El autor de El tango de la guardia vieja acostumbra tuitear una vez a la semana. Sólo los domingos, pero esta vez ha roto la rutina. ¿La razón? La sentencia de plagio dictada en 2011 a favor del cineasta Antonio González-Vigil y por la que Reverte se ha visto obligado a compensarle económicamente. El asunto, que ha saltado de nuevo a la palestra a pesar de haber transcurrido dos años, ha obligado al escritor a abrir “el bar de Lola” –así llama a su espacio en las redes sociales- para cargar contra González-Vigil y aclarar algunas cosas.
Tal y como ya lo había dicho en el comunicado que difundió en su página web, Pérez-Reverte se reafirmó en su explicación de que todas las anteriores resoluciones y sentencias firmes, incluidas vía penal y Primera Instancia, negaban el plagio. Y aunque asumió que sus abogados habían estado a la altura, remató: “El abogado de los malos era mejor que los míos”. También denunció y criticó la actitud de González Vigil contra su equipo legal.
Asimismo, le bastaron 140 caracteres a Pérez-Reverte para afirmar que hubo amaños en el proceso judicial. Así lo manifestó en uno de sus tuits: “ En vista de la sentencia, que el informe lo hiciera un amigo del demandante le pareció a la juez lo más natural del mundo”.
Sólo quiere más dinero
Tras presentarse ante los medios en rueda de prensa, González Vigil llamó de todo al autor de El Club Dumas: chantajista, mentiroso… y no contento con ello afirmó que los 212.528,94 euros que ya ha pagado Pérez-Reverte en compensación no eran suficientes.
Al respecto, el escritor manifestó de nuevo lo que ya había dicho en su comunicado. Tras admitir que había pagado lo que le había sido asignado, agregó : “La sentencia es del año 2011 y el pago se hizo en 2012. LLevan desde entonces pidiendo más”.
Como suele ocurrir cada vez que interviene con sus polémicas opiniones, el pasado martes el escritor consiguió no pocas adhesiones entre sus seguidores. Aprovechó Pérez-Reverte para expresar su deseo de que “el chantaje y la extorsión” lleguen a su fin. Aunque, para él, González-Vigil "no sabe hacer otra cosa".