El 26 de abril de 1960 el escritor Truman Capote llegó a Palamós (Costa Brava) en un Chevrolet negro. Traía 25 maletas y cuatro mil folios de anotaciones. Lo acompañaban su novio y secretario, Jack Dunphy, un bulldog y una gata siamesa. Apenas cinco meses antes se había producido el escalofriante asesinato en Kansas de la familia Clutter, y Capote olisqueaba como loco la ruta más directa para entrar en una historia que tenía tanto de novela como de reportaje. El problema es que no conseguía el tiempo suficiente para acometer su empresa. El periodista y escritor, el enfant terrible de las letras norteamericanas, llegó a España con la intención de encerrarse a trabajar en la que sería su obra maestra: A sangre fría (1966).
El escritor obtuvo el dato gracias al consejo de Robert Ruark, un columnista de The Washington Post que había llegado a Gerona a mediados de los cincuenta. Esa es al razón por la cual Truman Capote eligió Palamós para avanzar en su intento. Eligió la playa de La Catifa, a la que regresó además en los veranos de 1961 y 1962. Fue allí donde recibió la noticia de la muerte de Marilyn Monroe. En aquella primera visita, alquiló una mansión en un pequeño montículo en una cala, frente al mar. Fue justamente en ese lugar donde acometió de a poco lo que tomaría forma final A sangre fría.
Existe a día de hoy una ruta que reconstruye los pasos del norteamericano por la Costa Brava. Está basada en el libro del periodista Màrius Carol, L'home dels pijames de seda, novela ganadora del premio Prudenci Bertrana 2009. El itinerario incluye una ruta de enclaves en los que Capote dio cuenta de la buena vida del mediterráneo, en ocasiones, en compañía de otros personajes famosos de la época que también visitaron el municipio como Robert Ruark o Ava Gardner. Tal y como comentó la prensa catalana, en 2011, año en que se inauguró la ruta, esta incluye la calle mayor, donde el escritor compraba la prensa internacional o la ginebra para prepararse su dry martini; la casa de la zona de La Catifa, en la cual se instaló durante un verano o el hotel Trias y la vivienda situada en la cala Sanià, donde también estuvo alojado un tiempo.
En el recorrido puede verse, en la primera casa donde Capote pasó sus estancias, una inscripción con las primeras impresiones que tuvo: "Esto es un pueblo de pescadores, el agua es tan clara y azul como el ojo de una sirena. Me levanto temprano porque los pescadores zarpan a las cinco de la mañana y arman tanto ruido que ni Rip Van Winkle podría dormir [el protagonista de un cuento de Washington Irving que se quedó dormido 20 años bajo la sombra de un árbol]". En aquella década, el mediterráneo español recibió en sus calas figuras de verdadero relumbrón. Por ejemplo: Cadaqués. No sólo era el lugar preferido de Dalí, sino también el de Duchamp. Allí jugó algunas partidas de ajedrez con su vecina Rosa Regàs. Hasta allí arrastró también a algunos amigos, como Man Ray y su esposa Juliet y, más adelante, otros artistas como Richard Hamilton, John Cage,Merce Cunningham, Arman, Jean Tinguely, Niki de Saint Phalle, Roberto Matta o Dieter Roth. Todavía hoy puede verse la casa donde vivió, así como la plaza que lleva su nombre. Magritte, Pablo Picasso, Josep Pla, Paul Eluard y Eugenio D’Ors frecuentaron sus playas y lugares. Hay muchísimas opciones de alojamiento que puede consultar aquí.