Los amantes del fútbol recordamos más el puñetazo de Gil al gerente del Compostela que los mejores goles de Kiko Narváez de esa misma temporada. El madridismo tiene una deuda impagable con los presidentes que hicieron posible que jugadores como Julien Faubert se ajustara, nunca mejor dicho, la camiseta blanca. El que firma este artículo también podrá decir que por aquellas fechas vio a Thomas Gravesen compartir centro del campo con Zidane, Beckham y Guti. Un tractor completando un cuarteto de cuerda, y un Bernabéu que hacía los coros, murmurando y jaleando cuando el mostrenco danés se acercaba sin frenos a embestir a algún rival.
Este fin de semana vuelve el derbi madrileño, imaginen un 11 blanco formado por Dudek en la portería; Secretário, Woodgate y Coentrão en la defensa; un centro del campo con Karembeu, Émerson y Gravesen; acompañados en la delantera por Prosinecki, Hazard, Cassano y Faubert. Empezando por estos tres últimos, el factor en común de esta tripleta delantera es su enemistad manifiesta con la báscula del club. De Hazard, uno de los fichajes estrellados de Florentino, un periodista informó en exclusiva que no había pedido postre en un restaurante. Bajando al centro del campo es difícil pensar que este trivote llegara a coordinar 7 pases seguidos sin hacerse una falta entre ellos mismos. Y de la parte trasera, salvo Coentrão, que hizo campañas decentes, pero que quedará en el recuerdo por ser pillado fumando, el resto jugó cuatro partidos contados.
Este es el 11 que proponen los guionistas Álvaro Velasco e Iñaki San Román, creadores del podcast ‘Paquetes’, un formato futbolero con cuatro años de vida, alejado de la polémica chiringuitesca y hasta de la actualidad y que atrapa a sus seguidores con humor y anécdotas de todo lo que rodea al mundo del fútbol. Hay mucho de nostalgia en su formato que ahora publican como El álbum de Paquetes (ECC Ediciones), en el que repasan el historial ‘paquetil’ de 20 equipos históricos, con dibujos de Lorenzo Montatore, Pablo Ríos y Antonio Hitos. De morriña va la cosa y nada más nostálgico para un niño de los ochenta, noventa o dosmiles que un álbum de cromos. En el que presentan Velasco y San Román nadie va a buscar el Messi de Oro, sino aquel portero que parecía no tener brazos o aquel presidente acusado de secuestrar a otro presidente, creanme que esto último pasó en el Valencia C.F. en el año 2009.
Todos son paquetes, jugadores no necesariamente malos, pero que no dieron la talla cuando venían con la vitola de megaestrellas, o que incluso mostrando un digno rendimiento, pasaron a la historia por ser más conocidos por los camareros de las discotecas de su ciudad que por los empleados de la ciudad deportiva.
Algunos de los que ilustran las páginas guardan un historial sobresaliente, como el caso de Dani Güiza que en 2008 metió 27 goles, y fue campeón de Europa con la selección de Luis Aragones en el inicio de la España gloriosa. Pero ninguno de sus tantos puede competir con aquella entrevista en la que, ante las preguntas de película, actor y actriz favoritos, contestó: "Actor: Torrente; película: Torrente; y actriz: la pescadera que se pone a gritar ¡Torrente, Torrente!".
Actor: Torrente; película: Torrente; y actriz: la pescadera que se pone a gritar ¡Torrente, Torrente!Dani Güiza, al ser preguntado por su película, actriz y actor favoritos
Presidentes noventeros
El álbum ya estaba en imprenta cuando se produjo el último escándalo que le costó el puesto al expresidente de la Real Federación Española de Fútbol, pero como no era la primera vez que Luis Rubiales se salía del tiesto, el libro recoge y recrea aquella esperpética rueda de prensa en la que a todos los españoles nos tatuó en la memoria, a base de repetir unas 700 veces, aquello de que no había tomado nunca una cerveza, que era de Motril y que tenía miedo de que alguno de sus enemigos le pudiera meter "un saco de cocaína" en su coche.
Con comportamientos inaceptables que hacen de Rubiales un experto en protocolo, los presidentes de fútbol de los noventa, violentos, racistas, machistas, homófobos y ultracorruptos nos siguen transmitiendo cierta ternura, como vestigios de una sociedad que parece superada. El puñetazo de Jesús Gil al gerente del Compostela, sus vídeos en un jacuzzi rodeado de mujeres en bikini, sus ruedas de prensa con un inglés propio de un jefe indio de dibujos animados para justificar sus actitudes racistas: “I am white. No problem. Ahora, I think that… If I think that you black, and say, «black, black, black» all day, is very bad. The color no is problem. For man”. Sus reportajes junto a su caballo Imperioso, con pullas a periodistas, "este es más listo que todos vosotros". O el día que mostró a su cachorro de cocodrilo "Furia", regalado por Fidel Castro y atado con una cadena de oro, son obligadas en cualquier ronda de anécdotas futboleras.
El cutrerío y la corrupción son ingredientes estrella para generar un buen paquete. Lo primero no puede, sino sacarnos una sonrisa, como el día en el que se coló un imitador de Nicolas Cage en el palco del Bernabéu y fue agasajado por el entonces presidente, Ramón Calderón. El actual presidente y mandamás de ACS también se le deben salidas de tono con respecto a los jugadores, aunque en este caso fueran en ámbito privado y grabados a traición, con frases como "Ese es tolili, un poco subnornal", refiriéndose a Fábio Coentrão, y que también aparece reflejada en El álbum de Paquetes.
La salud de sus clubes es otra de las preocupaciones recurrentes de insignes presidentes: “¡Al loro! ¡Que no estamos tan mal!”, avisó Joan Laporta a sus socios. O el imborrable: “Estábamos en la UVI. Nadie daba un duro por nosotros. Yo os entrego a ustedes un Betis libre, limpio, en Primera, de ustedes”, que vociferó Manuel Ruiz de Lopera.
Cada capítulo del volumen dedica un apartado a ilustres personajes de los 20 equipos, entre los que aparecen los Estopa, C. Tangana, Cristina Pedroche o el recientemente fallecido Pepe Domingo Castaño. Otro a las camisetas más feas de la historia, insuperable, la ya mítica y ahora ultracotizada en Wallapop, elástica del Athletic que cambiaba el clasicismo de las rayas verticales por unas manchas, la ‘camiseta kétchup’, con la que iba a disputar la Copa de la UEFA de 2004 - 2005, pero que fue retirada tras un amistoso en Holanda.
También se detiene en los paquetes arquetípicos de cada equipo, como la cadencia del Barça por un brasileño que nunca juega, un jugador que en el Arsenal de Wegner apuntaba a nuevo Cruyff o un canterano que le dan mil oportunidades inmerecidas por poseer aquello del “ADN Barça”. Esta enciclopedia es un sinfín anécdotas de futbolistas que conducen con tasas de alcohol de 1,30, estrellan ferraris, o asaltan McDonald's. Jugadores que en algún momento nos hicieron pensar que si ellos pudieron, nosotros también pudimos jugar en Primera.
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