No, no se deben rodar secuencias de persecuciones sin ninguna justificación, tampoco se de sexo más o menos salvaje con la ropa interior puesta y mucho menos se debe dialogar con frases literarias -‘¿Alguna posible datación de las muertes?’, pregunta el comisario- que hacen fruncir el entrecejo. Son cosas que no convienen en la ficción tanto televisiva como cinematográfica o que se hacían hace décadas y que hoy han quedado obsoletas, más que viejunas.
Pues bien, los momentos más destacables de la trama del primer capítulo, estrenado el pasado martes, de la nueva serie de RTVE, coproducida por la cadena RTP, la radiotelevisión pública de Portugal, quedan devaluados precisamente por eso, por situaciones que no se veían desde hace mucho, mucho tiempo.
Protagonizada por un reparto muy televisivo y muy de TVE, Elena Rivera, Rodolfo Sancho, Miryam Gallego y Miguel Ángel Muñoz, la serie está dirigida por Joaquín Llamas, también creador y guionista, y Oriol Ferrer, y es una nueva coproducción del ente público, ahora con Portugal, como ya hiciera hace poco con Chile -Inés del Alma mía, también protagonizada por Elena Rivera- o Amazon Prime Video, plataforma con la ha rodado Sin límites, aún sin estrenar.
Sequía de talento
La mejor virtud de Sequía es el protagonismo de actores portuqueses y la presencia bellísima de Lisboa, con lo que se arrinconan algunos rostros muy vistos y se oxigena el muy previsible paisaje de la ficción española saturada de Madrid, Barcelona y, por increíble que parezca, Benidorm. La también maravillosa Cáceres, por fin ‘en el papel’ de Cáceres tras muchas producciones en las que fingía ser otra ciudad, y la capital portuguesa, excesivamente quemadas por la fotografía, son los principales decorados de una trama interesante que toca elementos candentes como la España vaciada o las chapuzas corruptas de las hidroeléctricas.
Por desgracia, los tópicos enturbian el posible interés de la trama casi desde el primer momento.
Daniela Yanes (Elena Rivera), inspectora de la Policía que ha regresado a su antiguo destino, muy cerca de La Raya, la frontera entre España y Portugal, afronta un caso de hace más de veinte años. Como consecuencia de la sequía, dos cadáveres con agujeros de bala han sido descubiertos en un pantano medio vacío. Su identificación une a dos familias separadas por la frontera pero unidas en unos negocios no siempre legales.
En la investigación le ayudará el agente de la Policía Judicial portuguesa Helder (Marco D’Almeida) y, también en el sentido más íntimo, el periodista Óscar Santos (Miguel Ángel Muñoz). Por desgracia, los tópicos enturbian el posible interés de la trama casi desde el primer momento. La protagonista es, por supuesto, una mujer solitaria y de inexplicable mal humor con su familia y compañeros, lugar manido contra el que reaccionaba Maggie Civantos en una entrevista con Vozpopuli hace unos días.
El periodista es un chico cachas, más bien chulo y de éxito inapelable en sus investigaciones e insinuaciones, y la mafiosa de turno, Paula Barbosa (Miryam Gallego) es una mujer tan fría como elegante, afortunadamente vestida con una marca diferente a la de las camisetas que lleva el resto del reparto, ninguno, por supuesto, con acento extremeño. Compuesta por ocho capítulos de 60 minutos de duración, Sequía aterriza en La 1 (y RTVE Playz, plataforma gratuita de la corporación) el pasado 18 de enero. Sus autores la describen como “un proyecto muy adulto, donde todos los personajes tienen sus luces y sombras".
Coproducida por RTVE y RTP, con la participación de Orange, y en colaboración con Atlantia Media y Coral Europa, la nueva serie narra la historia de dos familias separadas por la frontera cuyas vidas vuelven a cruzarse tras el paso de los años, un argumento que permitió que entrase en la producción la cadena portuguesa: "Para que una coproducción sea exitosa tiene que fluir y uno de los puntos fuertes de Sequía es cómo se incorpora de manera orgánica la parte portuguesa. La integración de esos dos países es lo más destacable. Y creo que esto es el futuro, sobre todo con Portugal, con quien compartimos frontera y muchos aspectos culturales", señala María Eizaguirre, directora de Comunicación y Participación de RTVE.