Cultura

Protestas en Cuba: la cultura pide cambios

Momento histórico contra la censura y la represión

El pasado 28 de noviembre puede convertirse en un día histórico para la cultura cubana. Cientos de personas se concentraron ante el ministerio para protestar contra la censura y la represión de opciones contrarias al discurso oficial. Los ejemplos van desde la persecución al hip-hop nacional -el rapero Denis Solís está encarcelado por "desacato a la autoridad"- hasta la reciente intervención policial contra cinco personas en huelga de hambre y una decena de acompañantes. “Son pocos los progresos democráticos que hemos podido celebrar en Cuba desde hace años; ver como el gobierno daba un paso atrás ayer, obligado por un grupo de ciudadanos que se reunieron espontáneamente para protestar durante todo el día, es sin dudas un avance”, escribe Yanko Moyano en un esclarecedor artículo de la revista Rialta. Un pequeño grupo de cubanos se manifestaron también el domingo en Madrid.

La poeta Katherine Bisquet fue la encargada de leer un comunicado que resumía la reunión con el viceministro Fernando Rojas. Lo más importante es la información de que el gobierno había aceptado establecer una “tregua” respecto a los espacios culturales independientes, palabra que se ha considerado un reconocimiento implícito de que existía una ofensiva organizada contra ellos (no una guerra, pero sí un “hostigamiento”). También se acordó, según Bisquet, una garantía de “regreso seguro a casa” para las personas concentradas ante el ministerio, es decir que la policía no perseguiría a quienes habían apoyado la protesta. Aunque los asistentes tenían diversas procedencias, destaca la participación del Movimiento San Isidro (MSI), que el presidente Miguel Díaz-Canel considera "una farsa" vinculada a Estados Unidos.

 La escena musical cubana se ha puesto del lado de la protestas, como muetsran los mensajes de Cimafunk, Haydée Milanés, Leoni Torres...

En redes sociales es palpable el apoyo de figuras culturales a los disidentes, incluyendo a referentes de la crítica cultural de izquierda. El ensayista y curador Iván de la Nuez, cubano afincado en Barcelona, compartía la crónica de la concentración con el siguiente texto: “A esta gente no hay que adoctrinarlas ni liderarlas ni aportarles. De esta gente hay que aprender”, afirmaba. De la Nuez ha publicado este año Cubantropía (Periférica), un análisis de la cultura popular cubana y sus complejas relaciones con el colonialismo. También apoyó las protestas el escritor Juan Cárdenas, autor del aclamado Elástico de sombra (Sexto Piso), que reivindica la tradición popular afrocolombiana como recurso de las clases oprimidas. Posturas como estas rompen el tradicional automatismo por el que los intelectuales ’progresistas’ apoyaban de manera automática al gobierno cubano y menospreciaban cualquier reivindicación como favorable a los intereses de Estados Unidos.

Música contra la represión

La estrella más pujante de la joven música cubana, Erick Iglesias Rodríguez, más conocido como Cimafunk, también respaldó públicamente la protesta. “Estoy orgulloso de mis colegas porque están usando sus voces, sus palabras y su comportamiento pacífico para compartirnos sus realidades y su visión de prosperidad, bienestar, libertad y paz. Yo no estoy en Cuba en este momento por razones familiares y profesionales, pero me siento representado por los amigos y colegas que fueron al MINCULT (Ministerio de Cultura) a expresarse, y de los que no fueron por diversas razones, pero que nos han mostrado su apoyo desde donde quiera que estén. Estoy en contra de la violencia. Estoy en contra de los insultos personales y del extremismo”, declaraba en su cuenta de Facebook. Otras figuras destacadas de la música de la isla mostraron también su acuerdo, entre ellas Haydée Milanés, Carlos Varela y Leoni Torres.

"Me dijeron 'cuando escribas tu post, pon tal cosa'; que lo pongan ellos en el suyo, no soy el mecanógrafo de la policía política", desafió Álvarez

El documento más impresionante de estos días es el “Relato de un desalojo”, firmado por Carlos Manuel Álvarez, director de la revista El Estornudo (la fuente más fiable para seguir estas protestas y seguramente también la vida cultural de la isla en general). Esta vez su relato se publicó El País y comienza así: “Como un escuadrón SWAT artesanal —menos fornidos, desorganizados, tratando de adaptarse a la coreografía de las muchas idénticas películas gringas— más de una decena de mujeres y hombres de la Seguridad del Estado entraron disfrazados de médicos sanitarios a Damas 955, La Habana Vieja, y detuvieron de manera forzosa a catorce personas, la mayoría de las cuales protestaba de modo pacífico desde hacía ocho días por la detención arbitraria del rapero Denis Solís, condenado en juicio sumario a ocho meses de prisión por el cargo de desacato. Cinco de esas personas se encontraban en huelga de hambre y solo yo llevaba allí menos tiempo que los demás, dos noches de fatigoso pero extraordinario encierro”, explica.

Interrogatorio revelador

La cosa se agravó durante la tarde de ayer, hora española. Carlos Manuel Álvarez fue interrogado durante casi tres horas y narró la experiencia en su página de Facebook. "Me llamaron mentiroso muchas veces y dijeron, otras tantas, que el gobierno de Estados Unidos me financiaba. Intentaron crear las típicas divisiones entre amigos y colegas. Que Mónica nos dijo esto de ti, que Abraham dijo esto otro de ti, que en San Isidro creen tal cosa de ti. No se tragan —qué se van a tragar— que entré a San Isidro por solidaridad. Están convencidos de que alguien me manda, de que obedezco órdenes de agentes extranjeros para lo que ellos llaman la subversión", recuerda.

Carlos Manuel Álvarez, director de la revista 'El Estornudo'

Más charla kafkiana: "Me dijeron que el límite era: 'con la revolución todo, contra la revolución nada'. Les dije 'sí, esa frase nefasta'. Ahí empezaron con consignas. Dijeron de nuevo revolución y les dije que no era revolución, que era dictadura. Se molestaban cuando les disputaba el lenguaje, como si alguien los estuviera oyendo y no pudieran no salir al paso, so pena de castigo, a la palabra dictadura", afirma. "Me dijeron: 'ahora cuando escribas tu post, pon tal cosa'. Pero no voy a poner tal cosa, porque es mi post. Que lo pongan ellos en el suyo, no soy el mecanógrafo de la policía política. Me preguntaron de nuevo qué me había parecido el trato. Les dije que me sentía mal (...) Les dije que solo a través del interrogatorio podrían ellos conversar conmigo. 'Pero bueno', dijeron, 'tú has visto que no te hemos golpeado, que no te hemos dañado'. Me eché a reír. 'Eso no es un mérito', les dije, 'no lo es'". Algo está crujiendo en la cultura cubana y esta vez parece que los que mandan no tienen todas consigo.

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