El amor dura tres años y algunas escenas musicales también. La que nos ocupa hoy se conoció como 'tontipop' y vivió, más o menos, desde 1997 hasta el año 2000. Dicho de otro modo, desde el primer álbum de Los Fresones Rebeldes hasta que la marea ‘electro’ cambió la vida nocturna de la capital, con sus ritmos machacones y rimas hipersexuales. Quien esté interesado en la odisea tontipop puede hacerse un experto escuchando la serie de 'podcast' que ha estrenado Subterfuge Radio, dirigida por el realizador Diego Abad -asistido por el melómano Fernando Porres-, bajo el paraguas del radiofanzine “Solo me hablas de movidas de hace veinte años”. Un pedazo de nuestra historia pop, frívolo pero entretenido. Vozpópuli habló con Abad para ampliar detalles.
Pregunta. Es obligado empezar por alguna definición del término ‘tontipop’. Creo recordar que lo inventó Antonio Baños, furibundo político de las CUP, lo cual seguramente merece comentario.
Respuesta. Una de las cosas que he descubierto haciendo este ‘podcast’ es que, al contrario de lo que pensaba, en la época nadie decía ‘tontipop’. El término que se usaba era ‘ñoñipop’, que era como lo llamaban en el fanzine de culto Mondo Brutto, aunque fue denominado de mil maneras. Entre ellas, recuerdo ‘acné pop’, ‘cocouaua sound’, ‘nocilla pop’, ‘sonido tulipán’, ‘nuevo pop cardiaco español’, ‘pop naíf’… La primera aparición del palabra ‘tontipop’ que he conseguido encontrar es del 13 de octubre del 2000, en la columna Vida Mostrenca de Jordi Costa del País de las Tentaciones, titulada La juventud española. En su libro Vida Mostrenca, Jordi incluye una nota en la que atribuye la paternidad del término a Antonio Baños, de la CUP y también del lamentable grupo indie Los Carradines. Tontipop fue utilizado por ciertos dinosaurios, crítica musical y desalmados en general, como insulto. Intentaban hacer mofa de esos jóvenes que no sabían tocar y cantaban en español, algo muy mal visto en la época. El tontipop fue una reacción ante la amuermante escena noise que cantaba en inglés. Nosotros reivindicamos el uso de la etiqueta ‘tontipop’, precisamente porque la utilizaron de forma peyorativa contra nosotros. Es un poco como lo de ‘facha’…
P. Otra figura destacada que tuvo que ver con el tontipop es el periodista Ignacio Escolar. Me gustaría saber cuál fue su función en todo aquello.
R. Nacho Escolar tuvo un papel bastante relevante en la escena del tontipop, principalmente por ser el teclista y programador de Meteosat. Pero Nacho también estuvo en Skylab, embrión del futuro Meteosat, estuvo en los inicios de Niza y produjo a muchos grupos maqueteros. Además Nacho era uno de los pesos pesados de SpanisPop, la lista de correo cuyo chat fue el antecesor directo de las redes sociales que hoy conocemos. Aquella lista nos dio grandes alegrías como el descubrimiento de Don Julio y los Chocolas. Sin Nacho Escolar, esto no hubiese sido posible. Siempre se preocupó más por la parte musical y técnica que por el faranduleo.
P. El grupo de la época que ha llegado más alto fue La Casa Azul. ¿Por qué triunfaron ellos y no otros?
R. La Casa Azul pertenece a la segunda ola de grupos de tontipop, igual que Ellos. Son grupos más interesados por lo musical que por lo aberrante. Guille Milkyway, igual que Guille Mostaza de Ellos, es un músico competente, con gran cultura musical y una pasmosa facilidad para la melodía. “Cerca de Shibuya” tema de su maqueta, se convirtió en un ‘hit’ incontestable… ¡antes de sacar su primer disco! Recuerdo su actuación en la entrega de premios del programa radiofónico Viaje a los Sueños Polares. Fue en mayo del 2000, allí es un poco cuando toma la alternativa. Acababa de sacar su primer disco, y en aquella actuación se consagró como artista. El éxito tardaría en llegar, pero creo que fue una mezcla de talento y constancia. Y constancia era algo que no había en el tontipop, donde todo era efímero.
P. ¿Cuál es la revelación que más le ha sorprendido tras decenas de horas de entrevistas con los protagonistas?
R. Uno de los problemas que me he encontrado haciendo este podcast es el de la memoria. No ha quedado casi nada de la época mas allá de maquetas y fanzines. Y la gente iba muy intoxicada en aquella época y eso no ayuda a tener un recuerdo claro. Pero eso también ha sido lo bonito de hacer el ‘podcast’, reunir a unos cuantos amnésicos y que poco a poco fuesen saliendo aquellas historias que creíamos olvidadas.
