Los tópicos despectivos sobre el reguetón siempre han sido numerosos. Uno de los principales dice que se trata de una música elemental, incapaz de ir mas allá de la apología eufórica de los culos y tetas. La actualidad ha desmontado este lugar común con una imagen icónica: los superventas Bad Bunny y Residente (ex Calle 13) encabezando las recientes manifestaciones populares (hasta 500.000 personas) en San Juan de Puerto Rico. El objetivo no era menor: conseguir la renuncia del gobernador del estado libre asociado, Ricardo Rosselló. Ganaron su órdago.
Ambos músicos, además, han escrito una canción donde explican su postura, con el desparpajo habitual en el género. “Tú no eres hijo del cañaveral, escoria/ tú eres hijo del cabrón más corrupto de la historia”, denuncia Residente. El padre del actual gobernador, Pedro Rosselló, también dirigió los destinos del estado libre asociado. “Y que se enteren 'tos' los continentes/ que Ricardo Rosselló es un incompetente/ homofóbico, embustero, delincuente/ a ti nadie te quiere, ni tu propia gente”, añade Bad Bunny en este éxito viral, titulado "Afilando cuchillos". Otros famosos que se unieron a las protestas son Benicio del Toro, Ricky Martin y el autor teatral Lin-Manuel Miranda.
En principio, parecía que el levantamiento popular tuviera que ver con la salida a la luz de unos chats privados donde Rosselló desataba su misoginia, homofobia y desprecio por sus gobernados. En realidad, esto solo fue la gota que colma el vaso. Lo explica explícitamente Bad Bunny en otra de las rimas de la canción: “Quizás tú hablas en tu grupo como yo en el mío/ pero yo no tengo fondos públicos ‘escondíos’/ de la muerte de los puertorriqueños, yo no me río/ PR está ‘encabronao', Ricky estás 'jodío'”, denuncia. La canción superó los seis millones de clics en su versión más popular. Tras mucha resistencia por su parte, Roselló comprendió que su mejor opción era la renuncia.
Manipulación mediática
La periodista Marisol LeBrón pone en contexto el levantamiento popular pacífico en un detallado artículo titulado “Las protestas en Puerto Rico tratan sobre vida y muerte”. Entre las revelaciones más irritantes para la población destacan las conspiraciones para promover historias en los medios de comunicación para tapar la incompetencia a la hora de afrontar las consecuencias del Huracán María, que desbordó las estructuras estatales en mayo de 2018. “¿Tenemos algún cuerpo con el que dar de comer a nuestras masas? Claramente necesitan atención”, escribió en el 'chat' Christian Sobrino, asesor financiero del estado. Las historias negativas en prensa se ocultaban con otras capaces de distraer la atención de los cuidadanos. Hasta ahora, que han dicho "basta".
Residente ya es un veterano a la hora de fundir ‘perreo’ con reivindicaciones políticas. Su momento de mayor voltaje antagonista fue “Querido FBI”, letra en la que denunciaba el imperialismo gringo en el Caribe
Así lo resume LeBrón: “Para los puertorriqueños, los 'chats' fueron solo el último recordatorio de cómo sus vidas son devaluadas y sus futuros sometidos al dominio colonial y la avaricia de las élites locales. Los manifestantes se rebelan ante el contenido de las conversaciones, pero también difunden demandas muchos más amplias para reformular la vida social de Puerto Rico”, señala. “Reclaman una auditoria de la deuda de 124 mil millones de dólares y la disolución de la Financial Oversight Board, organismo a quien se responsabiliza de perpetrar la situación colonial de Puerto Rico”, escribe la periodista.
En realidad, Residente ya es un veterano a la hora de fundir ‘perreo’ con reivindicaciones políticas. Su momento de mayor voltaje antagonista fue “Querido FBI”, la rabiosa letra en la que denunciaba el imperialismo gringo en el Caribe, al hilo del asesinato del líder del movimiento machetero, en septiembre de 2005. “Ahora voy a explotar con estilo/ en el nombre de Filiberto Ojeda Ríos/ me tumbaron el pulmón derecho, pero todavía respiro/ me voy a los tiros, pero todavía respiro/ a los federales con piedras les tiro/ y si no hay piedras, pues les tiro con güiro/ con lo que sea, tumbaron al hombre, pero no a la idea /a 'tos' los federales los escupo con diarrea/ me dan nausea, me dan asco/ yo sé que estoy perdiendo los cascos/ por culpa de ustedes, jodíos brutos/ la Calle 13 está de luto”, recitaba en la canción, que se hizo viral inmediatamente. Hoy tiene un millón trescientas mil visitas, a pesar de la dureza de su mensaje político.
Poder afrocaribeño
Otro nombre clave es Tego Calderón, pionero y maestro del reguetón, seguramente la figura más respetada de esta escena musical. Su canción más combativa se titula “Loíza” y cuenta la historia del barrio de Puerto Rico donde creció, antiguo palenque de esclavos hoy convertido en gueto de los afrocaribeños más pobres. “Yo soy niche, orgulloso de mis raíces/ de tener mucha bemba y grandes narices/ ni sufriendo dejamos de ser felices/ por eso es que papá Dios nos bendice”, reza la letra. Tego ha denunciado las zancadillas culturales del gobierno de Puerto Rico ante cualquier cosa que huela a rebeldía. Por ejemplo, se negaron los subtítulos en español a la película ‘Malcom X’, de Spike Lee (1992). También lamenta un sistema legal de dos velocidades, donde los abogados de oficio -los únicos disponibles para los pobres- suelen ser sinónimo de condena.
En realidad, el voltaje político del reguetón va mucho más allá de sus representantes más concienciados. Se trata de un género subversivo por varias razones. Cuando daba sus primeros pasos, se encontró con la hostilidad de la iglesia católica y los grandes grupos de prensa de la derecha caribeña, que lo utilizaban como chivo expiatorio de los problemas de la juventud. Se trata de una música de resistencia, donde los pobres intentan aprovechar la única fuente de placer que nadie puede arrebatarles, que son sus cuerpos. Esa es la potencia política fundamental del 'perreo', el baile asociado al género.
Además, el reguetón tiene un fuerte componente anticolonial, que consiste en rechazar las imposiciones de la industria musical estadounidense en favor de la producción local latina. La mayoría de los maestros del género sean fans rendidos del ‘gangsta rap’ de los años noventa, pero eso no significa que renuncien a aportar sus propios enfoques sonoros. De hecho, han conseguido crear un género musical que no solo explica los conflictos del barrio, sino que además se puede bailar. Las listas de éxitos de todo el planeta llevan una década rendidas a sus pies. Por eso es natural que se hayan convertido en líderes sociales.