Comenzó a estudiar medicina, pero abandonó la carrera para dedicarse a la fotografía, un oficio que ejerció precozmente y con el bisturí más afilado: su mirada. Se trata de Xavier Miserachs (Barcelona 1937-1998), fotógrafo al que La Fábrica dedica en esta oportunidad un nuevo volumen de la colección de fotógrafos españoles, PHotoBolsillo y en cuyas páginas se hace un recorrido a lo largo de su extensa obra.
Comerciantes, tenderos, jóvenes, niños y familias son protagonistas de la serie que le dio a conocer: Barcelona, blanc i negre
Considerado unánimemente como uno de los nombres fundamentales de la fotografía documental española, Xavier Miserachs inició su carrera como "fotógrafo ilustrador", según explica el fotógrafo y más cercano de sus amigos Oriol Maspons en el prólogo del libro. Tras finalizar el servicio militar en 1961, Miserachs instaló su estudio profesional, desde el que fue alternando encargos con la realización de un trabajo fotográfico específico. Se adentró en la Barcelona de los años sesenta mediante la exploración directa de sus calles, sus ambientes, su gente y su vida. Comerciantes, tenderos, jóvenes, niños y familias son protagonistas de la serie que le dio a conocer: Barcelona, blanc i negre. Las imágenes de esta entrega hoy forman parte de importantes colecciones como la del MACBA y fueron las que le permitieron a Miserachs formar parte de una exposición colectiva junto a Leopoldo Pomés y Francesc Catalá-Roca. Años antes, en 1957 había presentado su primera muestra, junto a Ricard Terré y Ramón Masats, artistas con los que empezó a integrarse en la corriente de la fotografía profesional y con los que sentaría las bases de la fotografía documental de los años 60.
También llevó a cabo otras entregas que identifican y dan identidad a su trabajo. Una de ellas Costa Brava Show, en la que retrata las playas, las gentes y la distendida atmósfera veraniega en Ibiza, Tossa del Mar, Cadaqués y Calonge. Por el contrario, las fotografías de su serie Andalucía barroca giran en torno al trabajo. Ya no aparecen mujeres disfrutando del sol en las playas, sino toreros, ganaderos y procesiones de Semana Santa que acercan al espectador al concepto de la vida religiosa como piedra angular de la idiosincrasia andaluza. Las imágenes de aquellos años dieron lugar a destacados fotolibros: Barcelona. Blanc i negre (Aymà, 1964), Costa Brava Show (Kairós, 1966) y Los cachorros (Lumen, 1967). Entre las influencias que mayor impacto tuvieron en su trabajo destacan la obra del fotógrafo William Klein y sus libros de ciudades. Asimismo, al igual que en sus compañeros de generación, la exposición The Family of Man (1955) causó en Miserachs una honda impresión.
A partir de 1966 empezó a viajar de forma constante, merced a su trabajo como corresponsal para las revistas Actualidad Española, Gaceta Ilustrada, La Vanguardia, Interviú y Triunfo.
Desde finales de los años sesenta, Miserachs fue ampliando su actividad como fotógrafo para incluir la publicidad, el reportaje y la fotografía editorial. A partir de 1966 empezó a viajar de forma constante, merced a su trabajo como corresponsal para las revistas Actualidad Española, Gaceta Ilustrada, La Vanguardia, Interviú y Triunfo. En 1969 fue cofundador y primer profesor de fotografía de la escuela Eina, y en 1970 su actividad se extendió puntualmente al cine: fue realizador y director de fotografía de dos películas underground, dirigidas por Enrique Vila-Matas y Emma Cohen, y también dirigió y produjo el cortometraje Amén, historieta muda aquel mismo año.
Entre sus trabajos también destaca el que realizó sobre La Gauche Divine, movimiento espontáneo de los años setenta barceloneses, conformado por arquitectos, artistas y escritores que trabajaban en un ambiente de libertad en una España en la que aún quedaban resquicios de la dictadura. En los últimos años de su vida, Miserachs dejó testimonio de su concepción de la fotografía. Publicó los libros, Fulls de contactes. Memòries (Edicions 62, 1998) y Criterio fotográfico (Omega, 1998), ambos publicados el año de su muerte.