Una de las cosas que más me sorprendió fue la cantidad de alcohol y drogas que eran capaces de ingerir aquellos chavales vestidos de colorines", recuerda Abad
P. A pesar de las letras ingenuas e infantiles, las drogas fueron un elemento central del tontipop. Por lo que viví de aquellos años, se usaban en gran medida para vencer la timidez y fomentar la sociabilidad. Recuerdo salir algún día de la sala Maravillas pensando que éramos una generación que necesitaba mucho alcohol y drogas para abrirse frente a los demás.
R. Yo venía del hardcore y el punk y me consideraba un tipo duro. Pero una de las cosas que más me sorprendió fue la cantidad de alcohol y drogas que eran capaces de ingerir aquellos chavales vestidos de colorines. Sin duda, las drogas fueron el motor de aquella escena. Encontrabas porros, coca, pastillas, tripis, cubatas hasta la mitad de ron… Todo valía. Recuerdo el Benicassim del 99 como cénit de la toxicomanía pop. Eso era el “nonestopping”, no parar nunca. Sin drogas, nada de esto hubiese ocurrido.
P. ¿Cuál es su peor y mejor recuerdo de aquella época?
R. Mi mejor recuerdo de aquella época sin duda es la Fiesta Bakala que se perpetró en Siroco el 13 de noviembre de 1999. Con la excusa de la proyección de mi corto “Mi novio es bakala”, organizamos un sarao de los que hizo época. Tocaron Vacaciones en Camboya, banda efímera con miembros de Vacaciones y Felipe Fresón, Meteosat con Chema Enemigos a la batería y unos chavales de Valencia que no conocíamos y que se hacían llamar Don Julio y los Chocolas. Don Julio y los Chocolas, anomalía bakala dentro del tontipop, debutaron sobre un escenario aquella noche. Fue el concierto de mi vida. Gracias a hacer este podcast he podido rescatar el audio y el vídeo de aquella noche… Si quieren saber lo que es bueno ¡escuchen el podcast! La peor fue la muerte de mi padre, que me pilló entre el rodaje del videoclip “Vilma” de Meteosat y la Pink Punk Party. Fue bastante tremendo.
P. ¿Qué pensó al ver el anuncio de legumbres de Los Fresones Rebeldes? ¿Es significativo de alguna manera?
R. La verdad es que nunca he querido verlo… Pero a mí me encanta la publicidad. Y nada me gustaría más que poder vender mi alma por anunciar un refresco de cola. Y reírme de ello. Pero ya se hizo en aquel anuncio de Renault Laguna con un cantante que parodiaba a Eváristo Páramos de La Polla Records: “Maldita burguesía, maldita sociedad, odio el dinero y cobro por tocar”. Me parece excelente lo de los Fresones y las legumbres.
P. Karl Marx dijo que “la historia se repite: la primera vez como tragedia, la segunda como farsa”. ¿Es esta la relación entre el tontipop y La Movida?
R. Totalmente. Fue una farsa de la movida. Incluso algunos la llegaron a llamar la Removida. Fue una movida underground, sin apenas repercusión en medios y un fracaso total a nivel económico. Pero nos lo pasamos como enanos y todo nos daba igual. Borja Prieto, ex Meteosat, lo recuerda en el ‘podcast’. A Carlos Berlanga le importaba cuántos discos vendía, a gran parte del tontipop, no. Fue una farsa, una broma. Mucho mejor que una tragedia.
P. ¿Cuándo terminó todo aquello?¿Cómo se dio cuenta de que la energía estaba agotada?
R. El tontipop muere cuando abre la sala Nasti, en septiembre del 2000, aunque sus últimos coletazos llegan hasta el año 2002, año en el que Pedro Otero, locutor de EL Kastillo de las Lágrimas, da sus últimos premios enla sala Ocho y Medio. El tontipop muere comercialmente cuando unos chavales que hacen rumba, Estopa, destruyen el mercado y cualquier salida viable para el género. Espiritualmente muere con el advenimiento del electro, que sustituye lo naif por lo explícito. Simbólicamente el tontipop desaparece cuando Subterfuge publica el recopilatorio ElectroSpain donde se cuelan La Monja Enana y L-Kan, dos pesos pesados del tonti reconvirtiendo su sonido. La gira que hicieron estos dos grupos junto a Aviador Dro, ¡Qué mutada!, es el último evento reseñable dentro del género. Y se acabó.