Pablo Yáñez es autor del libro: ¿Por qué ha ganado Trump? La importancia de la escucha
Durante las dos últimas semanas hemos leído y escuchado diferentes análisis sobre la victoria de Donald Trump. A raíz de la publicación de mi libro ¿Por qué ha ganado Trump? La importancia de la escucha he defendido públicamente que tres son las causas principales del triunfo electoral, así como de la contundencia del mismo.
He expuesto que Trump ha sido mejor candidato que Harris tanto en su propia concepción como a lo largo de la campaña. He remarcado que el proceso de escucha que el Partido Republicano ha realizado de las necesidades, inquietudes y demandas de los electores decisivos ha sido más acertado que el de los demócratas. Y he considerado mejor el aterrizaje de las estrategias electorales en los republicanos que en quienes defendían la Casa Blanca.
Cuando defino a Trump como un candidato mejor que Harris lo analizo desde dos puntos de vista: los electores propios y consolidados y la capacidad de convencer a los indecisos Allá por 2015, cuando el magnate multimillonario Donald Trump irrumpió en las primarias presidenciales del Partido Republicano, muchas fueron las voces internas que alertaron sobre la posibilidad de que su perfil populista, sus mensajes impactantes y su polémica actitud pudiesen poner en peligro el caladero tradicional de los republicanos: el voto conservador en lo moral y liberal en lo económico.
Nueve años después podemos confirmar que eso no ha sucedido. Trump ha sabido consolidar el electorado tradicional de su partido sin haberse producido retroceso alguno en bastiones conservadores como Utah o Texas. En un escenario político extremadamente polarizado, incluso los republicanos más “centristas” o “moderados” siguen viendo la opción radical de Trump mucho más sólida que la hipotética tentación de cambiarse al bando demócrata.
Los republicanos han mantenido todos sus estados sólidos (aquellos que elección tras elección votan “en rojo”) sin ningún tipo de problema en este 2024. No solo eso. Cuando Trump aterrizó en la política estadounidense hace casi una década había dos estados cuyo ajustado desenlace siempre venía a determinar quién era el ganador final de las elecciones: Ohio y Florida. Hoy, debemos comenzar a considerar estos dos territorios como estados sólidos y referentes en el voto y en el éxito del Partido Republicano.
Pero es que además, Trump se ha mostrado como un candidato capaz de estirar la base histórica de votantes de su partido y acercarse a electorados que antes les resultaban esquivos. El apoyo al candidato republicano en el segmento de las rentas medias y bajas de estados como Michigan, Wisconsin, Pennsylvania, Arizona o Nevada ha resultado determinante para que Trump se haya llevado todos y cada uno de los siete estados llamados giratorios en estas elecciones, garantizando así su regreso a la Casa Blanca.
Pero hablando de nuevos nichos electorales, es evidente que los hispanos vienen a confirmar la realidad de Trump como un candidato mucho más transversal de lo que nunca pudimos llegar a imaginar.
Hace unos pocos años las campañas presidenciales no prestaban casi atención a los hispanos por dos razones: este colectivo participaba muy poco en las elecciones y en caso de hacerlo, votaban de forma casi unánime por el Partido Demócrata. De esta manera, unos porque ya contaban seguro con esos votos y otros porque los consideraban inalcanzables, vivían de espaldas a estos votantes.
Los demócratas se han mostrado incapaces de escuchar más allá de su propia música
El avance de Trump en estas elecciones ha sido notable en lo que se refiere a los hispanos. Veníamos de cifras que apuntan a un reparto 25-75 o 30-70 de estos votos, siempre a favor de los demócratas. En las elecciones del pasado cinco de noviembre, Trump consiguió elevar su apoyo entre los hispanos hasta más del cuarenta por ciento de estos votantes, llegando a superar al Partido Demócrata en apoyos de hombres hispanos o en la totalidad de estados clave como el citado Michigan.
Trump, como un inimaginable pero real candidato transversal, ha conseguido los mejores resultados históricos para un aspirante republicano entre los hispanos. Y eso, teniendo en cuenta que se trata del grupo demográfico que más crece año tras año en Estados Unidos, no es cosa baladí.
Ahora sumemos a su mejor perfil como candidato, la mejor “escucha” política que los republicanos han sabido hacer de los electores indecisos en los estados decisivos. Para esos votantes, la economía, el empleo, la seguridad o la prosperidad de sus familias eran temas muchísimo más importantes que las cuestiones “progresistas” que defendían los demócratas. Cada vez que Kamala Harris lograba entusiasmar a sus propios votantes hablando del aborto, clamando contra el cambio climático o entregándose a la defensa de los derechos de los colectivos LGTBI durante sus mítines, un obrero indeciso en las afueras de Detroit o de Filadelfia optaba por votar a Trump.
Los demócratas se han mostrado incapaces de escuchar más allá de su propia música. Incapaces de atender a las demandas de aquellos que no eran ya votantes demócratas y a los que no hacía falta convencer porque ya estaban convencidos. Decisiones clave de la campaña de Trump como la elección de J.D. Vance como candidato a la vicepresidencia o la puesta de los mensajes económicos en el centro de su estrategia demuestran que los republicanos han sido capaces de “escuchar” mejor y “responder” mejor a lo que exigían aquellos votantes que acabarían siendo decisivos en el resultado final.
Ha sido ese mejor proceso de escucha y de definición de las estrategias básicas de campaña las que han permitido a Trump aterrizar con más eficacia sus mensajes en el electorado estadounidense. El último tramo de la campaña previo a las elecciones, plagado de aciertos republicanos como rodear a su candidato de rostros que en el pasado habían apoyado a los demócratas (véase el caso del sobrino del ex Presidente Kennedy), ridiculizar el intento de Harris de “disfrazarse” de camarera de un McDonalds o el aprovechamiento de los deslices de un desnortado Biden son buenas pruebas de esa mejor capacidad de reacción por parte de los republicanos.
El resumen final es que a pesar de la ficticia realidad que trataban de dibujarnos los medios (estadounidenses y españoles) y que yo he venido a llamar en mi libro “la burbuja demócrata”, resultaba lógico pensar que un mejor candidato, una mejor escucha y una mejor estrategia electoral producida por esa escucha, son elementos suficientes para explicar la abultada victoria lograda por Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos.
Pablo Yáñez es autor del libro: ¿Por qué ha ganado Trump? La importancia de la escucha