El compositor Ryuichi Sakamoto falleció el pasado 28 de marzo a los 71 años, tal y como ha informado su propia cuenta oficial de Twitter. Se trata de uno de los creadores de bandas sonoras más importantes del planeta, trabajo por el que recibió un Oscar en 1988 por la película El último emperador.
Aunque no se conoce la causa de la muerte, Sakamoto padecía un cáncer rectal desde hacía tiempo. Una enfermedad que no le impidió publicar un álbum que sirvió para despedirse de la música hace apenas dos meses. El pianista, que sufrió un cáncer de garganta en 2014 del que logró recuperarse, confirmó a principios de 2021 que tenía un cáncer colorrectal, que se extendió a otros órganos en forma de metástasis. Sakamoto se sometió a seis cirugías el año pasado, incluyendo una de 20 horas para tratar de eliminar un tumor primario en el recto y otros que se produjeron por la metástasis.
"Mientras se encontraba en tratamiento para el cáncer descubierto en junio de 2020, Sakamoto siguió creando trabajos siempre que su salud lo permitía. Vivió con la música hasta el final", señaló su agencia, commmons, en un comunicado.
Según la agencia y de acuerdo a los deseos del artista, el servicio funerario se habría celebrado con sus familiares cercanos, aunque no aportó mayores detalles y pidió que se respetara la privacidad de la familia. "Ars longa, vita brevis. El arte es largo, la vida es corta", destacó el texto de commmons como una de las frases favoritas del compositor.
También trabajó en otras películas de renombre, como la oscarizada El renacido. Además, tiene un fuerte vínculo con nuestro país, ya que trabajo en la banda sonora de 'Tacones rojos', película dirigida por Pedro Almodovar en 1991.
Sakamoto fue uno de los creadores japoneses más internacionales de su tiempo, con una obra compleja y que ha estado formada por varias etapas, desde su primer grupo de éxito, el experimental Yellow Magic Orchestra, hasta la creación de bandas sonoras.
Su último concierto fue el pasado 11 de diciembre, en formato "online" para que sus fans de diferentes husos horarios pudieran escucharlo, y cuando su cáncer se encontraba ya en fase IV, por lo que muchos de sus seguidores pensaban que podía ser el último.