El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, comparaba esta semana el bombardeo de Guernica de 1937 con la actual situación en su país. En su gira de videollamadas por los parlamentos de Europa, Zelenski, apeló a diferentes pasajes históricos nacionales para conmocionar a los diputados. La Segunda Guerra Mundial y la lucha contra el Tercer Reich fue el elemento más repetido en la mayoría de los países. "No quisisteis perder vuestro país cuando los nazis quisieron arrebatároslo. Luchasteis por él", recordó en el parlamento británico. "Escuchad qué dice el Kremlin, son las mismas palabras, la misma terminología que los nazis usaron contra vosotros", apeló ante la Knéset de Israel. El ataque contra Pearl Harbour o el bombardeo contra el puerto de Róterdam también sirvieron para conmover a los políticos estadounidenses y holandeses.
Zelenski ha utilizado en su gira el reciente pasado traumático de los principales Estados para empatizar con la situación que sufre su pueblo. Desde que comenzó la invasión, el presidente ucraniano ha mantenido un reconocible look protagonizado por una ajustada camiseta verde caqui que sitúa al primer ministro al pie del cañón.
En sus intervenciones, el presidente reúne los cuatro elementos de la persuasión que Aristóteles recogió en su ‘Retorica’: 'ethos', 'pathos', 'logos' y 'kairos', y que el historiador Javier Alonso analiza en ‘Discursos históricos’ (Arzalia) en algunas de las prédicas más célebres de personajes como Pericles, Jesús de Nazaret, Abraham Lincoln, Winston Churchill, o Martin Luther King.
Atenas es Ucrania
Si Zelenski intervino en el Congreso cuando el mundo tenía un nudo de rabia en la garganta por la matanza de civiles en Bucha; Pericles, gobernante de Atenas honraba a los muertos de su polis en el primer invierno de la guerra del Peloponeso contra Esparta (431-430 a.C), en su discurso fúnebre que ha llegado a nosotros gracias a Tucídides.
Según Alonso, el líder ateniense reunió cada una de las cualidades del arte de la persuasión. El 'ethos' que mencionó Aristóteles aludía a la autoridad del orador. Para Alonso, “Pericles era Atenas, y se disponía a hablar de las virtudes atenienses”. En nuestro símil con Zelenski, en los últimos años, pocas personalidades se pueden acercar al 'ethos' que ha sido capaz de atesorar el presidente ucraniano en un mes de guerra, auténtica encarnación de la resistencia mostrándose a diario en las calles de Kiev.
Con casi dos milenios y medio de distancia, el contexto de Pericles y Zelenski tenían el pathos (recurso de emocionar al espectador) ganado. También resulta conveniente la comparación con el “sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor” de Winston Churchill al que Zelenski citó en su alocución en el parlamento británico. El 13 de mayo de 1940, Churchill pronunció este discurso desde la Cámara de los Comunes como recién nombrado primer ministro, justo cuando los alemanes comenzaron la invasión de Bélgica, Luxemburgo y Países Bajos. Su predecesor Neville Chamberlain había dimitido tres días antes, tras el fracaso de la operación aliada en Noruega.
El 'premier' presentó el nuevo gobierno, alertó de una dificil guerra "estamos en la fase preliminar de una de las grandes batallas de la Historia" y dejó la famosa sentencia: "No tengo nada que ofrecer, salvo sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor". Churchill terminó su alocución invocando a la unidad en una arenga patriótica llamando a la victoria y a la supervivencia del Imperio británico: "En este momento me siento autorizado para reclamar la ayuda de todos y decir: Venid, pues, avancemos juntos con nuestras fuerzas unidas".
Elogio a la libertad
La escena de Pericles dirigiéndose a sus conciudadanos inmediatamente después de enterrar a los atenienses muertos, Zelenski con su camiseta militar jugándose el pellejo en la Ucrania bombardeada, o Churchill recién llegado al poder cuando los alemanes han comenzado su expansión hacia el oeste dan buena cuenta del 'kairos', la idea del momento oportuno del discurso.
Finalmente, estos tres elementos refuerzan al 'logos', la parte razonada de la exposición que en Pericles y Zelenski se vuelve una oda a la libertad frente a sus tiránicos enemigos. “Pretenden destruir no sólo a nuestra gente, no sólo el fundamento de la vida pacífica, sino también la posibilidad de vivir sin dictadura, la posibilidad de vivir sin violencia estatal, la posibilidad de ser una democracia fuerte y transparente, la posibilidad de que diferentes comunidades religiosas puedan convivir en paz. El régimen ruso no contempla todo esto, algo que para Ucrania es habitual. Rusia pretende que en Ucrania domine un solo régimen, un régimen de tiranía”, proclamó Zelenski ante el Congreso español. Una mención a la libertad que el ucraniano repitió en todos los parlamentos democráticos, y que henchía el pecho de Pericles y le alzaba moralmente por encima de los espartanos que esclavizaban y expulsaban a los extranjeros: “permitimos que nuestra ciudad sea común a todas las gentes y naciones, sin vedar ni prohibir a persona natural o extranjera ver ni aprender lo que bien les pareciere, no escondiendo nuestras cosas aunque pueda aprovechar a los enemigos verlas y aprenderlas”.