Cultura

Uribes, el anunciador

Para lo poco que habla, cuando lo hace es para apuntarse un tanto que no le corresponde. El responsable de Cultura y Deportes José Manuel Rodríguez Uribes tiene el don

  • El ministro de Cultura y Deportes en una foto de archivo.

Para lo poco que habla, cuando lo hace es para apuntarse un tanto que no le corresponde. El responsable de Cultura y Deportes José Manuel Rodríguez Uribes tiene el don de la invisibilidad y aunque el equipo de prensa del ministerio que dirige emite casi a diario notas de prensa de todo tipo -la mayoría de ellas prescindibles- ,al titular le cuesta dejarse ver en aquellos lugares donde se le espera: la capilla ardiente del poeta José Manuel Caballero Bonald, por ejemplo, a cuyas exequias no acudió.

La misma semana de la desaparición de una de las voces poéticas más importantes de la literatura española, Uribes hizo como quien oye llover en otro asunto relacionado con su negociado, que en su caso es el PSOE más que la Cultura. Lo cierto es que Uribes se mantuvo al margen cuando el portavoz del PSOE en el Ayuntamiento, Pepu Hernández, tachó al escritor Andrés Trapiello de “revisionista". El ministro acabó por asumir una posición. Lo hizo dos días después y porque Carlos Alsina se lo preguntó en una entrevista que concedió al programa de Onda Cero para hablar de la vuelta al fútbol.

Pero no todo van a ser incomparecencias para José Manuel Rodríguez Uribes. Esta semana dio el do de pecho al anunciar la vuelta del público a los estadios de fútbol , también acompañó a los reyes para la entrega del Premio Cervantes al poeta Francisco Brines -el galardón ahora se entrega a domicilio- y convocó una rueda de prensa para desglosar aquellos aspectos del Plan de recuperación, transformación y resiliencia correspondientes a las industrias culturales y deportivas. 

Es muy de su cartera anunciar lo que va a hacer, aunque para ello tenga que recurrir a fórmulas genéricas y paños calientes sectoriales. Ya lo hizo recién llegado al cargo y desde entonces no ha parado. Si como profesor de derecho, político y delegado de gobierno de Madrid, Rodríguez Uribes mostró destreza, como representante de los intereses de creadores e instituciones pone de manifiesto ya no un absoluto desconocimiento del sector que está obligado a defender, sino su total desinterés. 

"Primero va la vida, después el cine", dijo Rodríguez Uribes parafraseando a Orson Welles en una rueda de prensa con Salvador Illa durante el estado de alarma de abril de 2020. Uribes se conduce mejor cortando cintas rojas de proyectos ajenos que en el trabajo directo con quienes producen, preservan y divulgan la actividad creativa en España. No sólo desconoce cómo funciona el frágil tejido de las industrias culturales a las que ignora, sino que además incurre en el brochazo y el desprecio a sus figuras más importantes. 

Pasan los meses y Uribes seguirá siendo un ministro cuota, alguien impuesto para cubrir la papeleta en la foto de conjunto, y soltar con bombos y platillos medidas genéricas. Estén o no en un plan de resiliencia su previsión para el impulso de la cultura es tan impreciso y fugaz como una ocurrencia, algo que se lee en un papel cuando conviene, que no necesariamente cuando toca.  

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