Cultura

¿Puede surgir en Europa un J.D. Vance?

El candidato a vicepresidente, de origen humilde y con un libro de éxito, podría replicarse en nuestro continente

  • El senador por Ohio J.D. Vance. -

J.D. Vance es uno de los grandes personajes políticos del momento. Surgió de una familia desestructurada en una de las zonas más pobres de Estados Unidos y hoy parece un líder de largo recorrido, tanto para el Partido Republicano como para el país. Su libro más exitoso, Hillbilly: una elegía rural, fue un éxito en medio mundo, lo que también le convierte en un perfil político singular. ¿Podrían salir líderes similares a él en el viejo continente? Sin duda, Vance tiene un perfil de temperamento europeo, ya que escogió ser católico pudiendo ser protestante y también porque admira la revolución conservadora de Víctor Orban en Hungría, que cuenta con sólidas bases teóricas.

En un momento de crisis de credibilidad de las élites políticas, los perfiles de abajo y con principios fuertes cada vez parecen más una carta ganadora. En España, el primer nombre que se viene a la cabeza es el de Ana Iris Simón, autora del exitoso Feria, que interesó a referentes tan diversos como Jorge Javier Vázquez, Santiago Abascal y el trapero C. Tangana. El libro son sus memorias como niña en una familia de trabajadores y feriantes, que comienza a triunfar en el mundo de la prensa cultural pero acaba rechazando los placeres posmodernos para abrazar los valores tradicionales fuertes.

A pesar de que Vance es candidato de Trump, su libro fue elogiado por destacados demócratas (como Larry Summers, secretario del Tesoro de Bill Clinton) que vieron en el texto un modo de comprender la extrema desigualdad de oportunidades que sirvió de combustible al trumpismo. De manera similar, Feria muestra los espejismos de la modernidad en las etapas de dominio de PP y PSOE. 

El descrédito de las élites políticas abre espacios para candidatos de abajo que hayan conectado con el malestar popular

Francia es el caso más complicado. Un novelista de perfil internacional como Michel Houellebecq aportaría mucho a un gabinete presidencial, sobre todo después del profético Sumisión, donde imaginaba que un desborde demográfico y cultural convertía al país en un república islámica (algo que no es descartable en un futuro próximo). En todo caso, su mejor radiografía de los problemas del país es Serotonina, donde retrata la decadencia de las viejas élites.  El problema es que Houellebecq parece demasiado viejo y descreído para la política activa.

Alternancia sin alternativas

Otro candidato francés, mucho más desconocido, es el sociólogo Didier Eribon, nacido en una familia de militantes del Partido Comunista. En sus preciosas memorias, Regreso a Reims, cuenta como sus padres pasan de la hoz y el martillo al lepenismo para conservar el sentido de comunidad. ¿Un párrafo clave para hacernos una idea del libro? "Se dice que cuando Marcel Jouhandeau -un escritor católico- vio pasar una comitiva de estudiantes durante Mayo del 68 les gritó ‘¡Váyanse a sus casas! ¡En veinte años todos serán notarios!’ Más o menos, eso es lo que mi padre pensaba o sentía, aunque por razones diametralmente opuestas. Y fue justo lo que sucedió. Quizá no notarios, pero sí notables, instalados política, intelectual y personalmente, al término de trayectorias en general pasmosas, en la comodidad del orden social y la defensa del mundo real tal cual es”, denuncia. Ese giro elitista del progresismo es el que abre nuevos espacios políticos.

En Italia, sin duda, el candidato ideal para hacerse un JD Vance es el filósofo italiano Diego Fusaro, que ya ejerció de asesor informal de Matteo Salvini en su época de mayor popularidad. Sus propuestas suelen ser adaptaciones heréticas de Marx, Hegel y Gramsci, que desembocan en una especie de metapolítica que señala que el enfrentamiento entre conservadores y progresistas es solo un teatro de guiñol. "Es la alternancia sin alternativas característica de la época neoliberal: tanto si gana la derecha azul turquesa como si gana la izquierda fucsia, de todas formas el que sale ganando es el capital, que justamente tiene un ala derecha y un ala izquierda", explica Fusaro no es un filósofo realmente popular, aunque sí de culto, que encajaría perfectamente en la directiva de cualquier partido antisistema.

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