El escritor Juan Manuel de Prada se convirtió en trending topic en las redes sociales; y no precisamente para elogiarle. Los seguidores en España de Juego de Tronos, novela escrita por estadounidense George R. R. Martin y llevada a la televisión por la cadena HBO, comenzaron un feroz ataque contra el novelista, luego de que éste afirmara en su columna en el XL Semanal, que la serie “no se entiende” y que quienes dicen seguirla en verdad fingen comprenderla por sugestión colectiva.
"Para comprobarlo, no hace falta sino visitar alguno de los tropecientos foros de seguidores de la serie que han aflorado en Internet", afirmó el escritor, quien se propuso analizar las tres temporadas de Juego de Tronos. "En todos hallamos enseguida ese clima de confusionismo espeso, desorientación o aturdimiento propio de las resacas etílicas; clima que siempre trata de disipar el más listo del foro, al que se le nota que para llegar a orientarse en medio del embrollo ha tenido que hacer horas extras".
En su descarga contra la historia de Martin, Juan Manuel de Prada fue enjundioso. Enumeró los errores argumentales en los que incurre, entre ellos su argumento “poco distintivo”. Llegó a comprar la calidad argumental de la serie con la de una película porno. "Todo resulta monótono, mazorral, íntimamente tedioso (aunque se disfrace con plumas de pavo real), como trazado con plantilla y obediente a resortes maquinales; y sus personajes no son sino un paisaje monótono que se despliega ante nuestra mirada como un campo de alfalfa. Y en los campos de alfalfa la mirada siempre se extravía, como le ocurre a nuestra atención en Juego de tronos".
No tardaron en responderle los seguidores de la serie, quienes literalmente le pusieron a caldo en las redes sociales. El asunto dio para todo tipo de sarcasmos y chistes acerca de las opiniones del escritor: desde insultos hasta sugerencias. Según los internautas, si Prada no comprende Juego de Tronos, lo mejor es que sintonice Pocoyó, dibujo animado con el que los nios aprenden los aprestos básicos de números, palabras y colores. Ésa fue una entre muchas otras afirmaciones, la mayoría contrarias a la opinión del escritor.