Cultura

'Ruido de fondo': el pánico americano desde el apocalipsis, el humor y el absurdo

Noah Baumbach adapta la novela homónima de Don DeLillo con Adam Driver y Gerwig como protagonistas

Recientemente, el cineasta español Carlos Vermut señaló a este medio que el cine más "arriesgado" o aquel que se sitúa "en los márgenes" está "patrocinado por las grandes plataformas". Algo similar sostiene también el veterano Manuel Gutiérrez Aragón, quien está convencido de que las plataformas han heredado el "cine de autor", tal y como señaló en una entrevista. Más allá de los largos debates que estas afirmaciones puedan traer consigo, lo cierto es que este viernes llega a los cines uno de esos ejemplos audaces que viene a confirmar estas posturas: Ruido de fondo, la adaptación que hace el director norteamericano Noah Baumbach de la obra homónima de Don DeLillo.

Baumbach uno de los cineastas indies por excelencia, responsable de la celebrada Historia de un matrimonio (2019) o Frances Ha (2012), se mueve en un terreno desconocido para él y no solo sale indemne, sino con cierto éxito en esta producción, una apuesta de Netflix en lo que para algunos se encuentra en las antípodas de Netflix, que compitió en la sección oficial de la pasada edición del Festival de Venecia. Este viernes llega a algunos cines seleccionados y el 30 de diciembre se podrá ver en la plataforma.

Nunca antes habíamos visto a este director en una aventura así: la que emprende decidido a mezclar géneros y tonos a priori antagonistas como la sátira, el terror, el cine apocalíptico, el drama o el humor negro, y su historia se mantiene fiel en los acontecimientos y en los matices a la propuesta de DeLillo.

Los conflictos anodinos de la rutina se mezclan con las paradojas terroríficas de la vida y con la posibilidad de encontrar la felicidad

Adam Driver interpreta a Jack, un profesor universitario especializado en estudios sobre Hitler. Está casado con Babette (Greta Gerwig) y vive con una familia formada por los hijos que tienen en común y aquellos fruto de matrimonios anteriores. Los conflictos anodinos de la rutina se mezclan con las paradojas terroríficas de la vida y con la posibilidad de encontrar la felicidad. Un accidente industrial en la idílica localidad en la que residen y la nube tóxica que avanza imparable plantea una huida en extrañas circunstancias a quienes han vivido instalados en la comodidad y en el consumismo.

Ruido de fondo y la química de sus protagonistas

Lo mejor de la película para esta redactora de Vozpópuli es, sin duda, la capacidad que tiene un experimentado, aunque amateur en este terreno Baumbach para mezclar los tonos y los géneros por los que se mueve, con una maestría para pasar del absurdo a la comedia familiar y dirigirse sin previo aviso al terror catastrófico, y recoger con elegancia las lecturas sobre el miedo y la muerte que hace DeLillo.

A esta capacidad para moverse entre la comedia y la metafísica, se suma también la química entre los actores principales, convincentes y responsables de elevar Ruido de fondo a algo mucho mejor, más allá de una extravagante historia con delirantes giros de guion. Del mismo modo, hay que celebrar el viaje que ha emprendido Baumbach desde el cine independiente más despojado de técnica y cuidado hasta la propuesta más elaborada, al tiempo que arriesgada, sin haber perdido la identidad y el hilo conductor de su filmografía.

Lo peor de esta película es que se acerca demasiado a la incoherencia, al menos en más momentos de los que uno desearía. En ocasiones también se observan demasiados contrastes entre lo brillante y lo decepcionante y por eso puede parecer una película irregular. Asimismo, a pesar del ritmo frenético y apabullante, de sacar de la chistera todo tipo de situaciones locas y divertidas, puede resultar un tanto aburrida. Y el aburrimiento, en ocasiones, se paga caro y puede terminar por empañar toda la película. Si es posible, es mejor quedarse con la audacia de Baumbach para contar una historia tan exigente que esperar un rato de entretenimiento.

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