Cultura

Sanar la muerte tejiendo versos: 'Siempre promete amanecer'

El poeta Ignacio Eufemio Caballero vuelca su dolor por la pérdida de su abuelo en las páginas de su poemario 'Siempre promete amanecer'

Es muy poco frecuente que un joven de hoy escriba en verso y menos aún que su producción poética sea de calidad. Y lo que es casi distópico es que el motivo para escribir estas letras sea el cariño fecundo por su abuelo fallecido. 

Pero todo es posible si hay talento y talante. Este es el caso de Ignacio Eufemio Caballero, de 25 años. Este novel poeta ha publicado su primer poemario en abril de 2024, dedicado a su difunto abuelo, en el número 1.003 de la Colección de Poesía Baños del Carmen, de Ediciones Vitruvio.

En estos textos nos adentramos en su poesía y en su biografía, como si fuera una crónica de un duelo poco frecuente, que le ha llevado a resurgir como el Ave Fénix, gracias a Dios y a la poesía.

El fallecimiento de su abuelo el 18 de diciembre de 2022, le  llevó a un “largo” y profundo periodo de reflexión, fruto de un amor grande y duradero por él.

Una primera lectura del libro resulta una agradable brisa de primavera. Expresiones sugerentes, gráficas y clarividentes como “ceñido fluir de mí, en ti”, “valles hacia tierra seguras”, “venturoso como un comensal saciado”, son agradables a la vista. Como oximorones delicados del tipo: “Serás destello de estrellas apagadas”.

Dividido en tres partes: “Lamento”, “Conversión” y "Amanecer”.  La primera muestra, con versos muy acertados, lo desgarrador que es la pérdida de un ser muy querido. Algo difícilmente superable. Que le lleva al autor a preguntar a la desesperada al fallecido cómo toma una decisión tan drástica, cuando no es libre de tomarla, le viene dada por la ley de vida: la muerte. Está tan unido a este ser tan querido que le lleva a decir versos como “Yo soy en ti”, son uno. 

“Conversión”, la segunda parte, es una muestra de una metamorfosis dolorosa.  Es un resurgir. El punto de inflexión está cuando comienzan las estrofas con la entradilla… “Que me perdone Dios…”. Son una manera de poner a Dios como testigo y de pedirle que le disculpe en ese momento, por no hacer lo que “debía” haber hecho. De esta manera llega a un momento de paz consigo mismo, y sana sus heridas.

Destaca en la tercera parte un apartado de cinco poemas, que da título al poemario, Siempre promete amanecer, que trasluce su renacer con fortaleza, tras superar el duelo. El primero de ellos dice así: 

Enhiestas las columnas de la ermita

apoltronada bajo la sombra del almendro,

eres horizonte de añoranza, 

en que tu sentencia firme acumulas; 

pegadas sobre piel y emanando el recuerdo,

la tierra silenciosa.

Esta nueva vida queda esculpida a fuego en estos versos, que son un “amanecer”. Pero antes nos desvela su terapia, su medicina, su manera de sanar: “Escribiendo he vencido a la muerte”. ¡Y de qué manera! Con delicadas poesías que ordenan, superan y expresan sus sentimientos. 

En las reflexiones finales deja claro que esta obra no sustituye la ausencia de su abuelo, pero es una obligación “proteger todo aquello que fue suyo”. Además recalca que este camino no hubiera sido posible sin Dios. Este libro es para él un encuentro con la muerte pero sobre todo “con la esperanza de la vida eterna…”.

Caballero rezuma cultura clásica con sus referencias a la mitología de la Grecia antigua: Ítaca, Prometeo, Mileto, Driades... También con sus citas bíblicas y literarias. Pero sobre todo es capaz de trascender la muerte para alcanzar su sentido, no entendido por todos.

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