Cultura

Zemmour, Dreyfus y la eterna batalla entre las dos francias

Los fantasmas del pasado vuelven. Hace un siglo y pico Francia se dividió en dos en una auténtica "guerra civil no armada" (aunque hubo muertos). La razón fue el caso

  • Éric Zemmour, candidato al Elíseo.

Los fantasmas del pasado vuelven. Hace un siglo y pico Francia se dividió en dos en una auténtica "guerra civil no armada" (aunque hubo muertos). La razón fue el caso Dreyfus, un capitán judío falsamente condenado por espía, paradigma del antisemitismo moderno. Ahora lo ha resucitado Éric Zemmour, posible candidato a las elecciones presidenciales y enfant terrible de la prensa, que pone en duda la inocencia de Dreyfus, un auténtico icono para la izquierda tradicional.

El caso Dreyfus fue tremendamente farragoso, pero en esencia fue como sigue. La sección de Estadísticas del Ministerio de la Guerra (tapadera del contraespionaje francés) contrató a la limpiadora de la Embajada Alemana en París para que le diese el contenido de la papelera del agregado militar alemán. Allí, en octubre de 1894, encontró una carta –anónima por supuesto- en la que un oficial francés ofrecía la venta de documentos secretos militares. Parece muy tonto, pero fue lo más inteligente que hizo el contraespionaje francés en varios años.

Lasección de Estadísticas encargó a dos de sus oficiales que buscasen al espía, uno era idiota y el otro un canalla. ¡Funesta combinación! De descubrir al traidor se encara el idiota, Armand Auguste Charles Ferdinad Mercier du Paty de Clam, cuya noble estirpe dice remontarse al tiempo de los Capetos. Aplica el sistema de la deducción, como ha leído en las novelas de Sherlock Holmes. Como la carta anónima habla de artillería debe ser un oficial de artillería. Como ofrece secretos debe estar destinado en el Ministerio de la Guerra. Como es un traidor no puede ser un caballero. ¿Quién encaja en este perfil? Alfred Dreyfus, capitán de artillería destinado en el Ministerio y judío, luego no es un caballero según la óptica de Du Paty. Además ¡habla alemán! (porque ha nacido en Alsacia, donde todo el mundo lo habla). Y por si fuera poco, viaja a Alemania (porque va a ver a su familia a Alsacia, que hasta 1870 era francesa). ¿Para qué buscar más. Du Paty le ofrece a Dreyfus una salida honorable, un revolver para que se suicide, pero Dreyfus lo rechaza y clama que es inocente. Ya decía Du Paty que no era un caballero.

Enseguida va a descubrir la chapuza del caso Dreyfus: se ha condenado a un inocente, y además el auténtico traidor sigue libre y haciendo de las suyas


No hay ni una sola prueba ni testigo en contra de Dreyfus, pero entonces entra en acción el canalla, el comandante Hubert Joseph Henry, que se encarga literalmente de fabricar pruebas falsas y buscar testigos dispuestos a todo, a la vez que filtra informaciones a la prensa de extrema derecha, que monta una campaña antisemita. El consejo de guerra se resuelve en unas horas, es una farsa absoluta y Dreyfus es condenado a cadena perpetua y deportación a la Isla del Diablo, expresivo nombre de una colonia penitenciaria en la Guayana Francesa. Es mandarlo fuera de este mundo y ahí se acaba el Caso Dreyfus, piensa el Ministerio de la Guerra.


Un error judicial

Dos años después, 1896, hay un nuevo jefe del contraespionaje, el teniente coronel Picquart. Aunque según Zola es un "apasionado antisemita", Picquart es inteligente y honesto. Enseguida va a descubrir la chapuza del caso Dreyfus, lo que plantea dos problemas: se ha condenado a un inocente, y además el auténtico traidor sigue libre y haciendo de las suyas. Enseguida lo descubre, es el comandante Marie-Charles-Ferdinand Walsin Esterhazy, vástago podrido de una noble familia, a quien el propio agregado militar alemán, para el que trabaja, apoda "el Sinvergüenza".

Pero cuando Picquart lleva las pruebas de la traición de Esterhazy a sus superiores, el Ministerio de la Guerra se niega a aceptarlas, porque eso sería reconocer su error. Picquart intenta dar la batalla por la verdad, pero las autoridades militares lo envían a África con la esperanza de que muera en el desierto, lo encarcelan, intentan asesinarlo.

Pero Picquart no está solo. A finales del 96 se publica en Bruselas un folleto titulado Un error judicial. La verdad sobre el caso Dreyfus, obra del periodista anarquista y judío Bernard-Lazare. Y el 25 de noviembre de 1897 Émile Zola, el gran escritor ya mencionado, publica el primer artículo en Francia a favor de Dreyfus, que aparece en Le Figaro. Curiosamente Le Figaro es desde hace 25 años el periódico donde escribe Éric Zemmour, que ahora pone en duda la inocencia de Dreyfus.

Hoy día Francia vuelve a estar dividida, pero curiosamente el antisemitismo ha tomado un nuevo rumbo

Francia se divide en dos. Mejor dicho, está dividida en dos desde hace un siglo, desde la Revolución Francesa, entre monárquicos y republicanos. Pero en 1897 ambos bandos se lanzan a la palestra por el Caso Dreyfus. A un lado están los enemigos de la Tercera República: las fuerzas conservadoras, los antisemitas, la Iglesia y el Ejército, donde se ha refugiado la aristocracia. Del otro están los republicanos y progresistas, los intelectuales y los judíos.

Hay sin embargo una fuerza política que se inhibe, los socialistas, que dicen que es una querella "entre burgueses". La honrosa excepción es Jean Jaurés, al que su partido manda al ostracismo y le hace perder el escaño de diputado, aunque luego volverá y se convertirá en su máxima figura.

La guerra civil por Dreyfus dura años, porque el Ejército se encastilla en 'mantenella y no enmendalla'. Tendrá que venir un nuevo presidente de la República, Emile Louvet, que en 1899 indulta a Dreyfus, pero éste quiere reparación en los tribunales, y hasta 1906 no se produce el fallo del Tribunal Supremo anulando la sentencia del consejo de guerra por injusta. Al día siguiente, la Cámara legislativa vota una ley reintegrando a Alfred Dreyfus al ejército con el grado de comandante.

Hoy día Francia vuelve a estar dividida –como España- pero curiosamente el antisemitismo ha tomado un nuevo rumbo. Quienes atacan ahora a los judíos, profanan sus cementerios, los hostigan e incluso asesinan, son los islamistas… Que cuentan con el apoyo de los que en Francia llaman "islamo-izquierdistas", esa nueva izquierda radical surgida por toda Europa tras la crisis del comunismo.

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