El actor y director teatral Secun de la Rosa ha debutado este fin de semana en los cines españoles como director de largometraje con la película El cover, un musical que, a pesar de los obstáculos durante su rodaje, fue recibido en la pasada edición del Festival de Málaga con elogios. Ni la pandemia, ni un Benidorm desértico, ni tampoco el riesgo con el que nace cualquier ópera prima consiguieron frenar la inercia de una película honesta, sencilla, directa y cercana que merece toda la simpatía del público, incluso de los no aficionados al género.
A pesar de su modesta lista de galardones, Secun De la Rosa (Barcelona, 1969) cuenta con una de las carreras más dilatadas en teatro, cine y televisión. Además de actor teatral, ha escrito casi una veintena de textos y también ha dirigido numerosas obras. En cine, ha participado en películas de directores como Alex De la Iglesia (El bar, Las brujas de Zugarramurdi, 30 monedas) o los Javis (La llamada), mientras que en televisión destaca su trabajo en títulos tan célebres como Aída, Amar es para siempre, El Ministerio del Tiempo o Paquita Salas.
Su salto a la dirección de cine parece por tanto natural en la trayectoria de una persona inquieta y con la gran capacidad de transmitir con sinceridad y sin artificios, tal y como ocurre en El cover, protagonizada por Marina Salas y Àlex Monner, una historia sobre la familia, el fracaso y el amor a la música de quienes cantan canciones de otros en bares y hoteles de Benidorm, tal y como ha contado el actor y director en declaraciones a Vozpópuli con motivo del estreno de la película.
Pregunta: Con un experiencia tan dilatada en el teatro, ¿por qué te estrenas en el largometraje con un musical?
Respuesta: Ha sido ley de vida. Me enamoré de esta profesión en el cine, es mi primera relación con el mundo del espectáculo. Cuando uno estudia interpretación se queda enamorado del teatro, y lo que descubrí es que lo que me gusta es contar historias, así que empecé a hacerlo. Después de 20 años escribiendo y dirigiendo teatro, y de mi carrera como actor, el paso a hacer una película se ha dado como algo natural. Consideraba que lo más honesto era hacer una película con autoría pero con la humildad de un musical para crecer y aprender.
P: Entre las muchas reflexiones de esta película, haces referencia a la validez de imitar y al papel del impostor. ¿Hay aquí preguntas que te hayas hecho como actor en tu trayectoria?
R: La película está revestida de una noche de verano, una pareja, jóvenes y Benidorm, pero las reflexiones van por debajo del entretenimiento y una de las más importantes es esta: ¿Qué es el arte? ¿Qué es una copia? ¿La copia vale? Hay una defensa de estos artistas de guerrilla en Benidorm. ¿Qué es más auténtico que una chica que canta con su alma en Benidorm? En el mundo del cine pasa lo mismo: ¿Qué es más verdadero, una película con errores y desaciertos pero en la que todo el mundo ha intentado dar lo mejor de sí mismo, o una película que tiene más conciencia social y está hecha para gustar a los compañeros y que en realidad es una copia de una película francesa o alemana que ha gustado mucho?
Parece que el éxito es solo para el que es conocido o tiene un premio y que el resto del mundo está compuesto de fracasados, pero el éxito es vivir de tu profesión, hacer lo que te gusta y de lo que sientes. En nuestra profesión parece que si no trabajas no eres actor y si no te conocen es que no has triunfado.
No todo el mundo puede esperar dos años a que salga la película soñada. La gente tiene que trabajar. Hay muchos actores que se van curtiendo y que tienen cierta mirada porque han hecho cine o teatro de guerrilla"
P: La película también habla de que de los fracasos nacen triunfos.
R: Una de las cosas que más me gustan de la película es la composición del personaje de Dani que hace Àlex Monner: un joven soberbio que menosprecia a los artistas que imitan. Esto se da mucho en la profesión, pero no todo el mundo puede esperar dos años a que salga la película soñada. La gente tiene que trabajar. Hay muchos actores que se van curtiendo y que tienen cierta mirada porque han hecho cine o teatro de guerrilla.
P: ¿Cuánto tiempo has tardado en preparar esta película?
R: Bastante, porque conseguir las canciones es muy laborioso y yo hice un trabajo muy exhausto para decidir los temas y empastarlos. Era muy complicado que sonaran The Killers, Lady Gaga, Bonnie Tyler y al mismo tiempo Los chichos, Fito, Loquillo y Los Chunguitos. Había que hacer versiones muy elegantes y poperas y luego conseguir las canciones, que eran muy caras. Esta es una película pequeñita que parece grande por la música.
P: La pandemia os afectó en pleno rodaje, como le ocurrió a la recientemente estrenada Ama. ¿Cómo sobrevivió?
R: A mitad de rodaje hubo que parar la película y nos tuvimos que ir de Benidorm sin saber si la podríamos terminar, con gente del teatro que me hacía ilusión tener y algunas primeras oportunidades a actores y cantantes. Pero pronto me di cuenta de que lo importante no era la película sino la pandemia. Yo cogí covid y he estado muy grave. Fue muy reciente, hace un mes y medio que tuve el alta hospitalaria y 15 hace días que me dieron en alta. Afortunadamente todo ha ido muy bien, pero te deja un cansancio que hay que recuperar, y ahora estoy al 80% de mis capacidades.
Yo luché mucho para que mi personaje en Aida fuera simpático, cayera bien, entrara en todos los domicilios los domingos, y estuve muchos años defendiendo un personaje simpático, porque siempre se caía en el estereotipo de la marica mala"
P: Esta película habla de atreverse a ser y en las últimas semanas ha habido muchos debates en torno al asesinato del joven Samuel Luis en A Coruña y a la condena a la homofobia. ¿Cómo lo has vivido tú?
R: A riesgo de ser políticamente incorrecto, considero que es un acto de homofobia clarísimo y yo lo he vivido desde mi infancia. Afortunadamente hoy los jóvenes tienen valentía y dicen basta ya. Yo hice mi lucha desde otros sitios. A mi en el colegio me insultaron, he escuchado el maricón y mariquita, me insultaron en el instituto y en la calle, he vivido con muchísimo miedo. Afortunadamente, en la profesión de actor hay cierta libertad y me vine con 18 años a Madrid, donde he podido vivir más tranquilo. Yo vivía aterrado, sentía que mis padres iban a pasarlo mal, me sentía culpable con 18 años. Vivir con miedo y sentirse culpable con algo tan normal es terrorífico y a estas alturas todavía hay que estar pagando el peaje. Si han matado a un chaval al grito de maricón eso es homófobo.
Yo luché mucho para que mi personaje en Aida fuera simpático, cayera bien, entrara en todos los domicilios los domingos, y estuve muchos años defendiendo un personaje simpático, porque siempre se caía en el estereotipo de la marica mala.