“Adondequiera que estuvieran yendo, bromeó el hombre, habían llegado”. Sergio y Lidia están por comenzar sus días de vacaciones. El matrimonio joven ha llegado en un Ferry proveniente de Nápoles hasta el puerto de Positano. Desde ahí un taxi les ha de llevar hasta Amalfi, el lugar donde transcurre una historia en la que nada es lo que parece.
Una noche en Amalfi (El Aleph, 2012), la más reciente novela de la escritora asturiana Begoña Huertas, quien juega con una prosa concisa y una cadena de extraños sucesos cuyas apariencias terminan por no ser tales, crea una compleja trama psicológica en la que sus personajes terminan envueltos hasta terminar en una profunda confusión. Aturdidos. Indefensos. Con ellos, el lector avanza en una lectura difícil de abandonar y que se hace cada vez más intensa gracias al clima asfixiante y la tensión narrativa que va en aumento.
“La inquietud está en dos aspectos: la capacidad de auto engañarnos y ver cómo el cerebro es capaz de interpretar la realidad".
“La inquietud está en dos aspectos: la capacidad de auto engañarnos y ver cómo el cerebro es capaz de interpretar la realidad. Ése es el germen porque, ¿qué más miedo que no saber qué pasa a tu alrededor?”, comenta Begoña Huertas, quien no pierde de vista que, además de la idea literaria del engaño e incluso la crueldad, está de por medio el tema de las relaciones.
“En estos años, hemos caído en una etapa de hiperindividualismo. Hoy hay que ser empresario, tener marca, ser exitosos y eso se ha trasladado a las parejas, eso ha influido en la pareja. La gente se pregunta, ¿qué gano yo con esto? Es lo que llamo las parejas IKEA, una pareja que desmontas y montas otra. Esa, en cierta forma, es el germen de la novela
En medio de esta novela de intriga psicológica, la costa Amalfitana nos retrotrae a la idea del glamour, de la jet set, “esa idea de la ensoñación que se puede convertir en pesadilla”, comenta Begoña Huertas.