salerosos haciendo humoradas tardofranquistas

El resto de cadenas tampoco supieron enfrentarse al cómico de las estepas manchegas, centradas casi todas en galas discontinuas, solo cortadas por las campanadas en directo, y que parecen haber sido grabadas en agosto. Estos formatos en su particular Día de la marmota sin final, de los cuales hizo una brillante parodia Álex de la Iglesia en su filme Mi Gran Noche, son divertidos de manera indirecta por ver a un imposible Jesús Vázquez al borde del infarto y que llega a emocionarse con la actuación de Melody (que ya es mucho emocionarse). También tiró la toalla ante Mota Antena 3 con su clásico programa resumen del 2022; aburrido cajón de sastre presentado por Eva González y Roberto Leal y con retales de inferior calidad a Cachitos de la segunda cadena.

Todos estos show parecían un improvisado “tratamiento Ludovico” que faltaba de una escena final escabrosa como tortura sin escapatoria: esta fue unas campanadas delirantes donde cada cadena apenas mereció espacio preferente en una emisora local turca cuyos espectadores son hombres cuadrúpedos de la ignota Capadocia.

El zapeo divertido entre las campanadas de las televisiones es quizá el mejor método de navegar buscando una isla donde quedarse. Pero más que islotes llenos de vegetación y víveres cada superficie son precisamente icebergs peligrosos: en uno se podía ver a Ana Obregón en éxtasis perpetuo mientras a su vera Los Morancos ejercían de Arévalos salerosos haciendo humoradas tardofranquistas (¡tardoprimoriveristas incluso!) sobre chinos y árabes propias de un militar africanista con mala leche y peor tabaco. Peor, lector, era ese hielo escarpado en Antena 3 que eran el cocinero Alberto Chicote delgado y Cristina Pedroche con tripita -el posgénero era esto- hablando de refugiados ucranianos mientras a cada minuto cantaban publicidad de las marcas más “turbocapitalistas” que uno pueda imaginar.

Pero, cuidado viajero, quedaba el obstáculo más tenebroso: el inefable Risto Mejide, el que se ligó a Laura Escanes con la frase “tu coño es mi droga”, y sus criaturas animadas de la Malasaña profunda haciendo humor canallita para lectores de Anagrama de más o menos diez años. Tampoco salvó este guirigay su tensión sexual con Mariló Montero -parecida a la que tienen las ardillas Chip y Chop- y esta última acabó recitando un monólogo preconciliar sobre la esperanza que habría sido apenas trofeo de bronce en algún colegio mayor de Navarra, circa 1983 (todos los sueños eróticos de Pablo Iglesias suceden allí, según Freud).

Ante tal colección de gorgonas, de chistes hechos e ilusión fingida, las nuevas generaciones volvieron a dar al youtuber Ibai Llanos la victoria moral con más de 400.000 usuarios únicos. Llanos, consciente de que las campanadas son por definición ridículas, invitó a los espectros de las navidades pasadas Ramón García y Anne Igartiburu en una troleada “dickensiana” que habría recibido el aplauso de 4chan y Forocoches. Sus seguidores, media España, respondieron: quizá sea la hora de apagar el televisor y encender el monitor.

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