Cultura

Oskar Matute, Pitingo y el antigitanismo de la izquierda 'abertzale'

El clasismo militante y los delirios de superioridad cultural son habituales en el separatismo vasco

El pasado domingo, Oskar Matute, diputado en el congreso español por EH Bildu, arremetía contra el superventas flamenco Pitingo, que había decidido ofrecer un concierto gratuito en la Plaza de Callao de Madrid. “Ningún pueblo, sean cuales sean las acciones de sus gobernantes, merece martirio semejante. Mi solidaridad con la buena gente madrileña. No en vuestro nombre”, ironizaba Matute en la red social X, antiguo Twitter. La canción que interpretaba Pitingo en el vídeo que compartía el político era una versión flamenco-soul de “I just called to say i love you”, una de las baladas más conocidas de Stevie Wonder.

En principio, podría parecer una simple disputa estética, pero sería dar demasiada importancia al azar entre todos los motivos socioculturales que tiene Matute para despreciar en público a Pitingo. Por encima de todo, está el profundo desprecio del mundo abertzale por toda forma cultural que les recuerde a los “maketos”, migrantes de las zonas más pobres de España que se desplazaron a Euskadi en busca de oportunidades laborales. Después está la mirada clasista hacia Andalucía, a la que siempre han considerado una cultura inferior, demasiado alegre, española y popular como para merecer respeto. Por último, recordemos el rechazo visceral a los gitanos, que el partido ha demostrado de manera contundente.

En verano de 1980, Herri Batasuna, precedente de Bildu, utilizó su poder municipal en Hernani (un alcalde y siete concejales) para intentar expulsar a tres familias gitanas sin recursos de su municipio. Se quejaban de la falta de voluntad de integración y de que los vecinos de la localidad no les querían allí. La concejal del PSOE, Ana Urtxueguía, explicaba las cosas de otra manera: “Desde hace tiempo se pidieron al gobierno civil casa prefabricadas para instalarles y la respuesta fue positiva, pero condicionada a que el ayuntamiento facilitara un terreno, cosa que no se ha hecho. Una propuesta para que la diputación ceda 2.000 metros cuadrados de su propiedad en Sorgintxulo está paralizada por el PNV”, explicaba Urtxueguía en El País.

Matute contra Pitingo

 El alcalde, Juanjo Uría, hablaba de “quejas” y “denuncias” de los vecinos, pero no existía ninguna condena para justificar su expulsión (hay que decir que en las tres familias había veinte niños). Uría ofreció a la prensa explicaciones tan reveladoras como esta: “¿Pero a dónde quieren llegar? ¿A acusar a Herri Batasuna de racista? Eso es un puro disparate porque todo el mundo sabe que en nuestra coalición hay extremeños y gallegos militando, y muchos inmigrantes nos votan”, alegaba el alcalde, en unas declaraciones típicas del racismo clásico. Luego añadía que Herri Batasuna solo aspiraba a expulsar del municipio a 200 gitanos transeúntes, no a los otros 50 residentes. Uría justificaba la expulsión en un documento hablando de que la presencia de los gitanos suponía"una intromisión en la población de Hernani”. Poco más que añadir.

Finalmente, los gitanos no fueron expulsados, no por falta de ganas de la izquierda abertzale, sino por los esfuerzos de Juan Ramón Ramírez Heredia, diputado gitano del PSOE, partido que recibe la mayoría de los votos de esa comunidad en el País Vasco. Este rechazo frontal a los gitanos contrasta con los esfuerzos del mundo abertzale de identificarse con la comunidad afroamericana, con objeto que vender una equiparación entre la opresión de ambas comunidades. Basta leer las letras y entrevistas del cantante Fermn Muguruza, publicaciones culturales como Napartheid (que presenta a Navarra como víctima de un apartheid) o recordar que fue Arnaldo Otegi quien presentó la Autobiografía de la activista afroamericana Angela Davis (ella parece comprar la comparación, ya que incluso visitó a Otegi en la cárcel). ¿A quién le importa el pequeño detalle de que los vascos nunca fueron esclavizados y que su renta media está entre las mayores de España?

Cuando Matute menosprecia en público a Pitingo está cayendo en la más burda caricatura del hípster, enterado o modernete que estigmatiza la música popular. Y lo hace hasta extremos grotescos, ya que la misma canción de Stevie Wonder que desprecia en la voz de Pitingo es la que detestaban los protagonistas de Alta Fidelidad, de Nick Hornby, arquetipo de esnobs británicos que no soportan compartir gustos estéticos con la plebe cultural (presunta plebe cultural).Empantanado en su propia soberbia, seguramente Matute ni siquiera es consciente del clasismo y racismo de su actitud pública, una disfunción típica de ambientes culturales cerrados, que encuentran inferior cualquier cosa que guste a las personas de fuera de la burbuja.

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