Cultura

Unamuno en el destierro: camellos, denuncias por nudismo y azote de Primo de Rivera

Hace 100 años, el dictador Primo de Rivera desterró al escritor vasco a la isla de Fuerteventura

  • Miguel de Unamuno a lomos de un camello en Fuerteventura.

Acostumbrados a verlo con su impecable traje con chaleco oscuro, sombrero y gafas redondas, el rostro adusto de Miguel de Unamuno a lomos de un camello provoca una disonancia que hace pestañear al espectador. No hay testimonio gráfico, pero nos impactaría aún más observar lo que algunos habitantes de Fuerteventura denunciaron. En la azotea de una pensión, uno de los escritores más famosos del momento, recientemente desterrado a la isla por su oposición al Rey y a Primo de Rivera, tomaba el sol totalmente desnudo.  "Yo no los miro. Que no me miren ellos a mí", replicó el bilbaíno de 59 años a su casero ante las quejas de los vecinos, según relatan los biógrafos Colette y Jean-Claude Rabaté en Miguel de Unamuno.

Un frío 20 de febrero de 1924, que cayó en miércoles, Salamanca había despertado con un anuncio expuesto en un tablero de la plaza Mayor que apuntaba la que sería noticia de los próximos meses. El más célebre de sus habitantes, vicerrector de la Universidad de Salamanca y catedrático de Lengua Griega, había sido cesado de sus cargos y debía abandonar la ciudad hasta la lejana Fuerteventura. Por la tarde, todo el mundo conoce la noticia y a las ocho, el coronel gobernador civil conmina a Miguel de Unamuno a abandonar cuanto antes la capital salmantina. 

Al día siguiente, Unamuno parte al destierro recibiendo el cariño de sus vecinos que le despiden con vítores y aplausos durante 20 minutos. Allí deja a su mujer y sus hijos. También recibirá el cariño de intelectuales en Madrid, Sevilla y Cádiz, donde embarca el 27 de febrero rumbo a Tenerife, y tras un breve paso por Las Palmas llega al destino de su destierro el día 10 de marzo.

"La isla es de una pobreza triste; algo así como unas Hurdes marítimas. Es una desolación. Apenas si hay arbolado y escasea el agua. Se parece a La Mancha. Pero no es tan malo como nos lo habían pintado. El paisaje es triste y desolado, pero tiene hermosura. Además, yo no he encontrado todavía paisaje feo. Estas colinas peladas parecen jorobas de camellos y en ellas se recorta el contorno de éstos", describe Unamuno su nuevo hogar.

Unamuno se instala de nuevo congraciado por el cariño de los locales con solo tres libros en su maleta: un Nuevo Testamento en griego, La Divina Comedia y las Poesías de Leopardi.

unamuno
El escritor Miguel de Unamuno.

Prisión por dos artículos contra el Rey

Antes de su destierro ya había sido encausado en varias ocasiones por su oposición a la política de Alfonso XIII y la aventura colonial española en el norte de África. Ninguno de los procesos amedrentó al escritor que disparaba contra la sucesión de gobiernos que caían como fichas de dominó tras el desastre de Annual. Allí murieron más de 8.000 militares españoles que fueron masacrados por los rifeños en la que representó la mayor derrota de su historia militar. “Porque la campaña de Marruecos, última escurraja del empeño del exfuturo Vice-Imperio Ibérico, esa campaña, que es lo que queda del afán de desquite de lo de 1898 y de los ensueños imperialistas, esa campaña es una diversión estratégica para apartar nuestra atención del problema nacional, Que es el de este régimen de podredumbre y de negocios, de caciquerías y de clandestinidades, que nos está consumiendo. El reino está podrido”, señaló el escritor en el verano de 1921.

Pero los artículos que más incomodaban al régimen son los que apuntan contra el Rey, en los que apostaba por una república y censuraba actuaciones del monarca, más encaminadas en la búsqueda del interés personal que el nacional.

La ferocidad contra el monarca venía de lejos y en septiembre de 1920 ya había sido condenado a 16 años y dos días de prisión y una multa de 1.000 pesetas por los artículos "Irresponsabilidades" y "El archiducado de España", aunque finalmente fue indultado un año más tarde. 

En el segundo dejaba párrafos como este: "La cuestión aquí y ahora es si el archiduque de España, el Habsburgo por línea materna y por educación, es capaz de hacerse republicano y reducirse al modesto pero abnegado papel que le correspondería en una España que se prepara a hacerse del todo dueña de sí”. Escritos en el contexto de la Guerra Mundial, con las referencias al origen materno del Rey, el escritor atacaba la postura germanófila del Borbón.

Paseos con el cura y "vacaciones"

En septiembre de 1923 llegó el golpe de Primo de Rivera, la dictadura se asentó sin prácticamente oposición y Unamuno escribió una de sus citas más célebres: “¡Me duele tanto España!”. Unamuno relató en una carta a su amigo argentino Américo Amaya la “tragicómica farsa” del nuevo régimen de Primo de Rivera, “un peliculero con menos juicio que un renacuajo” que ha abierto “un régimen inquisitorial de delaciones secretas y de persecuciones arbitrarias”. “Vuelve el nefando contubernio de la cruz con la espada, O del pectoral con el fajín” y concluyó con el célebre: “¡Me duele tanto España!, cuanto más me duele más la quiero”, que según explican los autores de la biografía del salmantino terminó siendo publicada por su amigo argentino, a pesar de que era una misiva privada.

En Fuerteventura, el escritor pasa el tiempo escribiendo, leyendo, pescando calamares y dando paseos con el cura "que nada tiene de curoide". A pesar de la censura que revisa su correspondencia, Unamuno sigue arremetiendo contra el dictador y su régimen, blanco principal de sus artículos hasta el colapso del régimen en 1930. La que el dictador esperaba que fuera una cárcel asolada, se convirtió para Unamuno en "unas vacaciones" en las que se enamora del paisaje de la isla. En julio llegó el indulto y el escritor salió de la isla el día 9 con rumbo a Francia donde se exilió voluntariamente hasta la caída del dictador al que en sus textos bautizó como capirote, fantoche, frívolo, botarate, vanidoso y bullanguero, monigote, cretino, ciego, sordo, perlático, mastuerzo, monstruoso crío, codicioso, tonto entontecido…

Miguel de Unamuno en Fuerteventura.

Apoya TU periodismo independiente y crítico

Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación Vozpópuli