La crítica cultural es cada vez más blanda, en parte por la costumbre en encargar las reseñas a la firma que más sintoniza con cada artista. En realidad, sobran los discos endiosados, decadentes y de prestigio inflado, que hace años no se dan cuenta de que han perdido la brújula para hacer canciones relevantes.
Yes future (Los Chikos del Maíz)
Estamos ante el disco que más suena en los coches oficiales de nuestro gobierno. Hace tiempo que este dúo hip-hop valenciano suena como una parodia de ellos mismos, con beats cada vez más blandos y previsibles y letras sin vuelo poético, que remiten más a sus peleas tuiteras o a su lista de la compra de la FNAC que a los conflictos reales de la calle que una vez sí que supieron simbolizar.
What’s gonna take? (Van Morrison)
En serio, no le ha gustado a nadie. Copio y pego una frase de la reseña de 'Analog Planet': “Escuchar completo este álbum de 79 minutos es una experiencia agotadora, insufrible, hasta el punto de que cabe preguntarse si Morrison simplemente se ha dedicado a trolearnos”, explica el firmante, Malachi Lui. El álbum parece una colección de discursos de jubilado crispado cantados sobre una música entre inane e irritante.
Topicazo tras topicazo, el grupo murciano despliega sus estribillos previsibles y sus rimas de Mr. Wonderful para tatuados.
Donda 2 (Kanye West)
Hay que estar muy ciego para no darse cuenta de que Kanye West es el mejor rapero de nuestra época, pero también hay que estar muy sordo para negar que atraviesa la etapa menos inspirada de su vida, víctima de una personalidad bipolar y una evidente adicción a la fama. Donda 2 suena como alguien cantando, rebosante de confianza, después de ingerir grandes cantidades de las drogas que peor le sientan. Un dolor.
Sustancia X (Villano antillano)
Aclamado por doquier, la verdad es que estamos ante uno de esos discos que no tienen nada realmente irritante pero tampoco te dan ningún motivo para emocionarte. El flow es trotón y ramplón, las metáforas de las rimas poco trabajadas y los sonidos como de 2004. Uno de los pocos discos de música urbana en español que flojea por todos los flancos.
El amor de la clase que sea (Viva Suecia)
Existe una clase de himnos, muy celebrados en ciertos festivales de verano, que concentran lo peor del pop, el indie y el rock escuela Springsteen. Topicazo tras topicazo, el grupo murciano despliega sus estribillos previsibles y sus rimas de Mr. Wonderful para tatuados. La voz anodina de su cantante vende con aire supersolemne la típica poesía de flipado de instituto.
Tony Iommi
Sr. Lenore: Una ventosidad del sr. Morrison contiene mas calidad musical que todo lo que perpetran sus idolatrados Rosalia y el Conejito Malo.