140 caracteres le bastan a Arturo Pérez- Reverte para dejar muy claro lo que opina sobre tirios y troyanos, al menos en lo que a la huelga general del pasado jueves 29 de marzo respecta.Tomándole la palabra a quienes le acusan a veces de tibio e incluso de frívolo, por usar su cuenta de twitter para afirmar que ha bebido orujo o tomado gazpacho, esta vez el autor de El Puente de los asesinos se ha despachado a gusto.
Usando como ocasión para hablar del asunto una supuesta entrevista publicada en prensa a una mujer, comenzó Pérez-Reverte a comentar sus opiniones sobre la pertinencia o no de dicho paro, alternándolas con supuestos comentarios, parafraseados en registro de ciudadano de a pie, con los que comenzó a caldear el debate con sus contactos de twitter: "Sabiendo que hemos pasado de ser un rebaño de borregos, con el gobierno anterior, a una cuerda de esclavos con el gobierno de ahora, estamos de acuerdo con que la reforma laboral sólo nos reforma a los de siempre..." dijo.
Interpelado por quienes alternaban ideas con el escritor en el twitter, Pérez-Reverte fustigó por igual a sindicalistas y al gobierno, convirtiéndolos en blanco de críticas: "Tan culpables ellos como los sinvergüenzas, incompetentes y demagogos que nos dejaron en cueros. Contribuir al negocio de esos dos payasos que se pavonean como un partido político, sin otra fuerza que el chantaje violento de sus piquetes. Puede ocurrir que seas el dueño de un modesto bar, como nuestro común amigo Paco Cepa. Y que abras porque no quieres hacer huelga. Porque, en principio, eres libre de hacer o no hacer lo que te convenga. Y en tu hambre mandas tú".
Pérez-Reverte defendió el derecho de elección a hacer o no huelga, así como a discrepar o a apoyarla. “No me parece mal que quien lo creyera justo hiciera huelga.Muchos amigos la hicieron.Detesto obligar a hacerla a quien no quería". Al verse criticado por quienes veladamente le acusaron de conservador, el escritor salió al paso: "O sea, que no estar de acuerdo con la huelga general del otro día es de fachas" e incluso continuó.
"En España, no. Aquí es obligatorio ser de derechas y tragarlo todo por ahí o ser de izquierdas y tragarlo todo por allá. Compartir algo de lo uno y algo de lo otro y ser consecuente con ello funde los plomos. Obliga a pensar. Y claro. De ahí nuestros eternos cainismo, vileza y mala leche. Y el adversario, ni vencido ni convencido: exterminado. O moros, o cristianos. Un país analfabeto siempre necesita etiquetas fáciles para creer que se aclara”.
Sus comentarios no pasaron desapercibidos entre usuarios y seguidores, quienes aún después de terminada la conversación continuaban aportando sus opiniones, favorables o contrarias, a los juicios del escritor. Lo que sí queda claro es que, en las redes sociales, resulta ahora mucho más rápido y menos prosopopéyico obtener valoraciones -a veces más emocionales- que antes se esperaban sólo en el contexto de una columna de opinión o de una sosegada entrevista, más aún en el caso de escritores como Pérez-Reverte, a mitad de camino entre el académico y el escritor de best-sellers históricos -Alatriste y compañía-, una rara mezcla entre la celebridad y las luces, no precisamente reflectantes .