Hablemos claro: casi ningún musiquero esperaba gran cosa de los premios Odeón. Primero, por los antecedentes: ni los Amigo ni los Premios de la Música (ambos extintos) lograron transmitir nunca la sensación de ser una gran resumen de los acontecimientos musicales del año. Más bien se quedaron en el enésimo escaparate de las novedades que la industria buscaba colar en la televisión. Es difícil recordar actuaciones memorables, descubrimientos reveladores y polémicas sustanciales de unos premios de música en España. Cuando se organiza una gala musical de este tipo en nuestro país, a lo que se aspira es a que tenga cierto ritmo, que evite la sobredosis de autoelogio y que los chistes no se traduzcan en silencios incómodos. Esos tres objetivos se consiguieron casi siempre en las dos horas transcurridas, sin emocionar ni entusiasmar en ningún momento.
"Entre los aciertos: el homenaje a José Luis Perales, la inclusión de Camela como presentadores y la apuesta por rejuvenecer a los candidatos".
¿Lo mejor de la noche? En el plano musical, destacó la preciosa versión de "Tu frialdad" (Triana) interpretada por Pablo Alborán, Tomatito y José Mercé. Lo suyo hubiera sido optar por una pieza flamenca de verdad, pero les quedó tan chula que solo caben alabanzas. Merecida también la regañina al Ministerio de Cultura por el poco cuidado con el que se trata al arte jondo (lo mínimo sería un programa en la televisión pública, para empezar). Otros aciertos notables fueron el homenaje a José Luis Perales, la inclusión de Camela como presentadores (siete millones de discos vendidos y la industria jamás les han dado un premio) y la apuesta por rejuvenecer a los candidatos, con espacio para Lola Índigo, Don Patricio y Danny Ocean (Rosalía no compareció en persona, sino mediante vídeosaludo, al estar en Los Ángeles para actuar en los Grammy). También brilló la colaboración de Manuel Carrasco con Mon Laferte.
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Problemas de sonido
¿Lo más cuestionable? Las continuos problemas de sonido, que sufría bajadas y subidas inesperadas. India Martínez recibió un micro enmudecido y en la actuación de Beret ocurrieron un fenómeno paranormal, cuando se ausentó el pianista pero el instrumento seguía sonando. En un par de categorías, se olvidaron de mencionar a los nominados, con Vanesa Martín haciendo el mejor chiste de la noche: “¿Ya estamos corriendo para que comience la teletienda?”. Mikel Erentxun y Ariel Rot se mostraron perdidos en todo momento, además de soltar un par de chistes clasistas sobre los orígenes obreros de Estopa. Que Alejandro Sanz ganase el premio al mejor álbum del año con uno de sus peores trabajos también es un indicio de que esto es otra pasarela para que desfilen superventas, en vez de una plataforma para reconocer el mérito y el talento. Lo digo como fan rendido de uno de los mejores artistas pop de nuestra historia.
"Los decorados desplegaban vagones de metro grafiteados, pero los raperos españoles fueron los grandes olvidados de la noche, a pesar del gran momento que vive la escena"
El Teatro Real demostró ser un buen marco para la gala, aunque los decorados resultaron tristes y trasnochados. Esos vagones de metro grafiteados hubieran parecido tópicos ya en los noventa, si alguien los hubiese usado para ambientar programas como “Ponte las pilas” o “La 5ª marcha”. Además, mucho recurrir al grafiti pero el hip-hop fue el gran olvidado de la noche (cero atención a nuestra pujante escena, con la presencia de La Mala Rodríguez dando u premio como excepción que confirma la regla). El presentador de la gala, Quequé, demostró soltura y repartió buenos chistes, sin aportar grandes novedades. Hay que admitir que estas galas nunca han destacado por su audacia.
Preguntas pendientes
Comparar a los premios Odeón con los Goya sería una crueldad innecesaria, ya que compiten en ligas totalmente diferentes. Nadie cuenta los días para que se celebren los Odeón, ni los premiados verán su fama multiplicada por haber sido distinguidos anoche. Se cumplió el trámite y eso ya es algo positivo. Ahora cabría pedir un poco más de riesgo, chispa y aventura para la gala de 2021. Este año la única decisión innovadora fue incluir diez nominados por categoría y no supuso precisamente una mejora.
Posdata: ¿Por qué no hay discjockeys en unos premios de música del siglo XXI? ¿Sigue siendo necesaria la separación de categorías en masculinas y femeninas?, ¿por qué no hay un espacio para músicas folclóricas y de raíz?, ¿son creíbles los discursos sobre la música como labor colectiva cuando no se premia a productores, ejecutivos, portadistas, promotores, coreógrafos y compositores que no son intérpretes?, ¿por qué esa continua distinción entre "españoles" y "latinos" si los españoles somos doblemente latinos? Estaría bien responder alguna de estas preguntas en posteriores ediciones. Si las hay, que no está claro.