Siete de noviembre de 1917, en realidad 25 de octubre cien años atrás. En ese entonces Rusia todavía contaba el tiempo por el calendario juliano. Un siglo ha transcurrido desde esa fecha, el día del golpe bolchevique contra el gobierno provisional de Alexánder Kérenski y que ha quedado señalado en la memoria como punto de partida de uno de los regímenes ideológicos y políticos que reconfiguraron el mapa del siglo XX. Incluso tras la disolución de la Unión Soviética en 1991, el poderío soviético todavía muestra su efecto en la geopolítica mundial. La exhausta sociedad de los Romanov, embrutecida y hambreada tras la Primera Guerra Mundial, alimentó el lento proceso que desde febrero de 1917 allanó el camino a los bolcheviques y que desembocó en la fecha que hoy revisitan historiadores y estudiosos.
El centenario de la Revolución Rusa ha dado paso a una amplia selección de libros y ensayos que van de la divulgación al análisis. Desde El tren de Lenin (Crítica), de la escritora e historiadora Catherine Merridale, y que explica el proceso político a través del viaje de Lenin hasta Petrogrado y el camino que siguió hasta ver cumplido su propósito de dar un nuevo rumbo a la revolución, hasta ensayos como Llamando a las puertas de la Revolución (Penguin Clásicos), una antología a cargo de Constantino Bértolo que profundiza en la evolución del pensamiento de Karl Marx. A lo largo de más de 900 páginas, el lector acude al encuentro con conceptos como capital, lucha de clases o proletariado, e incluso puede revisar la versión completa del Manifiesto comunista.
Entre dos Octubres. Revoluciones y contrarrevoluciones en Rusia (1905-1917) y la guerra civil en Eurasia, de Francisco Veiga, Pablo Martín y Juan Sánchez Monroe, se centra en el periodo previo a revolución, de 1905 a 1917, al explicar el contexto internacional y la concepción que se tiene de ella en la Rusia actual. En esta línea se ubica también La venganza de los ciervos (Crítica). En las páginas de este ensayo, el catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Zaragoza y profesor de la Central European University de Budapest, Julián Casanova, intenta desentrañar la complejidad del conjunto de revoluciones simultáneas y superpuestas” que se desarrollaron en la Rusia de 1917 frente al al sistema zarista: una monarquía absoluta que agravó las condiciones que dieron paso al ascenso bolchevique. También del sello Crítica, El siglo de la Revolución. Una historia del mundo desde 1914, el historiador Josep Fontana revisa la historia desde el punto de la amenaza revolucionaria y que elige como inicio el año 1914, fecha en que la Primera Guerra mundial dinamita el viejo orden.
El sello AKAL publica 1917, un volumen coordinado por Juan Andrade y Fernando Hernández, y que reúne veintitrés textos pertenecientes a distintos autores, desde Josep Fontana o Rosa Ferré hasta Enzo Traverso o Serge Wolikoa. Además de esta historia crítica de la Revolución Rusa, AKAL publica Octubre. La historia de la Revolución rusa, un libro en el que el autor de ciencia ficción China Miéville, narra, mes a mes, el proceso de ascenso revolucionario. Desde sus elementos previos y contexto histórico hasta la electricidad popular y la agitación que recorre desde las avenidas y calles de San Petersburgo y Moscú hasta las aldeas más remotas de un imperio tocado por la desigualdad y debilidad de su estructura política.
Galaxia Gutenberg edita Breve historia de la Revolución rusa, en el que Mira Milosevich analiza los factores de la política, la ideología, la cultura y los cambios socioeconómicos que explican el estallido de la revolución en 1917. Alianza Editorial ha editado La Revolución Rusa: Historia y Memoria, del profesor José M. Faraldo, un libro centrado en la síntesis e interpretación y que aporta las múltiples lecturas que se pueden hacer de un mismo proceso histórico. Taurus publica la que se considera una visión distinta, por lo menos muy particular de la Revolución Rusa, que es la que sostiene el historiador y profesor del Bard College, Sean McMeekin, para quien todo lo ocurrido fue fruto del azar y la casualidad. Así lo defiende en las páginas de Nueva historia de la Revolución Rusa.
Estos libros de visión panorámica contrastan con otros que fueron escritos al mismo tiempo que los hechos ocurrían. Tal fue el caso del escritor y filósofo Vasili Rózanov, quien encerrado en un monasterio, en 1918, escribió los textos reunidos en El apocalipsis de nuestro tiempo (Acantilado). En sus páginas, Rózanov aporta una lectura devastadora, que parte desde cómo el imperio Ruso se hace pedazos hasta el alcance irreversible de lo que la Revolución Rusa supone. Algo más conocido, es el mítico Diez días que sacudieron el mundo (que ahora Nórdica y Capitán Swing publican con ilustraciones de Fernando Vicente), y en el que el periodista estadounidense John Reed narra los hechos que vio de primera mano cuando asistió en Petrogrado al II Congreso de los Sóviets de Obreros, Soldados y Campesinos. En este epígrafe se incluye también Historia de la Revolución Rusa (publicada por Capitán Swing), de León Trotski, uno de los actores centrales de los hechos así como una de las víctimas más significadas de la brutalidad de Stalin.
A la selección de libros pubilcados se suma La revolución rusa contada para escépticos (Planeta), un libro en el que, con ocasión de los cien años del asalto al Palacio de Invierno, Juan Eslava Galán relata los detalles de un tapiz lleno de reveses y conspiraciones. El esplendor de la corte de los zares; las hambrunas que desataron canibalismo; el viaje de Lenin por Alemania en un tren sellado; la rebelión del acorazado Potemkin; la fascinación de las duquesas por el monje Rasputín e incluso la historia de un bailarín español que, huyendo de la Gran Guerra, terminó en medio de una revolución mucho más cruenta. En este libro, Juan Eslava Galán sirve en bandeja los pedacitos de una trituradora, la revolución comunista, aquella picadora que comenzó con los Romanov y que hoy sigue escupiendo los huesos rotos de una ideología sin monumentos.